Columna de Martorano (235)

Guerra Cognitiva o neuroguerra y Guerra Cibernética en el marco de la Guerra de V Generación contra Venezuela (VI)

Lunes, 23/09/2024 11:07 AM

Hoy en el marco de este análisis quisieramos referirme nuevamente a lo referido a las ondas binaurales y los cristales de magnetita en el cerebro en el marco de esta Guerra Cognitiva o NeuroGuerra.

Pero si queremos como introducción señalar y expresar la siguiente reflexión.

Este tipo de guerra no se parece a las otras a las que hemos enfrentado. Alguna gente se define como "experta" cuando acá no solo estamos hablando de psiquiatría, psicología o neurología sino que podemos llegar hasta a la fisiología incluso, pero es mucho más complejo de lo que se imaginan. Y eso apenas ahora es que se está haciendo público.

Es algo tan extraordinaria esta neuroguerra y sobre todo en lo neurológico que he podido observar como cuadros que uno pensaba que son irreductibles con la Revolución por su formación político ideológica, los han quebrado neurológicamente. En los experimentos que ha realizado el hermano Simón Colmenarez Silva aplicando musicología y ondas binaurales lo hemos visto.

Pero pese a este escenario apocalíptico, la buena noticia es que el cerebro se puede entrenar. Por ejemplo, una persona que sufre de vértigo en las alturas, si somete a su cerebro a salir de su zona de confort y constantemente sube por ejemplo al Waraira Repano y le envía el mensaje de que todo estará bien, y de obligar al cerebro de manera inteligente a hacer lo que neuroquímicamente en ese momento no desea, irá paulatinamente estableciendo nuevas redes neuronales que le permitirán superar ese temor o esa fobia. O si mejor lo prefiere, realizar una nueva programación neurológica.

Lo que más me ha sorprendido es que en Youtube hay muchos videos sobre esto, pero es tal la manera como nos tienen dominados, que la gente no le para y los obvia. La neurociencia está teniendo muchísimas aplicaciones, sobre todo en el ámbito educativo y en el militar mejor ni hablemos.

Por ello, hablar de la Guerra de V Generación solamente desde los medios o lo psicológico es quedarse aun en la Guerra de IV Generación. Evidentemente en la de V Generación hay utilización de los medios, de plataformas, pero como detonantes, como instrumentos para ocasionar hasta una respuesta en lo orgánico, no solamente en el cambio de percepción de los humanos.

En ese sentido, el 7 de septiembre de 2012 escribíamos un artículo refiriéndonos también a esta Guerra de V Generación. En aquella oportunidad nos referimos al uso de ondas binaurales y el descubrimiento de componentes de cristales de magnetita en nuestro cerebro.

Es bueno señalar que a diferencia de la Guerra de IV Generación, en las Guerras de V Generación no hay un condicionamiento sino una manipulación directa del ser humano a través de su parte neurológica.

Las ondas binaurales son frencuencias u ondas que estimulando ciertas zonas de nuestro cerebro, pueden contribuir a su relajación, concentración o inducir a un determinado tipo de respuesta orgánica en nuestro organismo. Y esto ya ha sido comprobado científicamente. Este tipo de frecuencias han sido utilizadas por ejemplo en la hipófisis cerebral, haciendo que ésta libere hormonas de crecimiento, haciendo que una persona en un año pueda crecer hasta 17 centímetros.

Este tipo de ondas se dividen en alfa, beta y gamma. El cerebro cuando capta ciertas frecuencias o escuchamos ciertas y determinadas melodías hacen que ciertas zonas de nuestro cerebro reaccionen. Las ondas entran en nuestro subconsciente e incluso en el inconsciente. Por ejemplo, en la Globovisión de los años 2002 al 2012 más o menos, cuando ellos colocaban esa música tétrica, en donde la gente se ponía en un estado de alerta, y de zozobra, o cuando en ciertos establecimientos comerciales colocan algunas melodías, que subliminalmente incitan a la compra y consumo de ciertos y determinados productos. Lo que quiero expresar, para poder entenderlo, es que, al igual que el cuerpo, al cerebro le gusta que lo consientan, el cerebro le gusta y disfruta de músicas que lo revitalizen de ruidos externos.

Por eso, con estas ondas a través de esas melodías, puedes estar haciendo otras cosas y escucharlas, pero no nos damos cuenta de ello, porque lo hacemos a través del subconsciente, incluso el inconsciente, porque el cerebro capta mejor las ideas que pasan por nuestros sentidos (Vista, oído, olfato, gusto, tacto incluso) y sean mejor compenetradas, hacen que las neuronas se activen y los reflejos, capacidad mental y hasta la memoria sean mayores a las habituales. Incluso en el programa http://www.softonic.com hay un programa llamado brainled alfawave donde se pueden percibir este tipo de ondas, pero para que surtan plenos efectos, deben escucharse a través de auriculares.

Las ondas beta tienen una frecuencia de 10 y 40 Hz, es decir, oscilan entre 10 y 40 veces por segundo. Si esta oscilación se incrementa, se asocian al incremento y al manejo del miedo, al estrés y a la angustia. Ondas betas normales evidencian un estado de gran lucidez por ejemplo.

Por eso es que, mediante el estímulo de este tipo de ondas, sobre todo las beta, podemos mejorar la concentración y la respuesta en situaciones que requieren atención, o activar emociones, si así se requiere. Por ejemplo, cuando vamos a una entrevista de trabajo, un examen, resolver problemas de lógica o manejar cualquier situación que precise un estado de alerta. Esto es de nuestra investigación preliminar en cuanto a las ondas binaurales, y creemos que en algunos programas radiales y el canal globovisión lo manejaba muy bien.

En cuanto a los componentes de cristales de magnetita en el cerebro, debemos expresar lo siguiente. El hallazgo de cristales de magnetita en el cerebro humano ha sido uno de los descubrimientos mineralogenéticos más importantes de la última década. J. L. Kirschvink hizo pública en 1992 -mediante su ya trabajo clásico Magnetite biomineralization in the human brain- la presencia en el cerebro humano de minerales de la familia de la magnetita-maghemita, cuyas morfologías y estructuras se asemejan a los precipitados por bacterias magnetotácticas.

En algunos trabajos de biofísica realizados en otros países, esto se ha hallado en nuestro cerebro, lo cual hace concluir que el cerebro humano posee unas determinadas propiedades magnéticas. Por eso es que, previamente al hallazgo de Kirschvink, varios artículos proponían que la radiación puede producir variaciones de concentración de determinadas sustancias en el organismo, como la melatonina (es decir, afectar el sistema inmunológico, cambios de ritmo asociados al «jet lag» por ejemplo, potenciación de la memoria a largo plazo,etc. ), serotonina (neurotransmisor referido al manejo del humor, el estado mental de los seres humanos, además de tener un papel preponderante en la conciencia), es una muestra de lo que esto se puede hacer desde este tipo de conflictos de nuevo cuño.

Algunos investigadores, como R.M. Macklis, plantean que la existencia de cristales de magnetita en el cerebro humano debería ser tenida en cuenta para establecer si la radiación electromagnética asociada con determinadas líneas eléctricas podría dar lugar a efectos fisiológicos con resultados potencialmente peligrosos para la salud. Esto ha llevado, entre otras razones, a que en la División de Ciencias Aplicadas de Cambridge se diseñara un radioteléfono celular de manos libres cuyo equipamiento tecnológico reduce la pauta de absorción específica de energía electromagnética por el cerebro.

Desde otra perspectiva de investigación, se sabe, por ejemplo, que existe un sentido magnético en varias especies y que la base de este sentido, y su papel determinante en los desplazamientos migratorios, se basa en la existencia de materiales ferri y ferromagnéticos en el cerebro. Es evidente que las rutas de muchas aves migratorias no se aprenden de los padres, puesto que a menudo las crías parten primero. Para explicar un sentido de la dirección hereditario, se ha sugerido, entre otras hipótesis, una orientación según el campo magnético terrestre. Siguiendo una argumentación similar, se ha demostrado en ratones que su sentido magnético y su capacidad general de aprendizaje disminuyen cuando se les somete a potentes (e incluso sólo débiles) campos magnéticos. Dichas pérdidas se han explicado por la interacción del campo magnético externo con la magnetita de sus cerebros.

Es decir, se admite como un hecho probado, que un campo electromagnético externo interacciona de alguna manera que aún no es bien conocida, con el patrón electromagnético de nuestros cerebros. Pero quedará para la controversia y el debate sobre los posibles efectos y aplicaciones de esa interacción. Es por eso que el descubrimiento de estos componentes en nuestros cerebros no solo ha supuesto un marco común de la investigación de varias ramas científicas (Medicina, Mineralogía Física, etc.), sino que ha abierto nuevas líneas para el estudio de los procesos de biomineralización para poder comprender mejor ciertos y determinados tipos de intreracciones entre el cerebro humano y el medio que nos rodea.

En una próxima entrega esperamos poder referirnos al decálogo de la Guerra de V Generación.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

 

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