El sol con sus destellos delirantes, buscó su cama azul y se acostó allá detrás del horizonte. Una paraulata cantó en una rama seca de una mata de mango y despidió el día y le dio la bienvenida a la noche. Una pareja de enamorados iba por la calle muertas de risas, como todos los que andan en esos sueños bonitos.
El periodista Juancho Marcano, observando la sábana oscura de la noche desde el jardín, optó por cerrar puertas y entrar a la casa para esperar después cuando el sueño lo visitara. El perro Pipo, hizo lo mismo: buscó cobijo temprano, tal vez cansado de tanto ladrar a unos niños vecinos que están de vacaciones y se la pasan correteando con un peludo que tiene cara de pocos amigos.
Juancho subió a la segunda planta de su vivienda y se dirigió al balcón, tomó un libro, se acostó en una hamaca y empezó a releer El Punto de Belgrades, de Antonio Crema, el cual le parece uno de los mejores libros de humor que se ha escrito y publicado en el país, lamentablemente no tuvo esa acogida y esa publicidad que tienen otros textos con menos calidad. "Eso suele suceder, hay cosas muy buenas en este país que casi nadie las conoce", pensó el periodista, quien buscó en el índice uno de los cuentos que más le gustó cuando leyó por primera vez el libro, y al dar con la página, la buscó y ahí empezó a leerlo de nuevo y se rió más que la primera vez, tal vez porque con la edad más avanzada, las cosas se entienden mejor y si son humoristas, más todavía.
Su esposa María al escuchar las risas, se acercó pensando lo más lógico: "Este hombre como si se volvió loco, se está riendo solo". Juancho le explicó y su pareja entendió el porqué de aquella risa, y luego le dijo: "Seguro que Pipo hoy empezó a preguntarte por pensamientos, porque estaba muy entretenido oyendo la emisora comunitaria, donde habla un señor de muchas cosas y ahí señaló que un personaje llamado Santiago Ramón y Cajal, afirmó que "La casualidad no sonríe al que la desea, si no al que se la merece", y de verdad que tiene razonamiento y lógica. ¿No crees tú?
"Si, dijo el periodista, pero se han visto casos que a veces las casualidades favorables han caído en personas que supuestamente no se la merecen".
- Es verdad, dijo la esposa, y dejó a Juancho que siguiera leyendo.