Las ideologías desempeñan un papel crucial, son sistemas de ideas, principios, creencias y valores que influyen en las decisiones políticas de los partidos y la forma de organizar y gobernar una sociedad. Analizar y reflexionar sobre las diferentes ideologías en la política nacional son necesarias, permiten comprender sus implicaciones y consecuencias, y enfrentar los retos, aprovechando las oportunidades que surgen en los entornos políticos diversos. Por tanto, es necesario fomentar el diálogo y la construcción de consensos que aseguren un futuro mejor para todos. Las ideologías impactan directamente en la sociedad y el país como un todo, por ello es vital comprender lo que son y cómo se presentan en la actualidad nacional. El fascismo es una ideología política que enfatiza el nacionalismo extremo y por lo general suprime las libertades individuales a través de un régimen autocrático, mientras que el totalitarismo implica control amplio sobre la vida pública y privada en la existencia de las personas que habitan un país en el cual se implanta. La relación totalitarismo y fascismo es que son sistemas afines que comparten características similares, centralizan el poder, aplican la represión política, y otras acciones que no se corresponden con la democracia, sustentada en la participación de la ciudadanía en los asuntos públicos y el control y la supervisión a través del protagonismo frente al Estado, donde el gobierno de turno debe obedecer y respetar la decisión del pueblo, y mantener vigentes los derechos individuales y el pluralismo político, así como la promoción permanente de las libertades y la igualdad.
Es lo que se vive en Venezuela, donde se ha falseado la realidad con falsas premisas, donde los dimes y diretes están a la orden del día, donde se sacan los trapos sucios a la calle, como distracción del público presente, que participa en una especie de absurdo, particularmente cuando la mayoría es ignorante de cómo son manipuladas sistemáticamente por el oficialismo y el oposicionismo radical, que permanecen, en escenarios y contextos que se vienen dirimiendo desde que nos independizamos, y todavía no hemos sido capaces de cerrar esas heridas y dejar atrás el colonialismo y las pugnas como en tiempos de caudillos y oligarcas, de conservadores y de liberales burgueses, mientras que las masas, presas de la ignorancia de los pardos en su conjunto, enfrentados a los dueños por la gallina de los huevos de oro. El cuento clásico, la fábula de la avaricia, el egoísmo u la mezquindad de la gente, que quieren tenerlo todo para sí y los suyos solamente, acumulando la riqueza de la nación, sacrificando a la nación, a Venezuela, que es la gallina de los huevos de oro, y perdiendo al país que es de todos y todas con sus riquezas. Moraleja, útil reseña por lo importante que es cuidar lo que se tiene para no quedarse pidiéndole a los demás por no cuidar lo propio. Jean de La Fontaine y Félix María de Samaniego han adaptado la fábula en su propia versión de esa historia.
En los regímenes totalitarios lo que abunda son los cuerpos militares y policiales de seguridad y control desde aparatos que incluyen espías y sapos, como se conocieron en Venezuela desde el gomecismo con la Sagrada, en la dictadura perezjimenista la Seguridad Nacional, la Digepol de los adecos y la Disip de los copeyanos, y ahora con la fuerzas represivas, milicias y para policías en respaldo del régimen nimamista ante los supuestos enemigos internos y externos, típico de los fascismos, nacismos y franquistas de épocas pasadas en Europa y el resto del mundo, con sus particularidades y características propias de una cultura e historia compartida entre las sociedades en Occidente, donde no se termina de asumirse que los actoras actuales de la política nacional, no deben eternizarse en los cargos ni el poder, porque no son herencias donde el nepotismo, el clientelismo y el compadrazgo vuelve a jugar banca en la realidad nacional. Eso es intolerable en democracia, es un chantaje a voces, son señales de los ilusionistas que creen que pueden mentir, engañar, manipular siempre y todo el tiempo, como lo están haciendo desde hace mucho tiempo ya, donde la alienación, la enajenación, la falsa conciencia, el irrespeto a la condición de ciudadanos que está plasmada en la constitución y las leyes, y donde el debido proceso no existe desde el Estado, que como respuesta a las críticas y los cuestionamiento desde la década de la juventud perdida, al final de los ochenta y noventa, cuando rodaron todas las caretas ideológicas, cuando se logró desplazar a los partidos de la guanábana, que durante más de cuarenta años dominaron el escenario político, social, económico e ideológico, repartiéndose el país, como lo han hecho los nimamistas, sacándole partido a la hacienda pública, para beneficios de los capitostes del régimen en el poder.
La traición continuada y sostenida al ideario del chavismo, tras la trágica desaparición de Chávez, en circunstancias no aclaradas, y por cierto olvidadas por los que se hacen llamar todavía chavistas, siendo en realidad una burguesía revolucionaria que ha escalado en las fuerzas armadas desde el ochenta y tres y hoy tienen al país para su provecho despótico. Nadie es bueno y malo a la vez, ni se está con dios y con el diablo tampoco, o es chica o es limonada, como se dice por ahí entre los neófitos y novatos, los creyentes de toda laya, que pasan una existencia bajo los efectos del opio para los pueblos, entregados en tiempos de incertidumbres a los pseudo líderes que hacen milagros con escapularios ajenos, mientras en la calle se llevan a cabo encarnizadas las luchas en el fango de las pasiones y falsas ideologías, de cómo simbolizan los conflictos intensos y a menudo destructivo que surgen de nuestras emociones más arraigadas y las creencias erróneas y malinterpretadas. Son una constante en la historia de la humanidad, luchas que son recursos baladíes entre los sistemas de creencias y valoraciones de utilidad para justificar los conflictos y las divisiones que favorecen a quienes tienen el poder y el control que manipulan para llevar a las masas a enfrentamientos violentos y prolongados. La crítica de las ideologías es tema central de la filosofía y las ciencias sociales, Marx y Nietzsche lo analizaron en la creación de una falsa conciencia, que oculta la realidad sobre los explotadores y los opresores. La Teoría Crítica de la Escuela de Frankfurt también exploró cómo las ideologías pueden ser herramientas de control social que impiden el cambio emancipatorio. La crítica de las ideologías sigue siendo relevante por permitirnos los cuestionamientos y el desmantelar narrativas perpetuadas para la injusticia y la desigualdad.
Las ideologías han jugado papel crucial en la política, sistemas de ideas y valores que guían las acciones y decisiones y cómo afectan al influir directamente en fórmulas políticas públicas, donde los conservadores priorizan la estabilidad económica al reducir el gasto público; o los progresistas más enfocados en la justicia social, expanden en servicios públicos; ambas hipotéticamente, ya que en la práctica no necesariamente es así la cosa. La ideología identifica en política y ayuda a los partidos e individuos que presentan a un candidato ante el electorado, y se alinean con los demás partidos y movimientos a nivel nacional e internacional y en coaliciones. Sin ideología no hay estructura para el debate político y las discusiones que proponen un marco de discusión y solución a problemas sociales, cuando se debate de economía, educación, salud pública, que se conciben desde ideologías predominantes sobre el resto. Es la energía que enciende las pasiones y motivaciones de los adeptos en movilizaciones ciudadanas, estimulándolos a participar en los procesos políticos, en campañas y movimientos de cambios, y que resuenan desde las creencias y valores arraigados en las personas. Son fuente de conflictos o cooperación, llevando a divisiones profundas o al fomento de alianzas y coaliciones entre grupos con objetivos comunes en la sociedad. En tales contextos contemporáneos en medio de la polarización política, hacen que se abuse de la proyección mediática, sirviendo en las redes como carburante de la pasiones exacerbadas en las luchas, que solo dejan profundas divisiones en la sociedad.
Las promesas, las esperanza, los planes y proyectos anunciados que se sostuvieron hace cinco lustros, no han dado pie con bola, no se les ve el queso a la tostada, son cachapas sin queso, pura bazofia discursiva, puros clichés, puro copia y pega por quienes desde una épica y epistemología subrepticia desde los tanques de pensamiento del régimen, al parecer los únicos que piensan y tienen ideas, y n o se pasean por los medios masivos de información y cotejan lo que hay de cierto y lo falso con respecto a Venezuela, y cómo es percibida desde afuera y desde adentro. Desde que NiMaMo está en el poder no ha hecho sino prometer y dar esperanzas sobre un país que solo él tiene en su mente mitomaníaca, porque no ha favorecido a la nación como tal, sino al sector que le es afín, a quienes se les otorgan prebendas y garantías a lo interno, consumiendo los recursos de todos los venezolanos, los que quedamos en el país y los millones que están afuera, mientras que los atornillados, los enchufados, leales siempre y traidores nunca a la persona de NiMaMo, el autócrata necesario por mampuesto, que en verdad se cree un héroe de los comic, de esos que se ganan sus galones en fiestas de compinches, cayéndose a pasiones sobre la falsa realidad que vislumbran puertas afuera. Sobra los psicópatas y sociópatas en sus filas, incluso ocupando altos cargos en la administración pública con el bozal de arepa, como pagaban los adecos, o con el pan y circo de los copeyanos en casinos de juego de envite y azar, que es como se distrae a las masas, mientras se endeuda al país, cediendo soberanía a las transnacionales que explotan los recursos que pertenecen a los venezolanos y las venezolanas, pero les son arrebatados por una camarilla constituida por las siete cabezas visibles de nimamismo.
Nos embaucan y caemos en las redes de los estafadores, mafias y corruptores del régimen encabezado por NiMaMo. Lo que está a la vista no necesita anteojos, qué del sentimiento unitario que debería existir frente a la entrega del territorio bajo control de los cabecillas que las ceden para su despojo, de lo que hacen un festín donde el pueblo es espectador silente, es decir, sin son cuatro o cinco millones los nimamistas, de los doce millones y medio de los inscritos en el registro electoral, y una población total de unos treinta millones, donde el beneficio se queda en uno por ciento que ocupa la administración pública, de arriba hacia abajo, donde crese y se incrementan las deudas sociales por la negligencia y la conchupancia de los enchufados a un gobierno que dice y promete una cosa y hace lo que realiza de manera contraria a lo que ha creado esperanzas en el pueblo que confía a veces más ciegamente que por razonamiento de causa ante unas relaciones dispares entre gobernantes y gobernados, donde las facciones son antagonistas y lo que se disputan es estar donde hay y tenerlo todo y no entre todos y todas en un reparto equitativo de las cargas y obligaciones, como de los beneficios y las prebendas que por ley se merecen los connacionales, los que están con una parcialidad y los que están con la otra, y no en el juego macabro de las élites y los desclasados, de los aristócratas, las oligarquías, las burguesías, los asalariados y los desposeídos de su patrimonio que es el de la nación a la que pertenecen, en una país rico, donde hay que vivir miserablemente porque así están acostumbrados desde hace mucho tiempo durante el cual se ha hecho muy poco, con relación a lo que son las solvencias de las necesidades imperativas para los ciudadanos, en el campo y en las urbes, siendo iguales en derechos y garantías y no debería haber diferencias al respecto, sino a lo que corresponde con la personalidad y sus caracteres específicos como seres humanos.
Esto es lo importante a destacar, no si tú te vistes bien o no con lo que ganas y puedes darte el tupe o el gusto, o gastarte en ti mismo lo que te apetezca, que no es el caso en Venezuela, donde desde que se instauró el nimamismo nos han venido con el mismo cuento de la recuperación económica todos los años de esta década pasada, y que NiMaMo está convencido de que se la está comiendo, porque instalado en el Palacio de Miraflores vive como un pachá y a su libre arbitrio, acompañado por un nepotismo, un clientelismo y unos funcionarios venales, que reciben buena parte de los beneficios y del botín de guerra librada todos los días contra el legítimo poseedor de la soberanía, el pueblo, todo el pueblo, no de quienes acompañan a NiMaMo o a Edmundo, sino la totalidad de la nación, los aborígenes como primeros y principales habitantes del territorio, a los que se les trata en su mayoría como ha sido secularmente por parte de los blancos criollos principales, luego el resto de los componentes sociales y políticos que conforman la sociedad venezolana, más estratificada y segregada a tener que vivir en condiciones de desigualdad, porque NiMaMo, DiCaRo, VlaPaLo, principalmente, junto al resto de los enchufados al ejecutivo, en el legislativo, judicial, electoral y ciudadano, desde donde hacen y deshacen el destino del Estado nación, semiparalizado desde que se efectuaron las elecciones, y hasta ahora no se han consignado las actas que arrojan los números de los votos emitidos y las cuentas claras por parte de los actores y las instituciones en las cuales son puestos a dedo y a petición del mandamás NiMaMo, apoyado por sus aláteres, sus incondicionales, que disfrutan como nunca antes de lo que es de todos y de todas, sobre todo los militares, los policías, los parapolicías y bandas armadas de civiles que sin juramento ante dios, la patria y las instituciones democráticas y garantizadas por la constitución y la leyes, con las que hacen lo que más les conviene a ellos y a ellas que conforman esos grupos donde los delincuentes y malvivientes por sociópatas y psicópatas, mantienen sometida a la personas comunes y normales, que lo que quieren es vivir en paz y sosiego, vivir sin miedo a expresarse libremente y sin apremios de ningún tipo, sin que se coarte la libertad de expresión y se conculquen cada vez más derechos consagrados en la carta magna, que desconocen, legislando a petición de los intereses de los nimamistas, que se escudan apelando al chavismo, al que han enlodado en sus principios y valores socialistas y comunales, la filosofía y doctrinas sobre las que se levantaron en pro de la patria de Bolívar y sus sueños libertarios para una gran nación como la venezolana, reconociendo a cada cual por lo que es como persona, como ciudadano, y no por el cargo que detenta o el puesto que ocupa, con patente de corso para delinquir y corromperse, llevando sus vidas de manera basta, enrostrándoles al resto de quienes padecen a diario por no haber recursos para paliar las necesidades primordiales para la vida y el sustento familiar, porque las mafias y la corrupción han dilapidado los recursos de la nación, y lo que queda es para hacer campañas proselitistas y pagar las movilizaciones y comprar conciencia por bolsas de comida de tercera y cuarta calidad, mientras los que están arriba en el alto gobierno en todas las instituciones gozan a panza llena y con todos los recursos a disposición, y llenándose los bolsillos con los negocios públicos, como cosa propia y no la res de todos y todas. Estas son las perversiones de un sistema patas arriba, como está NiMaMo, contra las cuerdas, y lanzando zarpazos y patadas de ahogado, porque ha llegado el tiempo de rendirles cuentas al soberano, a los millones de venezolanos y venezolanas que están presentes en el país, como los que por razones políticas y económicas están buscando otros destinos donde se les garantizan los derechos como al que más, y no vivir bajo una autocracia, que es como se vivió en el pasado, en el siglo XIX, desde 1830 bajo los caudillos, que es lo que representa NiMaMo, junto a los oligarcas y la burguesía revolucionaria que desde 1983 se han acomodado compartiéndo las rentas y el ingreso en divisas a la nación, con las explotaciones de las concesiones que otorga el ejecutivo sin ton ni son, que ni Gómez se atrevió a tanto como se hace actualmente.