El Hato La Vergareña y la revolución

Viernes, 13/09/2024 01:22 AM

En un programa de televisión reciente se informó sobre el proyecto de desarrollo del Hato La Vergareña en el Estado Bolívar que ya tiene amplio recorrido en nuestro proceso. Pasó a propiedad de la nación en el año 2008 cuando era el hato más grande del país.

De acuerdo a la información en Internet, el hato fue fundado por el señor Horacio Cabrera y vendido en 1953 a Daniel Keith Ludwig, quien transportaba mineral de hierro desde Venezuela hacia los Estados Unidos para la Orinoco Mining Company, el cual lo organizo como un rancho ganadero trayendo lotes de animales de razas como Hereford, Angus, Shorthorn y Brahman produciéndose un compuesto, muy bien adaptado y con claras ventajas productivas y reproductivas, el cual se mezcló con animales criollos existentes previamente . El hato fue adquirido en 1976 por la familia Benacerraf hasta su adquisición por la nación. Sobre la situación hoy del compuesto ganadero no se tiene información, pero es tarea para algún centro de investigación nacional.

Esta breve historia o reseña de La Vergareña nos muestra por una parte la dificultad de inserción de nuestro país en las estructuras productivas imperialistas, donde solo somos aceptados por la minería ya que no se informa de exportaciones de productos ganaderos a los Estados Unidos y por la otra las dificultades del desarrollo administrativo, financiero y gerencial para las grandes empresas nacionales sean estas de propiedad pública o de otro tipo. Si la propiedad es de la nación las dificultades y debilidades administrativas se acrecientan, entre ellas la de falta de control y seguimiento y lo perdemos todo.

Tenemos que resolver esas situaciones, no basta con la decisión de asumir una propiedad o crearla, pues para el funcionamiento eficiente de un centro productivo se necesitan muchas cosas más, aspectos necesarios e imprescindibles para alcanzar el funcionamiento continuo, permanente, innovativo y ético que en el caso del que hablamos transforme tierras que desde que Rómulo Gallegos escribió Canaima, 1935, prácticamente se mantienen en su mismo estado natural, solo que más asolado.

Otra cosa necesaria es que se encuentren personas de alto valor técnico, nacionalista, revolucionario, ético y con fuerza para el trabajo que puedan y estén dispuestos a enfrentar más allá de las declaraciones, la tarea de hacer producir, internándose en la producción y administración concreta, hazaña especifica en la cual carecemos de héroes civiles. Contando con personas así la revolución es tarea difícil, sin ellos es casi imposible.

La Vergareña es también la muestra de la prodigalidad de nuestra naturaleza, de nuestros habitantes, de sus posibilidades de desarrollo que se deberían ver proyectadas has lo inmenso por la propuesta socialista, pues a pesar de todo, muchos han sido los logros que allí se han obtenido, siendo el compuesto ganadero solo uno de ellos invalorable para nuestra producción agropecuaria y que este hato en su totalidad debería ser rescatado por espíritus venezolanos de todas las edades, la juventud tiene lo suyo pero no es el todo venezolano, pues necesita aprender de los mayores, que puedan tejer en esa zona una urdimbre revolucionaria de amor, trabajo, prosperidad, patria y paz.

Venezuela también debe revisar su espíritu generoso y prodigioso para generar riqueza, pues al entregarla a otros sin condiciones se sufren grandes decepciones que nos podemos evitar, último caso que nos está pasando con la República Dominicana.

Oscar Rodríguez Estrada 12 de septiembre de 2024

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