Así hemos estado en más de medio siglo los pobladores originarios abyalenses, quienes tenemos como fundamento el principio de complementariedad, entendido no como negación dialéctica sino como complementariedad de vida, no en lucha sino en armonía perfecta; paradójicamente, la complementariedad es la unidad primera e irrefutable de nuestra esencia, y; específicamente examinamos el caso de los venezolanos en la búsqueda de un constructo social acorde a nuestro característico gentilicio único que hoy recorre el mundo, por diversas razones, unos menos favorecidos que otros en ese peregrinar; sin embargo, siempre hemos dejado una pisada imborrable, obviando las conductas desordenadas que responden a intereses parcializados hacia el desprestigio de nuestro linaje. Y es que a toda luz, los venezolanos mostramos una esencia humana que trasciende a toda expectativa y propuesta de ingeniería social a favor y en contra de intereses del poder mundial.
Polarizados históricamente hablando, entre enfoques de pensamiento filosóficos de derecha y de izquierda y sus derivados ultras o centro. Actualmente la consciencia colectiva venezolana, procura un escenario evidente de rescate de los valores humanos y ciudadanos para la consolidación del cumplimiento del Estado de Derecho que hemos venimos construyendo, y que no tiene igual en ninguna parte del mundo, la matriz de una Democracia Participativa y Protagónica, que en última instancia, responde a los intereses de la población en defensa de sus derechos y deberes, sin reconocer a ninguna parcialidad de poder que atente contra dicha consciencia colectiva.
Es así, que nos encontramos como pueblo entonces, en una coyuntura de sensatez en las intenciones sinceras de nuestro gentilicio; realmente reconocer si estamos preparados para nuestro devenir y comprender; cuáles son los intereses en común para construirlos, independientemente de los politiqueros de oficio, considerando principios sociales como la empatía, la resilencia, el respeto mutuo, el desarrollo desde lo personal, hasta los social; como tanto se admira de los países llamados "no dependientes", "desarrollados" o "grandes potencias" a costilla de la explotación de nuestros recursos abyalenses
Recursos éstos que son el tema neurálgico en el tapete para el debate, considerando pues, las alternativas globales manifiestas para el desarrollo social del Continente Latinoamericano. Están visionando un Nuevo Orden Mundial de los dos polos entremezclados derecho-izquierdista, sin embargo, nuestra naturaleza va construyendo una nueva forma de interrelación socioeconómica que trasciende las expectativas de poder, algunos miopes no lo ven, otros atacan visceralmente; sin embargo, ese principio corresponsable es verdaderamente inagotable y trasciende las fronteras