Creo que el presidente Lula, está dando tropezones; no es extraño que la demasiada discreción a que incita la edad, esa que a muchos lleva a mirar con mayor sensatez y claridad y a otros, si no a acobardarse, a mucho cuidar a los suyos y hasta así mismos, por lo que se vuelven demasiado evasivos.
Quizás su experiencia en Brasil, lo de haber sido acusado de muchas cosas indebidamente, por ello estar detenido mucho tiempo, inhabilitado para competir en aquellas elecciones teniendo casi asegurado el triunfo y terminó ganando Bolsonaro, lo lleva a ser por demás cuidadoso y hasta volverse en exceso tolerante y olvidadizo. Sabe que desde el norte le miran y miden cada paso, dado el significado de Brasil en la política interamericana. ¡Y hay que ver cómo pisan de duro esos diantres!
Y el caso Lula es una especie de pista de cómo la epidemia se extiende y generaliza, ya teníamos una muestra en Pepe Mujica y muchas más, hasta llegar a Boric. Sin olvidar que el pobre de Pedro Castillo, tuvo algo de lo mismo y pese eso no le perdonaron.
El asunto es tal que ya, la señora MCM, se dio el lujo de rechazar una de las propuestas del presidente brasileño, eso de la repetición de las elecciones, y no lo hizo por lo pertinente, como que el TSJ tiene facultad para dictaminar en definitiva sobre el dilema, como ahora hace, revisando cada una de las actas emanadas de las máquinas de votación, sino porque asegura, sin hacer ningún esfuerzo por probarlo, que el señor Edmundo González ganó las elecciones. Y, además, ella no se aviene con Lula, pese éste asuma esas posiciones confusas y hasta infantiles como intentando conciliar en donde es imposible hacerlo; tanto que acaba de recibir de la señora Machado, una muestra que su sector o mejor ella, no está en disposición de aceptar nada que no sea que el candidato que propuso y promovió, ganó las elecciones; algo así, como una rendición incondicional de su contendiente.
Pero lo muy curioso en Lula, que parece ver ahora las cosas desde un ángulo o perspectiva diferente, como quien percibe que la pelea entre los vecinos es anormal y le molesta, no le deja dormir y lo único que ansía es que se callen. Y menos quiere le metan en "camisa de once varas".
En la ley venezolana no está previsto nada relativo a repetición de elecciones ni segunda vuelta como en Brasil y otros países del mundo. En nuestra constitución gana quien saque, en primera y única opción, aunque sea un solo voto más que quien le sigue. Y este es el ungido como presidente.
El sistema electoral prevé y permite, una auditoría de los resultados dados por las máquinas de votación, mediante distintas opciones y circunstancias, como con las papeletas que el votante deposita en las cajas dispuestas para tal fin y las actas de cada mesa, de las cuales los participantes reciben sus respectivas copias. Esto debe hacerlo y lo hizo el CNE y dadas las dudas, generadas por muchos incidentes y las publicaciones de resultados forjados, se vio obligado, como también lo hizo el presidente, acudir a una instancia legal y competente, como el TSJ, para que confirme los resultados y emita un veredicto. Y para esto hay un lapso o tiempo determinado. Tómese en cuenta que, el CNE está integrado por representantes de las distintas tendencias, hasta de la propia Machado y ninguno de ellas ha dicho nada distinto a lo que dijo Amoroso.
Tal como piensan y solicitan Lula y Petro, que el gobierno el CNE decida a llamar a nuevas elecciones, no es lo pertinente. Creo que ambos presidentes pudieron pecar de buena fe o sentirse demasiado presionados para optar por esa ilegal petición.
Pero si lo anterior fue errado, de parte de ambos gobernantes, también lo es el llamado confuso a la formación de un "Frente Nacional", tal es el caso de Petro o a una " Coalición", como propuso Lula.
¿En quienes piensan ambos personajes para formar lo que ellos creen la manera de salvar a Venezuela y aposentar la tranquilidad y la paz?
La respuesta de la señora Machado es contundente y demostrativa que esas metas soñadas por esos dos presidentes, son irrealizables. ¿Cómo conciliar los propósitos de un espacio y el otro? ¿Cómo conciliar a la señora Machado y los suyos con quienes ahora gobiernan y hasta de quienes forman en los otros sectores opositores? El espacio mismo de la señora Machado, ha dado muestras de hondas diferencias y que, en cualquier momento, entre ellos puede desatarse un serio conflicto. Manuel Rosales, es una referencia significativa, de lo que he dicho. Tómese en cuenta que Rosales acudió al llamado del TSJ y expresó que no podía presentar pruebas porque las copias de las actas están en manos de "Súmate", una empresa encuestadora propiedad de la señora Machado. A Rosales, a quienes apoyó y por quienes declinó su candidatura, no le han dado las pruebas.
Petro habla de la solución lograda entre liberales y conservadores en Colombia y la toma como una experiencia digna de ser imitada en Venezuela, como quien descubrió el agua caliente. Habla de aquellos conflictos, donde Aureliano Buendía, personaje de García Márquez, en "Cien años de soledad", terminó sin saber por quién y qué luchaba, pues liberales y conservadores eran la misma cosa que se peleaban por el control de las tierras, riquezas y la gente. Por eso, en un momento de reflexión, después del retiro, allá en Macondo, pregunta a su compadre y compañero de luchas a favor del partido liberal:
"¿Compadre, Usted sabe por quién luchamos?"
A lo que Gerinaldo Márquez, respondió, "pues por el partido liberal, compadre".
Aureliano Buendía, después de meditar un breve tiempo, le respondió, "dichoso Ud., que lo sabe compadre, porque yo no lo sé".
Buendía supo que había perdido el tiempo luchando al lado de quienes en nada se identificaban con su causa e intereses. Y hasta "El general no tiene quien le escriba", quien en la vida real fue su abuelo, Nicolas Ricardo Márquez Mejía, pese haber invertido gran parte de su vida en la guerra, el gobierno le condenó a ir todos los días a la oficina de correos a buscar un esperado oficio relativo a la pensión correspondiente; lo que nunca le llegó.
Los partidos liberales y conservadores colombianos, como en Venezuela, eran la misma cosa y bien podían, como pudieron, aposentados los odios personales, entre los arrogantes jefes, llegar a acuerdos, como en Venezuela, caído Pérez Jiménez, Betancourt, Caldera y Jóvito Villalba, lo hicieron para firmar el "Pacto de Punto Fijo", porque eran también lo mismo y daba igual, que cada cierto tiempo, se intercambiasen el poder, dado que nada los diferenciaba y sus dirigentes y hasta militantes de alcurnia, no tuvieron impedimentos para recibir sus contratos y beneficios del gobierno de turno, pues hasta tuvieron empresas en sociedad, cuyas presidencias o gerencias cambiaban cuando cambiaba el gobierno para mantener las mejores relaciones, los beneficios y "conquistas". Y Estados Unidos en eso no puso ningún reparo, porque era un pacto entre la misma gente, esa que para ellos era de su absoluta confianza.
La distancia entre lo que representa la tendencia que tuvo como candidato al señor Edmundo González y factores del gobierno, sobre todo su base popular y el resto de la oposición, es inconmensurable y hasta predominan contradicciones insalvables. Pensar en un gobierno, Frente o Coalición, como hablan Petro y Lula, como alternativa para Venezuela, es por lo menos un disparate o una muestra que no tienen idea exacta de lo que aquí ocurre, sería como meter dos fieras en el mismo saco. Pero también parecen hablar, Petro y Lula, sólo por eso, por complacer a algún comendador. Están como cumpliendo un mandato extraño dado por alguien, pues es demasiado curioso tanta coincidencia.
En mi percepción, si hay en Venezuela espacio para un pacto, "Frente o Coalición", como hablaron Lula y Petro, pero no por el lado que ellos apuntan. Pues lo pertinente sería un acuerdo para avanzar, particularmente en la creación de una economía soberana en la medida de lo posible, reactivación de la industria petrolera, poniendo énfasis en el interés nacional, promover el crecimiento industrial y económico en general y garantizando los beneficios y derechos de los trabajadores y mayorías. El liberalismo ya nos hace demasiado daño y, fortalecerlo, mediante un acuerdo como el que sugieren o abiertamente plantean Lula y Petro, sería condenar a los trabajadores y al pueblo todo, de manera definitiva, a la miseria y empeñar el futuro. Pero ratifico, es imposible, irreal.
Lo que propongo, desmontaría lo relativo al monopartidismo, lo que lleva a desmentir el discurso relativo a lo autoritario y hasta dictatorial que divulga el discurso opositor extremista.
Desde hace cierto tiempo, no muy estrecho, se viene notando un acercamiento entre factores opositores y el gobierno. La oposición extrema, por las tantas cosas desacertadas que viene haciendo desde el año 2000, ha impulsado, favorecido ese fenómeno, pues aquella a quien no esté a su servicio, la define, juzga y trata como enemiga y amigo del gobierno. Para eso inventó lo de "alacranes".
Por otra parte, las sanciones aplicadas por EEUU a Venezuela, que no son personales, dirigidas a determinadas figuras gubernamentales, sino que afectan a todos los nacionales y particularmente a los más pobres. Afectan a los trabajadores, sus salarios, a la producción en general, tanto que Fedecámaras y hasta Fedeindustria, en muchas cosas se alinean con el gobierno, contra las sanciones y hasta quienes las defienden y solicitan. Y luchar contra ellas es base sustancial para acercar, unir a sectores separados por el mal manejo de ciertas diferencias.
Hay, al parecer, un falso dilema, por mucho autoritarismo de partido en las decisiones estatales, que ha generado contradicciones entre quienes gobiernan y buena parte de la otra oposición, esa que también se opone a las sanciones, la injerencia de EEUU en nuestros asuntos, su ambición de hacerse de lo nuestro y también contra la oposición aliada al capital y la política injerencista y con ambiciones de dominio de los gobiernos del país antes nombrado.
No hay de por medio contradicciones irreductibles en lo inmediato, entre el gobierno y ciertos factores oposicionistas, si partimos de una calificación de la coyuntura acertada, ajena a estados emocionales, desacuerdos personales, grupales o intereses partidistas.
Y hasta hay desavenencias entre el gobierno, que se define de izquierda y hasta antiimperialista, con partidos y grupos que, igualmente proceden y, en buena medida, las separaciones, han sido determinadas por asuntos que no envuelven una contradicción insalvable.
Por esto dije en artículo publicado antes en este mismo medio, "Y hay que revisar las relaciones con los potenciales aliados y percatarse que, discrepar, no es una declaración de guerra ni enemistad, sino una manera de ayudar a hallar el rumbo común a quienes luchan por los derechos de las multitudes". https://www.aporrea.org/actualidad/a332937.html . Lunes, 29/07/2024
Por lo anterior y cogiéndole las palabras a Lula y Petro, colocados en orden alfabético, aunque con diferencias sustanciales, estructurales y culturales, yo propondría y espero esto se discuta ampliamente, que el nuevo gobierno, el que se instale a partir de enero, dado los resultados que evalúe el TSJ, se conforme como un Gran Frente, donde participen, no dando simple apoyo, ni estando los factores que se incorporen como simples apoyadores, sino ocupando posiciones significativas,
La realidad indica que, lo por hacer en lo inmediato y hasta plazo más o menos largo, bien puede ser encomendado a un frente de esa naturaleza. No hay que fijarse mucho en los números sino lo que esa "coalición" significaría y la sustancial cantidad de ciudadanos que se abstuvieron. Pues, sin duda, la abstención fue grande, pese de lado y lado, es al parecer en lo único en que los partidarios de MCM y el gobierno parecen estar de acuerdo, se diga que eso aconteció por los migrantes.