Cruda y dolorosa es la situación del éxodo de ciudadanos venezolanos después de las elecciones del 28 de julio de 2024. Esto se veía venir. Era vox populi.
La gente sabe que si no hay aumento de sueldos, y si el Estado persiste en el delito de lesa humanidad de no pagarnos a los jubilados 2012-2023 nuestras prestaciones sociales, no queda otro camino que salir corriendo para otras patrias.
Triste y miserable destino de nosotros, los venezolanos de a pie. Los empleados públicos, los mendigos del Estado.
Y tanta plata que gasta el Estado en campañas electorales, mega elecciones, reuniones políticas en Caracas y un hasta el inútil referendo por el Esequibo; así como seguridad presidencial y toda argucia política, mientras al trabajador, al obrero, al empleado público, al pobre de la calle; sólo le caen las limosnas, y en su mayoría, ni siquiera las dádivas oficiales, porque los Consejos Comunales son antros de discriminación, de ratas solapadas que hacen los que les viene en gana, actuando a discreción contra sus propios vecinos; sólo por animadversión, mala intención, egoísmo, bajeza y odio político.
Esto nunca antes se vio en mi país.
Mini capos del poder haciendo estragos en los barrios y sectores populares, con absoluta impunidad. Manipulando a mansalva y jactándose de un estatus de poder de la más baja ralea.
¿Ante quién podemos denunciar esto? No hay garantía de nada, Todo intento de justicia resulta peor que la misma injusticia.
Esto aplica desde la distribución del gas hasta las entregas de medicinas y bolsas lastimeras del llamado CLAP. Una absoluta vergüenza nacional.
Si protestamos por la burocracia y la mala acción de un funcionario de la gobernación o alguna alcaldía, de cualquiera de sus dependencias desde salud, educación y cultura para abajo; somos vetados y etiquetados como ovejas negras, traidores a la patria y alimañas indeseables; por lo tanto. resultamos lanzados automáticamente hacia las sentidas.
¿No hay derecho, acaso, a la queja y la protesta, ante los ineptos y jerarcas enchufados; ante los burócratas? Por supuesto que ¡NO!
Muy triste esto para un país que aspire a ser moderno y desarrollado.
Muy triste y lamentable. La ignorancia no desarrolla a nadie. A ningún país del mundo.
Como profesional de la república, licenciado y PhD en áreas humanísticas, logrado esto con mucho esfuerzo de pobre; me corresponde ordinariamente andar mendigando el supuesto derecho de la bolsa del CLAP y otras menudas urgencias, recibiendo todo tipo de discriminación; sin que el Estado venezolano (MINISTRO RICARDO SÁNCHEZ), se digne pagarme mis prestaciones sociales como profesor jubilado de la Universidad de Oriente desde hace más de ocho (8) años…
Como señalo en el título de este artículo, ha surgido en el país una nueva forma de mendicidad de la diáspora venezolana…
Nuestros viejitos y viejitas, ancianos y ancianos, se están yendo en pequeños grupos para BRASIL… Aunque usted no lo crea.
Allá se establecen en refugios, y esperan que les hagan las entrevistas de rigor y llenen los documentos oficiales, para poder recibir la PENSIÓN DE VEJEZ DE BRASIL.
Muchos vecinos y vecinas de mi madre, en El Tigre y Pariaguán, ya se fueron a Brasil, y están allá en espera de que los atiendan. Sin familia. Solos. Y por supuesto, esa PENSIÓN les resulta tentativa: ES DE 300 DOLARES.
La pensión de un anciano en Venezuela es peor que una limosna. ¿Cómo se puede llamar a este descalabro material de la vida humana de un anciano "AMOR MAYOR"? Por Dios!!!
Mi madre trabajó de bedel es una escuela pública durante 27 años y sus quincenas son de 65 bolívares. Es decir, un dólar y medio. Los otros "beneficios" que proporciona el Estado venezolano, llamados Bono Guerra Económica y otras pajarillas, no significan ningún sustento real para hogar venezolano alguno. Pero los corruptos del gobierno siguen haciendo de las suyas. Anzoátegui en una universidad mundial de la corrupción político-administrativa venezolana. Desde chatarreros hasta empresarios de maletín, bonachones y pavitos que pululan por PDVSA y empresas filiales, alcaldías, y demás entes públicos, incluidos tribunales y fiscalías.
Puras joyitas de nuevos ricachones. Absolutamente descarados
Mi madre me ha espetado, me ha pedido, quizás con ingenuidad, que nos vayamos a Brasil, emulando sus vecinos. Darle la espalda para siempre a Venezuela. Perderse de este infierno de miseria, hambre, pobreza y discriminación. Qué duro me resulta oírla decir esto. Y que lo sepa el mundo: Esa es la cruda e insoportable realidad venezolana.
Lo digo como víctima directa. Lo digo como ser humano perjudicado y afectado por la ignominia administrativa del gobierno venezolano. No son cuentos de camino. Es nuestra realidad diaria, actual.
Dice mi madre que me olvide de mi plata de las prestaciones sociales, pero yo estoy claro: Antes de hacer debo ir hasta Miraflores y pelear por mis reales, porque le trabajé al Estado venezolano durante 25 años y no le voy a regalar mis sacrificios a los sinvergüenzas, a ladrones de las cajas de ahorros, de las pensiones laborales, de los recursos del Estado, de los presupuestos nacionales, de nuestros impuestos y regalías de la renta petrolera, del oro, de los demás minerales y exportaciones.
A mi no me caerán a mentiras con la fulana guerra económica y el bloqueo. A Tarek El Aisami y su combo le cayó muy bien ese bloqueo y esa guerra económica. ¿Por qué al resto de los venezolanos jubilados no nos cae lo que es justo? Si hay dólares para robar debe haber dólares para pagar.
Madre mía, por moral, por ética, no debemos claudicar. Nuestros derechos laborales hay que pelearlos estando en Venezuela, no en Brasil.
Nuestra dignidad hay que demostrarla en Venezuela, no mendigando en otro lado. Así tenga que llevar mis excrementos a las puertas de Miraflores en señal de protesta. En verdad, sueño con hacerlo. Ganas no me faltan. A ver si los obtusos entienden el significado de lo que significa, en esencia, "ser revolucionario".