Después de las elecciones presidenciales venezolanas del día 28 de julio del 2024, se ha caracterizado por el ataque despiadado de la derecha internacional, a los resultados electorales y en un acto de solidaridad automática con la oposición política más radicalmente antichavista, para asegurar de manera irresponsable que el gobierno nacional, cometió el peor de los fraudes electorales que se han dado en el mundo entero, ya que supuestamente el candidato "tapa afiche", ganó casi por unanimidad y el chavismo gana con trampa.
La manipuladora y perversa maquinaria mediática internacional, continúa con sus ataques para desconocer el triunfo electoral del Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con el acompañamiento propagandístico incesante (una mentira bien dicha se convierte en una verdad) en no aceptar los resultados electorales por parte de los países vecinos.
El ejemplo más concreto, es que cada día que pasa, las expresiones de las cancillerías de estos países han sido irrespetuosas e injerencistas dadas en contra de Venezuela, por parte del asesor personal Celso Amorim (Brasil) y del Ministro de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo (Colombia)…lo cual se convierte en un hecho político bastante curioso, que Gustavo Petro y Lula da Silva, pertenecían a "la izquierda suramericana".
En el caso del ex canciller brasileño, quien asesora a Lula da Silva, en materia internacional, llama la atención su particular antivenezolanismo, cuando ya en la Cumbre Brichs, Sudáfrica 2023, realizó el primer veto a Venezuela, para evitar su ingreso a ésta interesante organización de economías emergentes, a pesar de que en ese momento, no habían elecciones y ahora en Kazán 2024, quieren aplicar un chantaje que significa lo siguiente: Brasil y Colombia , solo van a reconocer al Presidente Nicolás Maduro, hasta el día 9 de enero del 2025.
Y si nos referimos al canciller colombiano, el señor Murillo, quien ha sido todo "un provocador de oficio"…y pareciera ser más un funcionario público del gobierno estadounidense, que jefe de la diplomacia colombiana, lo cual conduce a Venezuela de tomar la decisión más responsable de romper relaciones con Brasil y Colombia, el 10 de enero del 2025.