El periodista Juancho Marcano se sentó al frente del computador con el fin de escribir un texto para la revista Margarita en tus manos, pero antes de empezar, observó por la ventana a una montaña cercana y ahí vio pintada una sonrisa verde por el aguacero que había caído el día anterior. "Lluvia bendita lluvia, capaz de poner en un día contenta a las matas y hacerlas vestir con un traje nuevo como honor a esa visita del agua refrescante que viene del empíreo", pensó el periodista.
Dejó de observar y pensar para comenzar a escribir cuando oyó en la radio comunitaria: "En las fiestas patronales de la Virgen/ yo quisiera que estuvieras junto a mí/ en un árbol muy juntitos en la plaza/ y decirte lo que yo te quiero a ti/.." Y fue ahí que se acordó que septiembre es el mes de la Virgen del Valle, patrona del oriente del país y guía de pescadores y campesinos y de mucha gente que le rinde pleitesía este mes y que le agradecen los favores recibidos hechos por su mano piadosa.
El periodista se recordó, ya que pensó en la lluvia, que el día de su bajada, el 1 de septiembre de 2024, cayó un torrencial aguacero en El Valle, pero faltando pocos minutos para la 6 pm, que era la hora estipulada para comenzar la misa para la citada ceremonia, la lluvia, como arte de magia, se calmó y las gotas desaparecieron, para que el ritual se hiciera normalmente y pudiera bajar la Virgen de su nicho para estar desde la nombrada fecha, más cerca de su pueblo.
También se le vino a la mente al periodista aquellos tiempos pasados que, junto a varios amigos tanto del pueblo como otros, celebraban en casa de su abuela el día de la Virgen del Valle y aquello era un compartir bien bonito, pues se rezaba, se cantaba y se jugaba, y también se brindaba. "Eran otros tiempos donde la alegría de aquel encuentro anual era tan grande que inflamaba los pechos y hacía que la fe en la Virgen marinera creciera y se adorara mucho más", meditó Juancho Marcano.
En eso estaba, sumido en sus recuerdos, cuando escuchó a ladrar a su perro Pipo, y se acordó que en la mañana le había señalado que el filósofo Heródoto había manifestado en cierta ocasión que "De todas las posesiones, la amistad es la más valiosa". "Totalmente cierto", pensó el periodista, y se dispuso a escribir.