Para los maduristas, los chavistas maduristas y los chavistas revolucionarios; lo mismo que para los anti chavistas; Hugo Chávez, todavía es el referente ideológico de su accionar político.
Para unos, Chávez es el guía político, para otros el camino moral a seguir y para los subsiguientes, unos lo utilizan como señuelo y otros como el objetivo ideológico a destruir. Sin embargo, como la coyuntura post electoral se orientó a la demostración lógica formal de la autenticidad de actas, cartas y declaraciones de los implicados en la elección, el referente histórico Chávez, dejó de formar parte de este nuevo momento político.
Este momento está monopolizado por el gobierno madurista. En paralelo a las demostraciones lógicas, se ha levantado una cortina narrativa de heroísmo de la inteligencia estatal, de denuncias y propaganda antifascista, agregados a reportes de increíbles avances y proyecciones económicos.
Esa narrativa funciona como una barrera de humo que no deja ver lo que realmente sacude la vida de los venezolanos; entre esas conmociones están: refinerías paralizadas, problemas serios en el suministro nacional de agua y electricidad, escasez de medicamentos en los hospitales nacionales, pobreza, inmigraciones y bajo rendimiento de PDVSA.
Las opiniones de los defensores del madurismo quedan circunscritas dentro de la narrativa estatal y dentro de las referencias descritas, para definir la relación con Chávez. Pero, lo más alarmante es, que al estar atrapados en la red de la narrativa oficial; ellos mismos se convierten en contenido estructural de esa nebulosa narrativa.
Pero, eso ya es cuestión de opciones políticas e ideológicas, a la cual tienen derecho; yo solo quiero sostener, que es bueno tener un pensamiento crítico en relación a los hechos y sus expresiones propagandísticas. Ser antiimperialista es un buen punto de partida, más útil aun, es llevar a la par la aspiración a la construcción de un país más justo y participativo. Y pensar que se puede avanzar unidos con Chávez o sin Chávez hacia una patria descolonizada e independiente del dominio de la Chevron y la Exxon; pero, con una PDVSA bien administrada y auténticamente venezolana.
Si no hay un esfuerzo colectivo y movilización de masas por la construcción de una patria descolonizada e independiente; sin ninguna connotación peyorativa, no es mala idea cambiarse ropa e irse a la toma de posesión de Maduro o quedarse en la playa mojándose el trasero, recibiendo brisa y sol. Pero por favor, a Chávez sépanlo acompañar.