"La amistad, como la sombra vespertina, se ensancha en el ocaso de la vida"
Jeanfe de La Fontaine
La amistad es una de los motivos más hermosos que encontramos en este transitar de vida que emprendemos desde que nuestros padres nos trajeron al mundo. La amistad nos comienza a visitar desde que tropezamos con los primeros párvulos como nosotros, en nuestros primeros días de vida recordada, así, comenzamos a jugar, a compartir y de pronto, paso a paso aprendemos que otros seres como nosotros están allí esperando nuestra mano y nuestro corazón.
Hay amistades que se fraguan desde la niñez, en la adolescencia, en las aulas de clase, en los espacios de trabajo, en el deporte, en la cultura; en fin, en cualquier rincón y en cualquier tiempo que la vida nos asoma.
Esta mañana de octubre, me reencontré con uno de esos seres maravillosos que nos hacen saber que de nuevo la vida está junto a nosotros pese a tantos atentados recibidos de la maldad que a veces nos tiende emboscadas y nos agrede. A pesar de su avanzada edad, pegadito ya de los ochenta años y sus acumulados problemas de salud, este amigo se dejó llegar hasta mi casa; llegó en su moto, pero esta vez, ya no en aquellos caballos de hierro de alta cilindrada que lo llevaban a recorrer miles de kilómetros por las carreteras de esta patria grande latinoamericana.
A este amigo me lo encontré estando yo al frente de la cartera de turismo del Estado Portuguesa, de esto no hace mucho tiempo, pero pareciera que nos conocemos desde siempre. Recién llegado yo a la Corporación Portugueseña de Turismo -CORPOTUR-, me topé en una caja abandonada en un rincón, con los planos de un proyecto arquitectónico de un desarrollo turístico, elaborado para ser desarrollado en el "Embalse la Coromoto". Miré quién lo firmaba y sin pensarlo mucho, pedí que lo buscaran para conversar con el personaje en cuestión. A los pocos días se apareció en mi despacho el Arquitecto EDUARDO FLORES, profesor de la UNELLEZ - Vicerrectorado de Producción Agrícola Guanare.
Aquel día, en esa grata conversa de toda una mañana, nació esta amistad que hoy siento de gran utilidad ética, moral y humana. Recuerdo que ese día se despidió con estas palabras "No importa si este proyecto se llegue a concretar o no, ya me siento feliz, porque por vez primera, después de tantos proyectos entregados en distintos espacios, que alguien en el gobierno me haya atendido, ya eso para mí es suficiente".
Está hermosa expresión marcó el comienzo de una amistad que seguirá "vivita" hasta el fin de los tiempos; dejando al descubierto además, cuanta indiferencia, desgano e irrespeto a la creatividad humana, está regada en los espacios de gobierno creados para interactuar con la gente.
El proyecto era de una magnitud impresionante, no logró pasar la burocracia de un pesado Estado, pero como dice mi gran amigo del que les hablé hoy, el Arquitecto EDUARDO FLORES, es suficiente la amistad que nació en aquellos tiempos y que hoy me enorgullece de haberle ganado a esta vida tortuosa y mezquina que nos separa de la gente.