Las tardías pendejadas de Eduardo Fernández en mi contra, con su "Viva España!"

En la década de los ochenta, apareció la primera edición de mi libro "Maldito Descubrimiento", la segunda edición salió en la década de los noventa, cuando los amantes de la conquista y de la colonización de América por parte de los españoles, estaban locos por celebrar los 500 años del genocidio que produjo aquí España. Pues bien, intelectuales como Arturo Uslar Pietri y Guillermo Morón entonces les echaban loas a los españoles por habernos conquistado, subyugado y humillado durante trescientos años. Uslar Pietri fue tan arrastrado a los españoles que siendo él nuestro representante en la UNESCO, propuso que se le concediera el "PREMIO SIMÓN BOLÍVAR" (para la fecha del BICENTENARIO de su nacimiento) al canalla, ladrón y mil veces sinvergüenza rey Juan Carlos de Borbón. Lo propuso en contra de Nelson Mandela quien era el otro postulado para tal galardón…

Ya hemos visto como José María Aznar le echó pestes a AMLO, cuando éste le exigió al rey Felipe VI que le pidiera perdón a México por los crímenes contra sus indígenas, y dijo Aznar pendejadas similares a las esgrimidas por Eduardo Fernández en mi contra, diciendo que todos los nombres de AMLO tenían una fuerte presencia española y nada de indígena: Andrés, Manuel, López, Obrador. En este sentido debemos recalcar un hecho muy bien estudiado por un godo como Salvador de Madariaga el cual consiste en que todos los españoles que vinieron a estas tierras en plan de conquista y colonización fueron poseídos por nuestra tierra y entonces dejaron de ser españoles. Y aquí dejaron de ser españoles terribles personajes como el Tirano Aguirre y el mismo José Tomás Rodríguez Boves, con muchísimos otros recalcitrantes godos.

Escribe Eduardo Fernández: "Ahora que se ha puesto de moda pedirle a la corona española que pida perdón a los Iberoamericanos por las depredaciones que habrían cometido nuestros tatarabuelos contra la población aborigen. Violaciones a nuestros indios, dicen los ofendidos. Tráfico de lingotes de oro, desde entonces, y otros despojos de minerales preciosos. Todavía el petróleo no se sabía que existía ni para que serviría, yo quiero levantar mi voz para darle gracias a España, a la Madre Patria". Así son y así eran todos los adecos y copeyanos que aquí nos gobernaron durante la IV república. Imagínense cómo estaríamos hoy si hubiesen seguido gobernando, a nivel de un Álvaro Uribe Vélez, de una Boularte o de un Noboa.

Sigue diciendo don Eduardo Fernández: "Mi padre solía hablar de -nosotros los españoles-. Y eso que mi familia es venezolana y hunde sus raíces en las más remotas épocas de Venezuela. Pero mis apellidos son los que son y resulta absolutamente ridículo que yo hable de que los españoles vinieron a cometer atrocidades contra nuestros indígenas. Como si nosotros fuéramos hijos de los aborígenes y no descendientes de los presuntamente depredadores". Se ve que don Eduardo pretende sostener que él no tiene nada de sangre india o negra, es godo puro, pues, como lo pretendió ser también su ductor jesuita Rafael Caldera. Agrega: "Mis apellidos son: Fernández, Jiménez, Caballero, Granes, García, Gómez, Otazo, Aranda, Monagas, Como puede verse fácilmente en la lista de mis apellidos no figura ningún Guaicaipuro ni ningún Manco Capac". ¿Acaso no sabe este pendejo que los colonizadores les encasquetaban a muchos esclavos sus propios apellidos?

Sostiene don Eduardo: "En los años de mis más remotas mocedades tuve un amigo muy especial llamado Mario Guarema Tarachi. Sus ancestros venían de las tribus de indígenas que poblaron lo que hoy es el estado Monagas. Mi amigo me decía: -yo no me canso de darle gracias a Dios de que a nuestros lares vinieron españoles. Si hubieran sido anglosajones hubieran acabado con nuestra especie, como hicieron en Estados Unidos de Norteamérica y yo no existiría". Porque resulta que los españoles asesinaron, empalaron, quemaron y mutilaron a más de 200 millones de indígenas, y eso le parece poco a don Eduardo.

Y pone don Eduardo como una gran vaina: "Y me decía, además (el tal fenómeno Mario Guarema Tarachi), que daba gracias a los españoles por tres razones: Primero, porque nos dieron el idioma. El idioma que nos ha permitido leer a don Miguel de Cervantes y a Don Miguel de Unamuno. Arturo Uslar Pietri y Rómulo Gallegos. Andrés Eloy Blanco y Rafael Cadenas. Andrés Bello y Augusto Mijares y a Mariano Picón Salas. Qué maravilla de idioma Y eso que mi amigo hablaba varias lenguas aborígenes". Qué repugnante resulta este miserable.

Sigue con su perorata don Eduardo: "La segunda razón por la que sentía agradecimiento era porque nos dieron la RELIGIÓN (pues, y por eso se hizo copeyano de pura cepa). Se mostraba orgulloso de ser CATÓLICO, GRACIAS A LOS ESPAÑOLES. El aporte de los valores y de los principios del cristianismo que nos predicaron Bartolomé de las Casas y otros ilustres prelados es inconmensurable. -Amarás a Dios con toda tu alma y al prójimo como a ti mismo. No matarás, NO ROBARÁS (y todo lo que se robaron los copeyanos durante 50 años de Puntofijismo: Vinicio Carrero, Eleazar Pinto, los de RECADI, la inmensa cadena de banco de la crisis financiera en la cual FOGADE perdonó a todos los banqueros ladrones…), no cometerás adulterio, etc., etc.-. No tenemos como pagarle a España habernos traído el mensaje del amor a nuestras playas. -Que se amen los unos a los otros como yo los he amado. En eso reconocerán que son mis discípulos-…. Por último, me decía mi amigo Guarema Tarachi, los españoles nos trajeron el aporte de su cultura. Cuarenta siglos de historia, desde las Cuevas de Altamira hasta Pablo Picasso, que fueron asimilados por las naciones emergentes de América Latina o de Hispanoamérica o de Iberoamérica. Como usted prefiera llamarnos". Lo que trajeron los españoles fue el fascismo de sus conquistadores que América ha estado poblada de dictadores desde que la independizara Bolívar. No son ejemplo para nadie Fernando VII y su puta madre María Luisa (quien tuvo más veinte amantes entre ellos grandísimo cabrón de El PRÍCIPE DE LA PAZ, Manuel GODOY), y los requetés de Franco…

Y concluye así don Eduardo: "Por eso resultaba divertido, por no decir ridículo, que un señor de APELLIDO RODRÍGUEZ le pida al Rey de España que le pida perdón a nuestros países por lo que sus abuelos, los abuelos de RODRÍGUEZ, supuestamente hicieron mal aquí por 1492". Ridículo e imbécil eres tú, DON Eduardo…