Por las idioteces conocidas y de conocidos sobre la vanguardia heroica. No sólo Marx los desmiente, también Chomsky

Jueves, 31/10/2024 04:21 PM

"Hay un propósito en distorsionar la historia y hacer que

parezca que los grandes hombres lo hicieron todo.

Es parte de cómo se enseña a la gente que no pueden hacer

nada, que son impotentes y que simplemente deberían

esperar a que lo haga un gran hombre".

Noam Chomsky

Empiezo con esta nota de Chomsky, pues por ella tomé aliento, sentí obligado a desentumecerme y volver a la realidad, después de haber leído una cartilla o mejor una nota como sacada de uno de esos libros de texto de editoriales como Santillana, que "componía" para el sistema escolar venezolano o de alienación de la URSS que, como suele decir un amigo, "la misma vaina son", para que quienes eso lean, lo memoricen y se sientan tentados a guiarse y hasta repetir donde vayan. Pues en ella se dice todo lo contrario de lo que el profesor norteamericano dijo y por supuesto nada tiene que ver con el pensador alemán y el materialismo histórico. Lo malo es que, entre estos caletreros, hay quienes no sólo se conforman con opinar, sino aspiran llegar al poder con un héroe en el cómodo exilio, por ahora, y su corte de seguidores desde antaño. Por esto mismo, abordan el asunto de los Brics desde su estremecimiento sostenido por el odio a Maduro,

¡Qué de cosas! No sé decir si, por el destino o lo azaroso de la vida de muchos, se parece esa cartilla, bastante, a aquellos manuales supuestamente "marxistas", editados en la URSS, traducidos al castellano y que, a nosotros llegaban, cuyos autores, inducidos por el Estado Soviético, contaban que el mundo todo, la gente toda, funcionaba de manera tan sincronizada que, daba igual estar aquí o en la Cochinchina, pero el paisaje, movimiento y todo, era igual. Y de paso, había una fórmula, un botón que al aplicarla o presionarlo, ponían todo en movimiento, en ritmo y dirección que uno quisiese. Por eso mismo hablaban y hacían uso de la llamada internacional, donde se hacía un diagnóstico, se elaboraba una cartilla, un mapa de obligada aplicación en el planeta tierra; era esa una curiosa manera de entender la unidad o confundir esta con el sometimiento. Y eso se hacía en nombre de la dialéctica y la verdad. Y en América Latina, como los griegos de la antigüedad, en cada isla tuvieron un oráculo que lo sabía todo, también pusieron uno o una Meca, donde buscar toda respuesta. Oráculo este que tampoco era original, libre, sino respondía de acuerdo a lo dictado desde el Kremlin.

Por eso hubo suicidas solitarios en Bolivia, en las zonas rurales del Perú, en los espacios de los Incas y en la tupida selva colombiana. Y por supuesto, a nosotros llegó esa cartilla, pues ya dije que, además del rol del oráculo nuestro, venían en aquellos libros mágicos, donde estaba la respuesta para todo.

Y esa soledad en la que quedó la "vanguardia brillante y acerada", era previsible, pues los obreros, vanguardia clasista para el cambio del modelo social, que debería modelar el modelo naciente, según lo elemental, viven y trabajan en las ciudades. Por eso, mi amigo Rómulo Henríquez, con mucha certeza una vez me comentó: "teníamos en las ciudades el apoyo de todo el estudiantado de los niveles secundario y universitario, trabajadores informales, amas de casa, buhoneros, estudiantes, obreros y sus sindicatos y nos fuimos a la guerrilla, al monte, donde no teníamos a nadie". Y eso se hizo en nombre de una dialéctica atrapada, maniatada, en los manuales soviéticos, que de paso atrapaban todo, como dije, hasta a ella misma, además ya maniatad y, además, quienes leían lo allí escrito, repetían, como catecismo, a quienes no tuviesen otra cosa que hacer sino escucharlos. Por eso, José Ignacio Cabrujas habló, con acierto y gracia, de "marxistas de oído". Y si había alguna duda, se viajaba a preguntarle al oráculo del espacio antillano.

De allí nació la idea que la contradicción sustantiva, envuelta en el modelo y más que eso, la que ponía en movimiento todo, se resolvía por la fuerza y con esta, no sólo se eliminaba al propietario, sino que se generaba otro, el Estado, al cual suponían más creativo y hasta generoso que, el obligado por las relaciones creadas a lo largo de la lucha, a conservar, cuidar y amasar, sino también a conservar y repartir aunque mantuviese la explotación o se apropiase indebidamente de eso que llaman plusvalía, pero, por lo menos, mantenía una esperanza y un deseo de lucha por mejorar la vida.

"El Che Guevara", esa versión moderna de El Quijote, quien no fue nada irónico como el personaje de Cervantes, menos consciente de la realidad para criticar severamente, pues careció de la ayuda del realismo de Sancho, quedó sólo y atrapado en un viejo romanticismo, en la idea de la vanguardia esclarecida y heroica que, sobre estimándose, ignoró a tantos, como la indiada que, más tarde, lideraría Evo Morales. En nada ayudó a entender a unos cuantos, pero tampoco permitió que nadie le ayudase, que aquello no fue más que una linda percepción romántica y un maravilloso cuento de hadas. Un Robin Hood como moderno, pues la idea viene desde allá, que no "roba", para repartir entre los humildes el botín, sino que toma con sus acompañantes, su vanguardia, el poder, el control del Estado, la propiedad, reordena la sociedad, la capitalista hace socialista, en un santiamén y a los obreros expectantes o mirones, les pone a "gozar" de aquellos resultados, repartiéndoles las migajas que quedan.

Un como acto de prestidigitación, y tras un destello, un estadillo, un chocar los dedos, un rápido movimiento de manos, los lleva o traslada a la isla de Jauja o mejor a Barataria. Para esta visión, aquello de Confucio, "no le des un pez, enséñale a pescar", es un perder el tiempo. Para esa vanguardia y concepto dialéctico, sería darle a la gente derechos y oportunidad de aprender y construir, para que, luego terminen creyéndose con derecho a reclamarle y por lo menos criticarle.

Recuerdo a Moisés Moleiro, bastante inteligente y culto, preguntando, llegado al instante preciso, a manera de protesta. ¿Para qué sirve esta absurda guerra de guerrillas, de supuestas vanguardias esclarecidas, si lo único que de ello se deriva es que los muertos los pongamos nosotros? Y a Abimael Guzmán, el líder de Sendero Luminoso, movimiento guerrillero peruano y su trágico fin en solitario, hablando consigo mismo, dentro de una jaula y olvidado por el mundo entero, hasta de las vanguardias mismas. Y al mismo Douglas Bravo, que, cansado de la guerrilla, para no decir derrotado, bajó a la ciudad y se sumió en la bruma y el olvido. La realidad urbana no le inspiraba ningún discurso; los edificios y el ruido de la ciudad, le perturbaban para adivinar el devenir y terminó susurrando con los espíritus cosas inexistentes.

Y recuerdo de Sartre, aquello de "la dialéctica es totalizadora, tanto que se totaliza así misma".

Pero Sartre hablaba que el método dialéctico bien manejado, era un instrumento para comprender el movimiento; de esa manera totalizaba. Pero, por supuesto, nunca dijo, como tampoco Hegel o Marx, que los distintos espacios y grupos sociales del planeta funcionaban igual y menos al mismo ritmo. Hegel habló del movimiento y las contradicciones y Marx agregó lo inherente al materialismo histórico y en consecuencias, la lucha de clases. Que no es el simplismo de los hombres o ejércitos armados, pues estos pudieran ser, como en efecto son, un resultado de aquella.

La dialéctica es totalizadora, según opinaba Sartre, en el sentido que permite al analista, con ese instrumento, aplicado con idoneidad, atrapar la realidad que observa o analiza. La que tiene bajo su mirada, bajo el lente de su microscopio. No es haciendo traslados de realidades, hasta comprobados fracasos a otros espacios y tiempos.

Pero volviendo a la cartilla, he leído una, aquí en Aporrea que dice, "La dominación capitalista sólo es posible si se priva a las masas de una dirección revolucionaria que, guiada por la teoría revolucionaria, ejecute las tareas necesarias para la toma del poder, el desmoronamiento del sistema capitalista y la instauración del Sistema Socialista".

https://www.aporrea.org/ideologia/a335258.html

Yo me vi leyendo uno de aquellos manuales que vendía un hermano de Víctor José Ochoa, aquel dirigente nacional juvenil de URD, en una librería que estaba en los sótanos del Centro Simón Bolívar. Libros donde solían aparecer juicios como ese; según esa cartilla, para acabar con el capitalismo sólo hace falta una dirección revolucionaria, una vanguardia que, guiándose por una teoría revolucionaria y, a partir de ella, desmorona al sistema capitalista. Pero también pensé en los magos, o mejor, aquellos habilidosos prestidigitadores que, ante el asombro nuestro, hacían desaparecer y reaparecer las cosas. Sólo les bastaba un movimiento violento, rápido, de manos para que, un conejo, saliese de un sombrero antes vacío.

Pero también, hombre al fin, me vinieron mis destellos de realismo y de historia verdadera. Como cuando Chávez, contradiciéndose, nombró a Rafael Ramírez, un presunto integrante de esa "dirección, revolucionaria, guiado por la teoría revolucionaria", la misma que lo llevó a vivir muellemente en Europa, vicepresidente del PSUV para oriente, siendo ministro de Minas y presidente de PDVSA. Y recuerdo a sus "panas", miembros de esa vanguardia revolucionaria, llamados Cheo León y Jonathan Marín.

Y me viene a la memoria un gesto, un inolvidable proceder, de esa vanguardia, "tan clara como la luna llena", porque envuelve a alguien, entonces a mi muy cercano. Este personaje ejercía un insignificante cargo en PDVSA en esos tiempos. Hubo dos elecciones y a éste, por ellas, desde PDVSA, por orden del presidente de la empresa y vicepresidente del partido, le designaron para ocuparse de todo el manejo electoral, inherente al PSUV, de un centro de votación.

Él, nada despistado, tuvo dudas y hasta diferencias con aquello y creyó prudente consultarme; antes había sido su docente, casi mentor, en la escuela y en el partido, el MIR, aquel reaparecido en 1973 y prontamente desbaratado, sin comprender a cabalidad aún, ¡cuánto disparate cometido! Y, por el cual, todavía se pagan las culpas.

Y le dije: ¿En ese barrio y sus alrededores que bastante conocemos no hay partido? Que sepamos, si lo hay. Hasta podemos nombrar personas como demostración de lo que decimos.

¿Y si es así, por qué no dejan eso en manos del partido? ¿Por qué la ayuda que haya que darle, si la presidencia de PDVSA eso cree su deber, no la canalizan por el partido? ¿Por qué encargarte a ti que, si bien apoyas al gobierno y hasta militas en el partido en otro sitio, de manejar el asunto electoral en un barrio donde nadie te conoce y de paso como agente de PDVSA?

A esas interrogantes mi alumno y yo, casi al unísono, respondimos diciendo, como en coro, "el vicepresidente del partido para oriente, Rafael Ramírez, puede que sepa de petróleo, sobre cómo sacarlo, aunque dudo sepa dónde y menos cómo venderlo, pero de partido, nada sabe. Esa decisión revela que no tiene conexión con el partido, pese a ser su vicepresidente. Sólo actúa como sabe y es, gerente empresarial. Entonces, para él y sus asesores, no es el partido la vanguardia y tampoco importa la gente que en ese espacio vive, vota y milita en aquél. La vanguardia es PDVSA y sus gerentes y los asesores políticos de Ramírez".

Y este proceder que, se tradujo en graves hechos delictivos en el manejo de los recursos petroleros en el área de Puerto La Cruz, fue el resultado de la gestión de esa vanguardia revolucionaria y de acero que aguarda, es lo mismo mesiánico, aspira que las masas, lejos de comportarse como verdugos, se pongan de rodillas ante sus amos.

Pero por esa incompetencia de la presunta "vanguardia revolucionaria", encargada de los actos de magia que no funcionan, porque por ser lo que son, truculentos, las masas terminan dejando aquella en la cuneta y el olvido. Y a esto, los sufrientes, lo atribuyen a un acto inmoral e inhumano de un verdugo.

El vanguardismo es la vieja idea religiosa del mesianismo y los cruzados. De quienes se encontrarían a sí mismos, si se olvidan de la política y se insertan en un grupo religioso, pues ya tienen su cartilla y hasta rezos.

Nota final: Por tantas cosas y algo que ahora estoy mirando y con frecuencia veo, sé que esos tipos, no todos, pero "de estos tipos", perdonen la redundancia, pues es un asunto redundante, tienen cierto poder, como el que da la plata y así pueden lograr que sus rezos, como los de los grupos religiosos, con pastores bien remunerados por el diezmo, lleguen lejos y a bastante gente; pues consiguen estar más tiempo en el aire y montados en las olas y ondas.

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