El molino ya no existe, pero el viento que lo movía aún continúa soplando … Víctor Hugo

Jueves, 10/10/2024 01:41 AM

  1.  Con frecuencia recuerdo a Chávez, citando aquel memorable párrafo de la novela LOS MISERABLES de Víctor Hugo: "La obra estaba incompleta… hemos demolido el antiguo régimen en los hechos: no hemos podido suprimirlo completamente en las ideas. No basta con destruir los abusos; es menester modificar las costumbres. El molino ya no existe, pero el viento que lo movía aún continúa soplando."

La obra de nuestra revolución todavía no está completa, le falta mucho, quizás décadas para formar a todo el pueblo en lo esencial, en lo útil y más sagrado de la patria. Hemos demolido el ANTIGUO RÉGIMEN, es decir, el Pacto de Punto Fijo en los hechos, pero no hemos podido suprimirlo completamente en las ideas, lo seguimos celebrando en muchos actos y en muchos hechos, inconscientemente. Mucho del el ANTIGUO RÉGIMEN sigue funcionando perversamente. Ese el ANTIGUO RÉGIMEN de adecos y copeyanos. Algunos que se dicen revolucionarios siguen siendo en el fondo profundamente reaccionarios. Siguen copiando las pompas, las fatuidades y celebraciones que a adecos y copeyanos les encantaba. NO BASTA CON DESTRUIR LOS ABUSOS, decía Víctor Hugo, es menester modificar las costumbres.

  1. Y luego viene lo más contundente que Chávez no se cansaba de repetir: EL MOLINO YA NO EXISTE, PERO EL VIENTO QUE LO MOVÍA AÚN CONTINÚA SOPLANDO. Los GOBIERNOS de adecos y copeyanos ya no existen, pero sigue soplando el viento de sus costumbres, el viento de sus ideas repugnantes, el viento de sus miserias, el viento de sus actos protocolares, el viento de sus frases huecas y de sus pensamientos arrogantes, el viento de sus sectarismos, de sus desprecios hacia nuestros valores más sagrados y lo más horrible: enalteciendo todavía a Colón y a los conquistadores y colonizadores españoles. EL MOLINO YA NO EXISTE, PERO EL VIENTO QUE LO MOVÍA AÚN CONTINÚA SOPLANDO.

  2. Cuántos, caramba, camarada Chávez, no te comprendieron y siguen sin comprenderte, haciéndose pasar por bolivarianos. Qué fiasco, comandante, qué traición, qué deprimente que exista aún gente que en ocupando importantes cargos, no te comprenda ni haya seguido tus lecciones. Son meros enchufados e infiltrados, y aún seguimos calándonoslos, sin chistar porque es increíble, pero esos enchufados e infiltrados llegan a tener más poder que el mismo Cristo.

  3. Hay gente que se une al bando de los revolucionarios, pero que no entiende ni papa de lo que se trata en una revolución. Piensan que una revolución es cuestión de poses y espectaculares selfies, de sólo consignas, de meras sonrisas, de frases hechas, de franelas y cachuchas rojas, de hacerle ojitos bellos a todo el mundo, de tratar de ser "buena gente" y ser "muy chévere". A nada le tenía más arrechera el Che, que a eso que llaman "buenas personas". Buenas personas es lo que sobra, y con buenas personas no se llega a ningún lado glorioso, siendo buena persona se puede acabar siendo blandengue, confundido, vacuo y bien canalla.

  4. Un gran revolucionario es quien consigue recoger en un poema los signos y los sentimientos de su tiempo. Un gran revolucionario puede ser el barrendero que cumple su trabajo con amor y uno lo ve sencillo y humilde si reclamar nada sí. Un gran revolucionario el maestro que se educa con fervor y amor patrio para enseñar; el agricultor que labora en el campo de sol a sol, la ama de casa que toda la vida se entrega a cuidar de sus hijos, a darle amor y trasmitirle valores de respeto y honestidad hacia los demás. Esa es la gente que yo admiro y amo. Toda esta gente suele ser mil veces más revolucionaria que algunos que detentan un alto cargo, por ejemplo. Un gran revolucionario tiene que saber discriminar, tener un buen detector de gases intestinales para diferenciar lo bueno de lo malo, lo sagrado de lo frívolo, lo justo de lo fatuo, lo bien intencionado de lo perverso y miserable.

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