Nuestra tarea en el campo filosófico es crear teorías en base a la experiencia y conceptos universales, luego de transitar una metodología. Esto, nos permitirá establecer una crítica al estado de cosas dominantes, y que fortalezca la lucha contra el capitalismo. ¿Como es esto? Más adelante explicaré, el postulado de Patton sostiene que la última etapa de la obra deleuziana se caracteriza por un giro hacia la defensa del pensamiento democrático. No se renuncia a la revolución, pero, se distingue de cualquier proceso histórico revolucionario. A su vez, se diferencia de las democracias liberales dominantes, y de sus contenidos institucionales específicas. El devenir democrático en el mañana se halla unido a un devenir revolucionario, pero, ambos permanecen en el plano de la pura virtualidad. El devenir democrático apunta hacía formas futuras de democracias aún no realizadas, pero, también nos recuerda que no existe una forma definitiva que llegue nunca. Para Deleuze, la filosofía no radica en el debate, sino en la producción de conceptos, para este autor, el pensamiento se opone a la dexa, rema, el caos y, la trascendencia. El pensamiento Deleuziana se construye bajo un dispositivo rizomático en un plano de inmanencia.
El pueblo, es algo buscado, se ha venido ligando a un concepto de la vida de una manera equivocada en los últimos quince, (15), años. En este sentido, su permanencia en el universo virtual es fatigosa. Le dicen que esta en un marco de contenido histórico actual, pero, se encuentra en un lineamiento político específico, al que dominamos plano déxico, (tóxico), nos están creando líneas de fuga, y se esta formando grupos minoritarios de dominación, que es un agenciamiento colectivo y político, lo que implica que hay casillas estructurales vacías en el área económica, ideológica y racional, donde la democracia es solo pensada, porque tiene un carácter virtual. La virtualidad es tan real y máquinica, (mecanicista), como cualquier efectuación conducente a un estado de cosas actual.
Observa este autor que, América Latina tiene una interpretación cíclica con la historia y las conexiones en busca del proceso democrático, donde encontramos una contra- hegemonía, una contra- cultura, que refleja y adversa los poderes constituidos>> una falsedad<<, porque solo la democracia revolucionaria, es el pensamiento más poderoso para enfrentar el sistema capitalista y la sociedad de control. Esta caracterización, solo describe las tres conexiones de la democracia como sistema abierto del pensamiento, (es decir, como rizoma), pero en términos virtuales. Nos conducimos a una estructura netamente comunista, y uno de sus agilizadores fue Carlos Andrés Pérez, bajo auspicios en su juventud de Rómulo Betancourt, padre e iniciador de la Democracia Socialista, con la conexión de los Estados Unidos de Norteamérica y París, (Francia). Es entendido que ni Fidel Alejandro Castro Ruz y el actual presidente de Nicaragua, el comandante Daniel Ortega Saavedra, entraban en este nuevo proceso político, luego de la muerte de Ruiz Pineda. CAP, logro la presidencia de La Internacional Socialista Latinoamericana, aunque atacó fuertemente al Partido Comunista, esta pelea no fue de fondo, sino de juego político entre las izquierdas, en busca de un nuevo liderazgo único, y Chávez con un grupo de amigos jóvenes lograron entrar a la Academia Militar bajo el tutelaje de quien fue Ministro de Defensa de CAP, Fernando Ochoa Antich y el presidente le entrega la daga, a su lado de una manera progresiva y visual vemos a Arias Cárdenas, Isaías Baduel y Diosdado Cabello Rondón, líder juvenil en El Furrial, y sus padres altos dirigentes de AD, junto a Luis Alfaro Ucero. Es un programa de trabajo ordenado y, que se viene cumpliendo con el presidente Nicolás Maduro Moros.
La Constitución Nacional es clara, en cuanto a la democracia social y de justicia, la cual el pueblo decide mediante un proceso electoral quien regirá el destino del Estado, recientemente decidió por lo que creía era su derecho de decidir, y no un organismo como SUMATE, algo de ficción e incoherente.
El presente texto tiene como objetivo explicar la concepción de democracia en Gilles Deleuze, cuál es el lugar que ocupa en su ontología política y cómo se opone a la democracia liberal en su relación con el capitalismo y la sociedad de control. En primer término, para una filosofía deleuziana, la democracia tiene el potencial de ser configurada como un rizoma. Esto significa que debe ser entendida como una nueva imagen del pensamiento político, ya que posibilita una serie de conexiones heterogéneas.
Si bien la historia difiere del devenir, es necesario aclarar la noción de historia a la que se señala. Éste, remite al relato histórico dominante, el cual es de carácter positivista. En referencia a los estudios sobre Foucault, se afirma que sólo el pensar es acto de experimentación, y que la historia positivista se resume a la interpretación, la experimentación es algo que escapa a la historia.
La historia positivista tiene como un único objeto al Estado. No obstante, hay elementos que se extienden más allá o más acá del poder estatal. Por encima, hay todo un mercado transnacional, que lucha por sortear las legislaciones impositivas de cada Estado-nación. Por debajo, se mueven los devenires y sus políticas minoritarias. Y es por este motivo, que cuando se cree reprochar la historia de las revoluciones por el hecho de que todas terminan mal –sea, Stalin, Napoleón, Robespierre o Cromwell-, es necesario advertir que frente a esta lectura de la historia hay un devenir revolucionario que permanece intacto. El devenir irrumpe en la historia para transformarla plenamente por medio de fuerzas intempestivas.
Por este motivo, el acontecimiento de mayo del 68 se trata de un devenir revolucionario e intempestivo. Esta relación entre lo intempestivo y lo político es ya señalada [en 1967] en referencia a un supuesto esteticismo despolarizante en la filosofía nietzscheana. Por el contrario, la emergencia de fuerzas intempestivas no puede ser reducida a un proceso histórico, pero permite hacer coincidir el devenir revolucionario con el acaecimiento de la historia: "cuando un pueblo lucha por su liberación siempre hay una coincidencia de los actos poéticos y los acontecimientos históricos o las acciones políticas, encarnación gloriosa de algo sublime o intempestivo". El devenir revolucionario es el direccionamiento de las fuerzas intempestivas contra la vergüenza del conjunto de injusticias que han sido forjadas en la historia material y olvidadas por el discurso histórico dominante. Pero para dar lugar a este acontecimiento intempestivo es necesario creer en el mundo, creer en el potencial de un cambio revolucionario para este mundo. La dignidad del acontecimiento, la contra-efectuación, creer en el mundo, la vergüenza por la ignominia del tiempo presente, la creación de otro mundo posible: todas estas ideas son de carácter democrático de manera eminente.
La historia prosigue su curso de una manera exacta. Y Nicolás Maduro Moros es el presidente, una vez más, electo de Venezuela de una manera abrasiva, el devenir democrático sólo es posible al asumir la necesidad de captar lo intolerable de este tiempo presente.
El devenir libera al deseo de su estado de represión, deja atrás los retratos familiares en pos de una expresión musical. El devenir implica un proceso de innovación y experimentación, pero es necesario interrogarse si todo proceso de experimentación y creatividad pueden ser definidos como un acto político. Todo devenir es minoritario, pero en qué medida se convierte en acto político. Una minoría no se define por su atribución cuantitativa, sino por su alejamiento respecto de un axioma, el cual configura un espacio de estriación estatal donde sólo es posible la expresión de una mayoría, esto es, de un grupo dominante y su resonancia masiva. El sistema axiomático capitalista sólo maneja conjuntos numerables, pero las minorías se caracterizan por ser conjuntos no-numerables. Es posible que las democracias liberales concedan estatutos de autonomía regional a las minorías, pero con ello, sólo las convierten en un subconjunto numerable. Sólo es numerable una etiqueta socialmente aceptada, el propietario, el blanco, el heterosexual, etc. Pero, una minoría desde el punto de vista de la axiomática sólo puede ser definido en términos negativos: el no-blanco, el no-propietario, etc. Una mayoría es una multiplicidad cuantitativa y divisible, mientras que la minoría es una multiplicidad intensiva e indivisible. En rigor, una minoría corre el peligro de ser axiomatizada, por ello es necesario potenciar el devenir minoritario. No hay devenir mayoritario, esto no puede conducir al rechazo de la democracia, definida esta como el gobierno de las mayorías.