Como resultado de las elecciones presidenciales realizadas en Venezuela el pasado 28 de julio, hay unas cifras que nadie discute y que pueden ser de interés al momento de analizar el futuro de la política en nuestro país. Se trata de las cifras que revelan el nivel de abstención que hubo y la votación emitida por los otros ocho candidatos que participaron en la contienda electoral.
Con base en la cantidad de electores registrados que tenían derecho al sufragio, de unos 21 millones de electores, el total de votos emitidos ronda los 12 millones, es decir, la participación fue más o menos del 60 %, con lo cual la abstención se ubicó en el 40 %.
Suponiendo que de los 8 millones de electores que no votaron, el 50 % se encuentra fuera de Venezuela, quiere decir que 4 millones de los que aquí habitan simplemente no votaron. Si a eso agregamos que los otros ocho candidatos sumaron unos 600 mil votos, no deja de ser llamativo el rechazo expresado por una significativa parte de los electores hacia las dos opciones principales.
Es evidente que las cifras antes mencionadas revelan que el triunfo que se atribuyen las dos opciones principales no ha sido tan avasallante como se quiere mostrar, sino que más bien puede ser considerado como modesto en términos de cifras absolutas.
La cifra de la abstención representa un nicho electoral que debe ser trabajado por todo aquel que quiera hacer propuestas novedosas hacia el futuro, en el contexto de la política venezolana. Y la cifra de los votos alternativos muestra, en lo concreto, la realidad de las otras ocho propuestas que se hicieron. Destacan sin duda los 150 mil votos que los adecos obtuvieron en la tarjeta blanca, y los 120 mil que obtuvo el candidato Antonio Ecarri. Cada quien sabrá entonces qué hacer en los meses por venir.