Crónicas cotidianas

Tanto que le pedí a Dios por ti

Jueves, 08/08/2024 01:12 PM

Yeison estaba emocionado por haber comprado su moto Bera, que está pagando a razón de 40 dólares mensuales que es parte de su sueldo de su trabajo en la venta de pinturas al mayor. A sus 21 años, tenía planeado, una vez pagada la moto, comprar una de mejor calidad, conseguir un mejor trabajo, y ayudar a su mamá a terminar la casa en la que nació allá en el barrio Bolívar de Valencia. Pero el día domingo 28 le llegaron sus dos altos panas, Alonso y Gonzalo, también en sendas motos nuevecitas. Alonso trabaja en una fábrica de carteras y se administra bien, por lo que había reunido 500 dólares, su padre le dio 300 y su hermano le prestó 200, que fueron suficientes para comprar su Bera que le costó 900 en efectivo. Y Gonzalo consiguió la de él a través de un plan que hizo la gobernación de Carabobo para algunos empleados, y como su tío trabaja allí, le dieron también su Bera nuevecita. Como no tiene trabajo fijo, hace mototaxi y delivery. Los tres se conocieron en el liceo cuando tenían 12 años y de allí nació la amistad que no se ha detenido. Las novias, los tragos y las fiestas, siempre con la mente en la chamba. Incluso han hablado varias veces de montar un negocio juntos. Pero el domingo les cambió por completo el destino. Alonso y Gonzalo llegaron temprano a casa de Yeison y le dijeron que estaban pagando 25 dólares por ir a guarimbear. "Marico, van a ser tres días, nos metemos 75 dólares al bolsillo. Los tipos nos dan la gasolina". De esa manera, los tres amigos, que no votaron porque no están inscritos en el CNE, se fueron al sitio de concentración por el barrio Federación. La orden de movilización comenzó a las 11 de la noche del domingo, mucho antes del anuncio de los resultados, y ya ellos, junto a unos 80 motorizados más, andaban por las barriadas del sur de Valencia, alentando, alardeando y armando escándalos. En una parada que hicieron en el mercado periférico de La Candelaria, se encontraron a otros motorizados, más viejos y más veteranos, con quienes entablaron una conversación. Ellos, ya corridos en estas lides, les dijeron que debían cobrarles de inmediato porque después no consiguen quién les va a pagar. Pero, además, les informaron que el pago era 100 dólares por día y que, de seguro, quienes lo contrataron se estaban cogiendo 75 dólares por cada uno. "A mí la vez pasada me jodieron un día. Pero como yo le echo mucha bola, rompo vainas, jodo carros y vaina, me buscaron, me pagaron completo y me nombraron coordinador de motorizados en el sur, pero me pagaron de una vez. Yo les cobré 500 más la gasolina", les contó el veterano.

Los muchachos se dieron cuenta de que había algo raro allí y por fin se encontraron con quien los contrató a la altura del Palacio de Justicia, a quien le reclamaron, por lo que se produjo un impase, una discusión y por fin accedió a pagarles 50 dólares y la gasolina, y les pagó de inmediato. A las dos de la mañana, Yeison se cayó cuando iban hacia la avenida Bolívar, pero no pasó a mayores. Solo un raspón en la pierna derecha y roturas en la moto. Se fue a su casa, arrecho, y golpeado a dormir. El lunes, los amigos lo fueron a buscar temprano. Pasaron por una casa en un barrio por La Romana, en donde les dieron arepas y café. Allí estaba el contratante, había armas y explosivos caseros para las guarimbas, quien les explicó que el día iba a ser candela y que debían mostrar guáramos. Le dio 50 dólares a cada uno y les prometió 50 más al finalizar la tarde. Había concentraciones en varias partes de Valencia, sobretodo Naguanagua y La Isabelica. A la altura de El Tijerazo, uno de los jefes lo detuvo y le montó una mujer atrás. "Ella es tu jefe ahora. Ve con ella para donde te diga", le ordenó. Los amigos se habían separado entre cantidades de motos -por cierto vendidas y entregadas por el gobierno para la protesta-, y Yeison tuvo que desviarse varias veces. Fue a El Trigal, donde la mujer salió con un maletín lleno de dinero. De allí fueron a Prebo, donde, al parecer, dejó parte de ese dinero y se incorporaron a la marcha que ya iba a fuerte Paramacay, pero alrededor de las tres de la tarde, comenzaron a llegar las tanquetas de la GNB y comenzó la dispersión. En menos de diez minutos no quedaba nadie allí. La mujer llamó por teléfono y luego de hablar, le dijo a Yeison que la dejara en la avenida Bolívar y él se fuera para la avenida Aranzázu.

La concentración entonces fue en el Mercado Periférico de La Candelaria, donde en media, a eso de las 5:30 de la tarde, se apareció un contingente de la policía de Carabobo. Piedras, palos y gases lacrimógenos. Muchos trataron de escaparse hacia el barrio 19 de Abril, pero en la estampida desordenada de decenas de motos y carros, Yeison fue embestido. La moto quedó inservible, él con un brazo y una pierna fracturada, esperando para ser operado en la CHET y custodiado por la policía porque le van a hacer cargos por el Ministerio Público. Solo está su mamá y la policía esperando a que se recupere. Gonzalo también fue detenido y la moto en la policía. Alonso logró escapar. "Mamá, no llores que yo me voy a recuperar", le dijo a la madre. "Cuándo hijo. Te van a meter a la cárcel, perdiste la moto. Cuándo te vas a recuperar. Dónde está el tipo que te contrató para que te venga a ayudar. Por qué no me escuchaste. Milagro que no estás muerto. Tanto que le pedí a Dios por ti".

Echado en la cama, en espera de la operación, y custodiado por un policía, Yeison mira hacia el techo. Quizás ruega que la Fiscalía lo perdone por su participación en los hechos.

Nota leída aproximadamente 267 veces.

Las noticias más leídas: