"La mayor señar de ser bueno es ni temer ni deber,
y la mayor de la maldad es ni temer ni pagar"
Quevedo
La ida y recibimiento del mercenario Edmundo González, en la mala madre España, por obra y gracia de todos los gobernantes habidos y por haber–salvo algunas excepciones– es que da la ligera impresión, que siguen dolidos y no se han podido sacar lo que significó la derrota y expulsión de nuestro suelo de las fuerzas invasoras de aquella época, llegados para pisotear nuestros antecesores, hasta que apareció el ilustre guía, estratega, visionario y precursor del antiimperialismo, como fue y sigue siendo nuestro Libertador Simón Bolívar. Todas las demostraciones de los últimos mandatarios españoles, son parecidas a los jueces venales y, encierran tanto peligro, que no podemos dejar pasar por alto ni un instante, así, como tenemos la obligación de enfrentar a los gringos, los mercenarios y vendepatria.
La noticia del caso Edmundo, pasó, como algo normal en el común del pueblo, porque no es el primero ni último, que agarra ese camino y, después a donde llegan se la quieren dar de guapos, porque indiscutiblemente están apoyados y hasta los engrandecen, como si hubieran participado en alguna batalla por la libertad del país, como es el caso de España, el cual los acoge, como niños de pecho. Sin embargo, el caso del Edmundo, tiene otra connotación, porque representa un auténtico mercenario y sirve para abrirles los ojos, a los que todavía andan encantados, con la supuesta mujer maravilla –MADE in USA–la María Corina Machado, la misma que trajo a este personaje, como si fuera un divo y poco le importó el carnecito de la CIA, ganado en sus andanzas criminales en el Salvador, que no es cualquier cosa.
La inhabilitada, es una verdadera caradura y comprometida con el imperialismo, y por eso sigue dando la fecha de juramentación del último angelito de la oposición, pero en España y no sabemos si la Conferencia Episcopal Venezolana, va hacer acto de presencia en la persona de Baltasar Porras, ya que, son más creyentes en estos espantapájaros, que, en las mismas ideas promovidas por el auténtico mártir del catolicismo, como fue Jesús de Nazaret. Todo indica, que España es una trinchera de enemigos de la patria de Bolívar y sus hijos, y mientras puedan sus gobernantes van a seguir atizando la candela y presentando estos shows vergonzosos, como el del Edmundo.
Así, como abrigaron esperanzas en el Guaidó, pasaron a inflar a la María Corina y al quedar inhabilitada, por llevar en la mente la invasión, como una obsesión, propia de los que no tienen razón y emplean la violencia, como la propia alumna de los españoles derrotados por Simón Bolívar, acompañado de un pueblo, amante de la libertad y la dignidad y por eso se jugaron la vida en los campos de batalla, hasta expulsar al último español realista. El que aprende a querer a su patria, no llega a las vilezas del Edmundo, quien se prestó para hacerle la segunda a la verdadera divorciada de la mínima expresión de patria y, por el contrario, le estaba abriendo las puertas a los inquilinos de la Casa Blanca, para definitivamente negociar y después pagan.
Lo cierto en esta novela del caso Edmundo, es que se paseó de embajada en embajada, porque andaba chorreado y se agarró al derecho de asilo, el cual recientemente fue violada esa resolución en el Ecuador, algo que no dicen. Al llegar a España lo recibió la misma camarilla, que lo quiere presentar, como un "héroe" de las películas de Hollywood, pero con más mentiras a las cintas cinematográficas de King Kong. Ahora, no es que se fue al cumplir el gobierno venezolano por algo establecido en los derechos humanos, como es el asilo; aunque este señor, debería haber estado preso por lo menos un mes en una jaula diseñada exclusivamente para exhibirlo en una plaza de la gran Caracas.
Es tanta la comicidad y las payasadas del gobierno español en el caso, del oportunista Edmundo, que el ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, desmintió las conversaciones previas entre el gobierno venezolano y el español y por poco dice, que se escapó nadando y el poder mediático se encargaba de lo demás. Algo parecido a los inventos de su apoderada en plena campaña, que se inventaba unas, como para reír sin descanso, por lo falso y gafo. Señores la verdad verdadera, es que el Edmundo González Urrutia, se fue chorreado y el gobierno español sin ninguna vergüenza lo está lavando, y los españoles están protestando, porque se agotó el agua. Dios libre, el que este cerca.