Yo daba clases de literatura en un liceo de Petare, cuando entré a la escuela de Letras de la UCV, porque en realidad siempre fui un amante de la lectura, y creí que ese era el camino. Venía de la Escuela de Educación.
Para entonces yo era militante de una organización que creía en la toma del poder por la vía de las armas; que tenía varios frentes políticos. En la UCV y algunos liceos de Caracas, operábamos como la Fuerza Popular Estudiantil (FPE). En la Escuela de Letras conocí a Néstor Francia, quien era dirigente nacional de Ruptura, pero en la escuela formaba parte de un grupo cultural y teatral, por lo que era un hombre muy conocido. Nos hicimos amigos, pero él ya estaba por graduarse. Sin embargo, estaba rezagado en una materia que vimos juntos, llamada "La Palabra escrita en Latinoamérica" que dictaba un uruguayo, Álvaro Barros Lemez, quien murió en Bolivia en el 2004. También vimos juntos un seminario de "Literatura Venezolana" que dictó el escritor guayanés José Balza. Después de ese semestre en el que vimos dos materias juntos, no nos vimos más. A la mitad de la carrera, no me convenció y me cambié para comunicación social.
Luego formé parte de la Dirección Nacional de la Nueva Alternativa, que era una merengada de organizaciones de izquierda, reunidas para apoyar la candidatura de José Vicente Rangel. Allí conocí a Doris Francia, su hermana, era guerrillera pacificada y muy mencionada por los medios de comunicación en tiempos de la Cuarta. Entonces me volví a encontrar con Néstor por reuniones políticas en donde recordábamos tiempos de la Escuela de Letras.
Néstor era un tipo inteligente y profundamente culto. Recuerdo que terminé de leer Setecientas palmeras plantadas en el mismo lugar, de José Balza. Allí había un epígrafe que me encantó: "El genio de la lámpara me recriminó. El amor es setecientas palmeras plantadas en el mismo lugar", firmado por Néstor Francia.
Néstor es el autor de uno de los poemarios más hermosos que he leído: Oxiuro Colosal. "Vivo en este lupanar del cielo / en este suburbio de la eternidad / Hasta aquí llegan / los cantos de la plaza inmortal / los coros inefables / es un rumor de olas / un perfume / Hasta aquí llega la brisa incrustada de oro / mientras miro / nostálgico hacia el horizonte / con la esperanza de ver".
Hace cuatro meses habíamos hablado por correo.
Rafael Rodríguez Olmos
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