Simón Bolívar, nuestro líder fundamental, en sus dos sentidos, principal y fundador, sustentó su visión de una América unida y libre apoyándose no solo en su capacidad militar y política, sino también en la importancia que atribuía a la comunicación en todos sus aspectos. Bolívar, además de ser un líder militar y político, también fue un inquieto comunicador y con su prosa y poesía reflejaban su pasión y su capacidad para manejarse en el mundo de las ideas. Aunque parece que no se puede precisar con exactitud el número total de sus cartas, se considera que escribió más de veinte mil.
Si Simón Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, viviera en nuestra era de tecnología digital seguramente sería un gran influencer y un prolífico productor de contenido y sus palabras resonarían en medios y redes como lo hizo nuestro Hugo Chávez. Hay que acordarse que Chávez, sorprendiendo a propios y extraños, fue pionero en el uso de las redes para la difusión de los ideales de la revolución bolivariana venezolana.
Bolívar demostró que la palabra, pensada y gestada en la intimidad de su alma, era su herramienta más poderosa.
El por supuesto entendía que los medios de comunicación eran instrumentos de poder y dominación pero adelantándose a su época postuló que el periodismo debía ser popular, integral e incluyente, y que la imprenta sería la artillería del pensamiento. En nuestro caso tendríamos la guerrilla comunicacional, que hoy es guerra abierta y en gran escala.
La comunicación fue un pilar clave en la estrategia de Bolívar para movilizar a las masas y ganar la confianza de sus seguidores. En un contexto donde la información viajaba lentamente y la comunicación escrita era esencial, Bolívar utilizó panfletos, cartas y discursos para difundir sus ideas y movilizar el apoyo popular. Reconocía que la palabra escrita era un poderoso instrumento para la educación, la concienciación y la formación de la opinión pública y a través de sus escritos y pronunciamientos, no solo comunicaba su visión política, sino que también intentaba educar al pueblo sobre la importancia de la libertad y la soberanía.
Además, Bolívar entendía que la comunicación efectiva era vital para consolidar coaliciones y alianzas entre diferentes grupos que luchaban por la independencia. En un territorio diverso y fragmentado, donde existían múltiples intereses y perspectivas, su habilidad para articular un mensaje claro y convincente fue fundamental.
Una de las muestras más evidentes de su compromiso con la comunicación fue su participación en la creación de periódicos como "El Correo del Orinoco" y aunque la lectura solo estaba confinada a los grupos más elitescos Bolívar pudo informar, educar y movilizar a la población convirtiéndose en plataforma para discutir ideas, compartir avances en la lucha por la independencia y fomentar un sentido de identidad nacional entre los ciudadanos.
Asimismo, Bolívar valoraba el papel de la comunicación en la construcción de un nuevo orden político. Sabía que una vez alcanzada la independencia, el desafío sería mantener un sistema republicano sólido y una sociedad cohesionada y que la comunicación era esencial para fomentar el debate público, la participación ciudadana y la transparencia en los asuntos del Estado
Hay que señalar también la relevancia de la comunicación en su visión de la educación pues creía que una ciudadanía informada y educada era fundamental para el éxito de la república y que la comunicación jugaba un papel crucial en este proceso.
Así que Bolívar nos dejó también un legado comunicacional que sigue teniendo repercusiones en la historia y en la identidad de Venezuela y América Latina.
Y aunque él siempre pensó que la comunicación tenía que estar al servicio de la humanidad, tal como recordó Víctor J. Rodríguez en 2009, hay que señalar que la comunicación esta es al servicio del capital e inclusive los medios que no tienen ese papel directamente como los religiosos ellos están es al servicio, no de los fieles, sino en interés del vaticano o de las congregaciones evangélicas, por lo que lograr la independencia comunicacional de las grandes empresas y organizaciones no está prevista ni a corto ni a largo plazo, por lo que Venezuela debería continuar el desarrollo de sus propios medios que permitan un desarrollo propio, lo cual es perfectamente posible.