Soy de los muchos que cree que, aquello que puso Brecht a gritar a las multitudes en "La ópera de los tres centavos", "lo primero es el comer", tiene mucha importancia y quizás demasiada. Tanta que, por ello, los políticos, se ven obligados a edulcorar sus discursos y dejar la idea que eso les motiva. Aunque sea cierto también, aquello de "no sólo de pan vive el hombre". Y conste, para muchos, que entre ambas frases o ideas no hay contradicción.
Se suele decir que la lucha por el comer, que envuelve muchas más cosas, es una potente bujía en la lucha por el cambio. El hombre trabaja y produce riqueza, pero en primera instancia lo hace para que coman otros, hasta en primer lugar y más abundante, quienes no lo hacen y luego él y quienes están bajo se dependencia.
En el debate político electoral venezolano, los factores que manejan la publicidad y llenan los espacios con sus ruidos, quienes gobiernan y hasta hacen la oposición más radical, se cuidaron de aludir al tema de los salarios. Y esto, a cualquiera medianamente acucioso llama la atención, como que quienes, en esa pelea, hasta intentaron o intentan quitarle al contrincante hasta el cuero, nunca hicieron mención al tema salarial. Lo que revela aquello que "los burros se buscan para rascarse".
Parece obvio, en una primera aproximación, que los factores que lideran la pugna, los amos del capital, sus administradores, empresarios privados y gobierno, no en todo están en desacuerdo. Ese silencio sobre el tema salarial, que tiene un enorme peso y tuvo su efecto significativo en el acto electoral, revela que, entre ellos, hay sus coincidencias.
Y es sustantivo, que el tema salarial alude a los servicios, como salud y educación y hasta impacta en la producción misma, pues si no hay la necesaria capacidad de consumo la economía no crece. En esencia, el capital demanda consumidores, necesita sus mercados a nivel interno y externo y los potenciales consumidores demandan capacidad adquisitiva. Por encima del tema de la plusvalía, está lo elemental que, sin buenos salarios, no habrá economía y servicios saludables y esto genera descomunal y natural descontento y este crece aunque sea silenciosamente. Es posible controlar, pero eso tiene un límite.
La congelación de los salarios en Venezuela, se tradujo en un nada fingido apoyo condicionado de Fedecámaras y Fedeindustria al gobierno. Ambos organismos además se han manifestado, desde ese mismo momento, contra unas sanciones que les han hecho daño, pero habían soportado porque esperaban que ellas terminarían, a corto plazo, sacando a Maduro del gobierno.
Antes de la decisión oficial del congelamiento de los salarios y dado los aumentos periódicos de estos, pese fuesen demasiado tímidos o paupérrimos, los productores o empresarios le hacían la contra, con dos movimientos sangrantes en el tablero, aumentos de precios en los productos de consumo y el dólar paralelo, el que todos tomaban como referencia.
Más que los políticos opositores, en ese tiempo, la guerra contundente y destructiva se la hacían al gobierno y más que a éste, a la multitud, los empresarios, de diferentes niveles y hasta los pequeños comerciantes, que llegaron a convertirse en marcadores del precio del dólar y en consecuencia en los precios de los productos que vendían. Había un "dólar to day" verdadero, que fijaba el precio del dólar arbitrariamente, en relación al bolívar y otro inventado en la cabeza de cada empresario o comerciante, como en la de cada ciudadano. En ese entonces, la prioridad del capital externo e interno, léase Fedecámaras y hasta Fedeindustria, era tumbar al gobierno.
En esa guerra, como en todas, el desgaste les llegó a estos factores antes nombrados primero que al gobierno. Pese las sanciones, las maniobras del "dólar to day" y sus imitadores, el gobierno pese se desgastaba considerablemente, como le sigue sucediendo, no se derrumbó y menos lo derrumbaron, pese también las guarimbas, intentos de golpes de Estado y hasta invasión.
Los empresarios comenzaron a sentir los duros efectos de las sanciones, las que estaban dispuestos a resistir, pero no a plazo incierto y menos largo. Por eso, les "llegó su cuarto de hora" y, con este, la necesidad de conciliar con el gobierno, para intermediar con EEUU en busca del levantamiento de unas sanciones que les pusieron contra las cuerdas. Eso implicó, para esas instituciones, lo que no significa para las personas, deslindarse del bando opositor y aliarse con el gobierno en el reclamo de un objetivo común, la suspensión de las sanciones.
Por lo anterior, hemos visto a Fedecámaras y Fedeindustria, aliarse con el gobierno en el tema Esequibo. Y también, a esos organismos y sus figuras más prominentes, mantenerse al margen del debate electoral y la conflictividad política.
Pero también vimos, estos últimos dos años, desaparecer la influencia de la página "dólar to day" y la tendencia a subir los precios arbitrariamente.
Y junto a esos efectos, apareció la figura del llamado "bono de guerra económico", o por lo menos un aumento de los ingresos de los trabajadores y jubilados de no mucha significación, sin efecto en el salario y menos en prestaciones, vacaciones y aguinaldos, como demanda la legalidad. Y con todo eso, emergió la paz entre empresarios internos, el gobierno, manejo de las diferencias de manera discreta y hasta por demás "amigable".
Si bien es verdad, el gobierno salió favorecido, porque neutralizó a los grupos económicos y disminuyó sustancialmente las agresiones en materia de precios a los consumidores, esto no alcanzó la meta o estancia soportable para los trabajadores y menos para los pensionados. En consecuencia, el gobierno mismo siguió afectado, dado que su apoyo, base popular, sigue debilitándose. Los recientes resultados electorales, pese ganó Maduro, según el dictamen del TSJ, reflejan cuánto apoyo popular ha perdido el movimiento creado y liderado por Hugo Chávez.
Desde el gobierno se ha venido pronunciando el discurso monetarista, según el cual, los salarios no se aumentan, porque esa instancia carece de recursos, dinero orgánico, lo que uno a ciencia cierta tampoco sabe que tiene, pues de eso nada se habla en detalles, como poco o nada se sabe del destino del oro de nuestras minas, para pagarle a la inmensa cifra de empleados y jubilados bajo su dependencia. Pero bastante sabemos de cuánto se apropió indebidamente Tareck El Aissami y su banda. Y dice el gobierno que de aumentar los salarios, "creando dinero inorgánico, sin respaldo", generaría de nuevo las angustias inherentes a la tendencia y recurrente acción inflacionaria.
Hay un hecho muy ilustrativo para esto. Los gremios sindicales asociados a ambos factores, gobierno y oposición, frente al tema de los derechos laborales han hecho mutis y, es más, optaron por desaparecer, salvo para dar apoyos. Y hay inocentes criaturas, llenas de buena fe, que creen que la candidatura de Edmundo González, es la pertinente para que los trabajadores recuperen sus derechos.
Economistas partidarios del gobierno, respaldo que han puesto de nuevo de manifiesto ahora, apoyando la candidatura del Psuv y en la disputa post electoral, como Pascualina Curcio, Tony Boza y otros que se me escapan a la memoria, mediante cifras relativas a la masa monetaria circulante, han sostenido que no hay sustento en ella para la negativa a los aumentos salariales.
Al parecer y esto sí parece más sustentable, pues los actores han dado demasiadas muestras de ello, el impedimento está en Ley del Trabajo (LOT) y particularmente al pago de los derechos laborales. El empresariado aspira una práctica de sustento legal, que le permita pagar esos derechos a su estricta conveniencia.
En los últimos meses, representantes de esos entes empresariales, sin comedimiento, han dado a entender que su aspiración es la modificación de la LOT. En eso, Adán Celis y Orlando Camacho, han sido enfáticos.
¿Cómo entender que se rebase el límite de la circulación monetaria si se aumentan los salarios, pero no si se lanza a la circulación un volumen significativo de dinero en forma de bonos? ¿Ese dinero pagado en bonos carece de volumen?
Por supuesto, entes como Fedecámaras y Fedeindustria, reflejan de manera exclusiva los intereses del capital. Pero los factores de la oposición, particularmente la que inscribió la candidatura del señor Edmundo González, juegan el mismo rol y dentro del gobierno también hay de ese universo. Pero, además, al gobierno le ha beneficiado el rol que el empresariado ha jugado y ahora, dada la conflictividad postelectoral, ese interés ha aumentado.
Por todas esas circunstancias, el tema salarial, no estuvo en boca de los debatientes en representación de la candidatura de Edmundo González, pero tampoco en la del gobierno y tal como están las circunstancias, salvo un cambio sustantivo, que no se ve en el inmediato horizonte, "por ahora", seguiremos como hemos venido.
Por eso, no podemos callar, no seguir obviando el tema salarial, porque caminamos sobre un campo minado. Los medios, redes sociales, crean sus espejismos y el gobierno, indebidamente, como tantas veces lo hemos dicho, en la práctica invalidó la LOT y, desde los tiempos de Chávez, se abrogó el derecho a decidir en materia salarial. Y lo que acontece ahonda las cicatrices y fortalece los sentimientos derivados de lo dicho por Bretch, "Lo primero es el comer".