La colonialidad del asilo de González Urrutia

Sábado, 21/09/2024 12:44 PM

El asilo político asignado a Edmundo Gonzales Urrutia en España abre una serie de inquietudes que nos deberían ayudar a discernir la complejidad colonial que destapan las consecuencias de las recientes elecciones presidenciales.

No olvidemos los países involucrados en el asilo y el refugio brindado inicialmente a EGU inmediatamente finalizados los comicios. Los Países Bajos, y España son dos monarquías democráticas, lo que significa primeramente que son dos monarquías, pues lo de democracia históricamente sabemos que es un proyecto republicano que en ambos países sigue ahogado. Pero además de ser dos monarquías, en el caso español, una monarquía que todavía se desvive por "los españoles de América", que en el caso venezolano son los mantuanos que están bien representados por María Corina Machado. Esta es una casta privilegiada que desde tiempos coloniales siempre han engendrado los intereses de las elites aristócratas y de la corona española en las Américas. Puede que se nos pase por alto esta continuidad histórica, pero la realidad fáctica nos muestra que EGU se paseó por ambas embajadas como pedro por su casa. No es simplemente coincidencia. Además de ser monarquías, ambos reinos defiendes históricamente profundos intereses geopolíticos en Venezuela. Los países bajos mediante las relaciones con Surinam, Trinidad Tobago y los Guayanas holandesas. No es coincidencia que no sea otra embajada. Y bueno la embajada española, la madre de las fuerzas coloniales en las Américas.

Pero no olvidemos que estas continuidades están intensamente articuladas en el proyecto militar de la OTAN y sus movimientos en el Caribe para contrarrestar la avanzada de Rusia y China en la región. Venezuela para todas estas potencias históricamente constituye un puente obligatorio de cruzar para acceder a los recursos naturales, fundamentalmente, tan abundantes en el Abya Yala, y en Venezuela en particular. Estamos entonces ante un escenario continuidades coloniales, hoy encarnados en una nueva geopolítica de los emergentes BRICS. Estamos iniciando un nuevo capítulo histórico en el que Venezuela vuelve a jugar el papel de un nudo gordiano. Recordemos las guerras de independencia lideradas por Bolívar a principios de 1800, o las luchas de Cipriano Castro cien años más tarde para posicionar a Venezuela durante el surgimiento de la economía del asfalto con la que se pavimentaron las calles de las polvorientas ciudades de EEUU y de Europa. Cipriano Castro tuvo que enfrentar una guerra del asfalto ante empresarios gringos que financiaron un ejército mercenario para tratar de asegurarse el monopolio de la provisión de este material hacia los EEUU. El derrocamiento del presidente venezolano era fundamental para alcanzar este objetivo. Cipriano Castro ganó la guerra militarmente, pero la conflagración dejo al estado venezolano en la ruina. Y la operacion que desataron las potencias europeas para recaudar las deudas contraídas por el gobierno venezolano para enfrentar la guerra reeditó el regreso de las potencias coloniales para una retoma del continente. Para detener esta retoma EEUU sentó el precedente del corolario de Roosevelt de la doctrina Monroe. Esta doctrina lanzada en 1828 para repeler el retorno de las potencias imperiales a las Américas se vio reajustado en 1903, con este corolario, por medio del cual las potencias europeas dejan en manos de EEUU el cobro de sus deudas, lo que sentó las bases para el despunte de EEUU como el imperio más dominante hasta nuestros tiempos en las américas.

Es decir, en Venezuela se enterró el colonialismo español, y sus fuerzas independentistas incluso se propusieron, con Bolívar al frente, no sólo expulsar a todos los imperios europeos del Caribe sino lanzarse a cruzar el Atlántico para liberar a los pueblos europeos de sus monarquías imperiales. Bolívar no pudo materializar esta visión, fundamentalmente porque la retaguardia eran los EEUU, de los que no confiaba entonces por ser un estado esclavista. En fin, que luego de abandonar a Haití a su suerte, que siguió luchando contra el esclavismo racista de EEUU, Canadá y Francia, la gran Colombia y las naciones liberadas se dispersaron en una gama de países "independientes". Estos por un lado continuaron reeditando el colonialismo con nuevas formas de dependencia, y por otro lado, fueron cayendo uno por uno ante la dominación de EEUU que consolidó su unión y su hegemonía continental. Recordemos la historia para no perder el hilo conductor del presente.

No es ninguna menuda lo que se está disputando en Venezuela, por decirlo en buen romance popular. Y partiendo de este contexto histórico de por donde pasó EGU para adquirir el asilo llegamos a estos tiempos del liderazgo de Nicolas Maduro, con Diosdado Cabello y los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez comandando los destinos de la república bolivariana.

Pues veamos las cosas recapituladas. Después de más de una veintena de muertos, y numerosos actos de sabotaje a infraestructuras publicas el presidente Maduro y el fiscal Tarek William Saab andaban buscando a Gonzales Urrutia para meterlo preso por incendiar el país y por contribuir a usurpar los poderes del estado. Mientras esto sucedía en los medios, Jorge y Delcy Rodríguez, El presidente de la Asamblea Nacional y la vicepresidenta de la República respectivamente negociaban con el candidato opositor cómo salir del país para escapar a las responsabilidades políticas y judiciales generadas por el estallido social del 29 de Julio. Finalmente 11 días después EGU pudo cómodamente, y hasta con uno wiskis de más, dejar tranquilamente el país en un avión del reino de España. ¿A todos estos esfuerzos también se pregunta uno donde quedan los esfuerzos del canciller Yvan Gil para apersonarse de las relaciones diplomáticas con España? ¿Porqué no fue Gil quien se apersonó de la situación? ¿Además, Como así que el candidato opositor se reúne con los Rodríguez para ver como saltarse por encima las demandas hechas por el poder judicial? ¿Qué dice todo esto del verdadero poder del poder judicial? Aquí es urgente echarle un ojo a las declaraciones hechas sobre Gonzales por los diferentes actores del poder ejecutivo, electoral y judicial en los días anteriores cuando se dieron esas negociaciones.

Para seguir recapitulando tengo once puntos que quisiera ventilar, Uno. Empecemos por las conversaciones de paz adelantadas en Barbados, las que dejaron como resultado un acuerdo de participación en las elecciones por las fuerzas opositoras. Estas se comprometieron a participar, pero desde el inicio de su campaña anunciaba que no reconocería los resultados si no eran los de una derrota contundente. Ya con solo participar eran victoriosos de las elecciones, eso obviamente no es democrático.

Dos, Las elecciones se realizan el 28 de julio y al final de la jornada se demora el reporte de los resultados. Cuando Elvis Amoroso por el CNE promulga el primer boletín este está lleno de inconsistencias matemáticas, lo que la oposición capitaliza para llamar a su militancia a volcarse a la calle a defender los votos, sus votos.

Tres; se presenta un estallido social como protesta a los resultados. Pese a las consecuencias de este estallido, persiste la inconmensurable parsimonia para promulgar los resultados, la página del CNE sigue caída hasta hoy cuando escribo estas líneas. Se ha documentado la existencia de un ataque cibernético. Pero igual, pese a tal extraordinaria situación los resultados deben ser publicados sí o sí, y desglosados por puesto de votación. El resultado es un instrumento político de transparencia y es vital para evaluar la planificación administrativa y el accionar de las fuerzas política. Quien y donde no puede ser un privilegio del grupo en el poder sino de toda la nación venezolana. Más de 20 muertos, 2000 detenidos, destrozos y vandalismo por doquier causados por "los comanditos", dice el gobierno. Los comanditos, dice la oposición, fueron grupos destinados a coordinar la defensa del voto opositor. Ambas versiones se conflagran en los debates mediáticos, pero el debate no aterriza en el derecho de los votantes a organizarse para ejercer democráticamente su derecho a elegir. En lugar de esta discusión campea la estigmatización tanto contra "los colectivos chavistas" como contra "los comanditos opositores".

Cuatro, en medio de este estallido de los votantes, el candidate González Urrutia se refugia en la embajada de los Países Bajos el día siguiente, el 29 de julio.

Quinto, desde la embajada de los Países Bajos EGU emite varios comunicados de prensa por sus medios sociales a sus votantes exigiendo transparencia de los resultados. Por un lado, esto hace cómplice al reino de los países bajos en todas las acciones insurreccionales y del desacato adoptadas por este candidato. Pero, por otro lado, aquí es muy difícil seguir creyendo la versión de que la dirigencia de la oposición no sabía dónde andaba su candidato presidencial. ¿Si no estaba en su propia casa, entonces donde estaba? ¿No se veían las caras? ¿O ya sabían de antemano cual era la táctica, en la que participaba el personal diplomático de los países bajos? Estos siguen hasta el momento con un perfil bajo, muy ventajoso para ocultar las responsabilidades coloniales de los Países Bajos.

Sexto, el gobierno moviliza todos sus esfuerzos o concentra todas sus fuerzas y logra controlar el levantamiento social que se había presentado. Luego pasa a una ofensiva jurídica para ratificar la victoria anunciada por el Consejo Nacional Electoral, incluyendo un recurso contencioso para amparar la promulgación del resultado hecha por el CNE. Además, convoca a inmensas movilizaciones de calle para lograr el apoyo popular. La pregunta es si todos quienes salieron a demostrar fueron los mismos que votaron, o si la situación de emergencia generada por los destrozos generados durante el levantamiento logró reactivar a quienes no habían votado por Maduro o simplemente ni habían votado. Eso solo lo sabremos preguntándonos sinceramente que implicaciones tuvieron estas movilizaciones para reavivar el respaldo tanto a Nicolas Maduro y al gobierno bolivariano como a la oposición liderada por EGU.

Séptimo, el fiscal y el presidente, así como todos los instrumentos mediáticos al servicio del gobierno, construyen la responsabilidad de González Urrutia en el estallido social. Lo sindican de ser el cabecilla de un levantamiento fascista, este es un Law faire desde la izquierda contra un dirigente de la derecha. Hay que verlo en esa dimensión, así de sencillo.

Ocho, ante el linchamiento mediático en su contra plagado de amenazas y epítetos, González Urrutia se refugia en la embajada de España. Desde allí emite otros comunicados y empieza a gestionar su salida de Venezuela al exilio. Nuevamente como cuando estuvo en la embajada de los Países Bajos, es necesario esclarecer si estos comunicados por circunstancias de tiempo y de lugar estuvieron viciados de una directa complicidad del personal de la embajada, y obviamente del gobierno español. Seriamos muy ingenuos si Pedro Sánchez no estuviese enterado de semejante situación. Si el candidato opositor estaba tirando dardos a la opinión desde el interior de la embajada española esto hace que el gobierno de España haya estado implicado en los actos de la oposición.

Nueve, el cruce de versiones sobre la estadía y sobre la disposición de González Urrutia para acatar el resultado enmarcan sus salidas sin problemas de Venezuela en un avión del reino español. Otros ciudadanos españoles son detenidos por presuntamente estar al mando de un plan para asesinar al presidente Maduro. ¿Como es que los Rodríguez no preguntaron por lo que supiera la embajada sobre estos ciudadanos? Respecto a EGU, Obviamente que cualquier documento que hubiere firmado, para engañar a los Rodríguez, y así lograr acceder a un avión para salir de Venezuela estaba viciado de coerción. Es una simple regla sobre la ética del consenso, alguien da su consentimiento a algo, suscrito, hasta que finalmente se retracta cuando accede a la libertad de quien lo coerciona. Seguir insistiendo, como lo hace Jorge Rodríguez, en acusaciones de "falta a la palabra", falta de "hombría", "falta de caballerismo", o "cobardía, etc., es francamente irrelevante. Este es un juego de intereses y la opción era o judicializar al candidato EGU, un anciano enfermo, diplomático de carrera, "el viejito miel" o permitir su salida de Venezuela.

Diez, cuando desembarcaba en España, González Urrutia al contrario de lo esperado por los Rodríguez, con una vitalidad inusitada inició una gira relámpago para promover que se muestren los resultados desglosados de las elecciones presidenciales. A partir de allí se desencadena una nueva etapa mucho más ventajosa para la oposición. En el extranjero EGU recibe el apoyo de la gran mayoría de lideres y parlamentos de los países occidentales aliados de EE.UU. Esta es una inmensa derrota simbólica de profundas repercusiones para el gobierno de Maduro que ha pasado de ser un héroe – al mantenerse en el poder pese a cerca de mil medidas coercitivas impuestas por las fuerzas imperiales del Atlántico norte – a ser unos "camajánes de esquina" que supuestamente no tienen escrúpulos para mantenerse en el poder.

Once; como el CNE aún no publica las actas desglosadas con los resultados de la elección, los parlamentarios de la mayoría de los países "democráticos", es decir la vieja estructura colonial de siempre, en un efecto de dominó ratifican a González como presidente electo de Venezuela; aislando aún más en el exterior al gobierno dirigido por Maduro.

Sigo creyendo que toda esta estrategia colonial, de usar a las embajadas de las viejas potencias coloniales para presionar un cambio de régimen en Venezuela bien pudiera haberse derrotado fulminantemente publicando las actas desglosadas por mesa. La estrategia de acudir a un recurso contencioso ha logrado frenar el estallido, pero políticamente para conseguir mas apoyo internacional para el gobierno bolivariano ha fracasado.

Si en realidad prima la democracia participativa y protagónica, una operación de emergencia electoral puede convocar a los testigos de cada mesa a escrutar los resultados ya consignados localmente para reconstruir el resultado de manera desglosada por puesto de votación. No es repetir la elección, es simplemente escrutar los resultados ante la inoperatividad técnica del sistema que administra el CNE. Para esto se requiere un poder electoral plenamente autónomo y sobre todo verdaderamente creativo y visionario. Debe primar el triunfo de los votos y no la pelea entre elites que reaviva la continuidad colonial exponiendo nuevamente a Venezuela a nuevas medidas que fundamentalmente van a afectar al pueblo pobre. El chavista y el no chavista.

 

Profesor universitario,

Universidad de Gotenburgo, Suecia

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