Píldoras de reflexiones

Los pañales roídos de la sociedad

Miércoles, 14/08/2024 07:49 AM

¨ ¡Familia, es familia! ¨ solía decir en vida mi difunta madre; los demás son conocidos circunstanciales que nacen de la relación cotidiana por un interés laboral, comercial, académico, institucional, entre otros. Son sujetos que van apareciendo y desapareciendo efímeramente de nuestros escenarios. Pero, ¿qué es la familia, mis estimados y estimadas facehabientes. ¿cómo se sostiene en el tiempo ese conjunto de personas unidos por lazos biológicos y puentes de afinidad? Desde nuestros tiempos de educación secundaria, específicamente, en una unidad curricular que era denominada ¨Moral y Cívica¨ la cual era impartida en el segundo año, nos las presentaban así: ¨-el conjunto de personas unidas por parentesco o por matrimonio, que conviven bajo el mismo techo, sometidos a la autoridad y dirección de un jefe, así como aquellas que se encuentran ligadas a éstas por un vínculo parental-¨.

En consecuencia, cualquier persona integrante de un grupo familiar que no haya recibido un buen adoctrinamiento de lo que significa la familia, un hijo o hija que no estime a sus padres, que haya tenido una desnutrida dirección en su formación; y que no respete moral y disciplinadamente a sus progenitores, es muy probable que esa alma tenga problemas con los que los rodean; ya que nunca recibió el concepto de lo que significa la autoridad (en el buen empleo etimológico del término). Pobremente acatará normas, y siempre estará en conflicto con personas con quienes comparta alguna actividad de responsabilidad. Si bien es cierto que, puede ser la emisión de un juicio de valor; no es menos cierto que, casos se han visto. Allende, que la familia cumple una función reproductora, es concebida como una institución de carácter social. El que no respeta a sus padres no respeta a nadie.

Es bueno apuntalar, que a pesar de la pujanza y la dinámica de la constante marcha de la familia no hay que subestimar que, en muchas ocasiones, pasa por momentos de altas y bajas, no obstante, esa misma familia tiene sus mecanismos autárquicos para superar los desafueros, que muchas veces son propios de nuestra naturaleza humana. Familiarmente es una institución que tiene que sostenerse en el tiempo a través de la educación, la actividad laboral, preservación de la salud desde una concepción física, psíquica y social; y no solamente la ausencia de una enfermedad. No hay que dejar pasar por debajo de la mesa, que las modificaciones de la familia se han hecho presente por las nuevas divisiones laborales. No es lo mismo un grupo familiar del campo de los años 50 a la de una familia moderna de pleno siglo XXI. El hecho de, no implica que. El respeto familiar debe prevalecer.

Ya para ir despidiéndonos puede añadirse que, la familia impone su propio ritmo encausado en los suigéneris espacios donde tienen que desenvolverse, interactuando muchas veces con caracteres diferentes, mas tienen que tomar en consideración que son un grupo único, que nadie va a solucionarle sus problemas y desavenencias, que son características del hombre, desde el momento que inició constituirse en pareja para conformar una familia. En resumidas cuentas, no pueden desperdiciarse esos elementos intangibles como los valores, los límites, las normas que deberán ser digeridas tanto moral, ética, religiosa, respeto, entre otros. Es bien sabido que las familias en ese ir y venir de la cotidianidad están impregnadas de grandes alegrías y grandes tristezas, que diariamente deben ser superados para una sana armonía familiar; y no considerarse los pañales roídos de la sociedad.

¡Muchas gracias!

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