Mi palabra

Lula se degradó a un auténtico viejo

Sábado, 31/08/2024 10:38 AM

"El hombre que obedece a la violencia

se somete y se rebaja"

Alexis de Tocqueville

"Un hipócrita es un paciente,

en el doble sentido de la palabra:

calcula un triunfo y sufre un suplicio"

Víctor Hugo

La vejez es indetenible, así aparezcan miles de productos promocionados por la apabullante publicidad del capitalismo en busca de dinero por cualquier vía. Pero una cosa es llegar a viejo totalmente claro de su papel de todos los movimientos en el mundo, con la consciencia y la dignidad, como una fuente inagotable de amor por la patria y sus semejantes, especialmente por los que siempre han llevado la peor carga, pero nunca le venden el alma al diablo y se encuentran denunciando y formando una barrera por detener el poder avasallante de los gobiernos estadounidenses y el imperialismo, como el mayor peligro para la humanidad, aún, cuando su poder hegemónico se le está deshaciendo, como la nieve, cuando apenas alumbra el sol.

La lucha la hacen los pueblos, pero siempre ha jugado un papel de gran importancia el guía o líder, en medio de las grandes tempestades, pero precisamente en esos momentos difíciles, como bien lo reafirmó el comandante en jefe Fidel Castro Ruz, es cuando se sabe, quien es quien, ya que, algunos de esas cabezas visibles, cuando menos se espera empiezan a culipandear, hasta llegar a coincidir con su propios enemigos e inclusos con sus carceleros y entre estos personajes está sobresaliendo Luiz Inácio Lula da Silva, dando la ligera impresión de estar perdiendo la brújula mental –porque no tiene otra explicación– cuando entra en dialogo, con la usurpadora del poder en el Perú, Dina Boluarte.

Dina Boluarte, se encuentra en la presidencia del Perú, por obra y gracia del gobierno de los Estados Unidos. Desde el mismo momento de asumir la presidencia, Pedro Castillo, maestro de escuela, quedó en la mira de la burguesía peruana, tan rancia, que no dejó pasar un minuto tranquilo al presidente legítimo elegido por el pueblo, hasta destituirlo y llevarlo a la cárcel y al momento lo sustituyó por la Dina Boluarte, quien para ese entonces se desempeñaba, como vicepresidenta, pero era una ficha confiable a tal punto, que se ha mantenido en el poder por la represión con un número de muertos en su haber, el cual debe avergonzar a cualquier mandatario, que se haga llamar demócrata y representante de su pueblo, como es el caso de Lula Da Silva.

Estamos muy claro, que la fuerza del pensamiento y sobre todo progresista no es un problema de la edad e incluso en muchos casos el haber nacido en una cuna de dinero no marca el destino. Todo depende de la dignidad, consciencia y sensibilidad para identificar el verdadero enemigo de los pueblos, como es el imperialismo y, más en estos momentos, cuando el gran poder mediático, lo han convertido en el gran acondicionador mental de millones de personas en el mundo, para finalmente formar piezas fácilmente manejables en contra de su propia clase, con ínfulas presumidas, hasta creerse una luz inextinguible al pensar y actuar. Guaidó, es un ejemplo representativo, que no podemos olvidar y se lo tenemos que restregar a esos petulantes, como Antonio Ledezma, que se enjuagaba la boca con la expresión ¡mi presidente Guido!

Lula, aparece haciendo el papel de muleta del imperialismo y de las fuerzas más retrógradas, en momentos, cuando se encuentran en una embestida feroz; pero por todas partes las respuestas se están haciendo presente, porque es defender a la humanidad de un holocausto mundial y no estamos muy lejos, cuando en Palestina, las fuerzas sanguinarias de Israel, con el apoyo del gobierno de los Estados Unidos, han convertido a Gaza, en una verdadera matanza, comparable a las pretensiones de Hitler. Por lo tanto, el triste papel de Lula, es como echar en el fuego muchos años de lucha, el cual fue correspondido, cuando el pueblo del Brasil, lo llevó a la presidencia para que ahora salga, con una soberana evacuada, propia del que no le importa el pueblo, si no la mirada complaciente de un Joe Biden y la voz de Dina Boluarte, quien anda buscando alguien quien la oiga y la ayude a salir a flote; porque a pesar de ser una dama, es tan sanguinaria, como el propio imperialismo.

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