Existen hechos históricos que por la contundencia de sus acciones, se convierten en referentes irrefutables en comparación con la realidad, ya que permiten a través del tiempo, reducir lo que se conoce como "las interpretaciones especulativas", cuando hay los suficientes argumentos ocurridos en los últimos doscientos años, para poder asegurar que lamentablemente desde los países vecinos (Brasil y Colombia) siempre han visto a Venezuela, con una particular desconfianza.
Hay demasiados ejemplos, que corroboran el sospechoso antivenezolanismo de los gobiernos de los países vecinos, cuando tenemos la realidad incontrovertible del Santanderismo como enemigo de Bolívar y sus ideas revolucionarias, a quien intentaron asesinar en varias oportunidades y en el caso de Brasil, siempre vieron a Bolívar, como enemigo de todas las formas imperiales y monárquicas.
Cuando nos ponemos a reflexionar sobre todas las cosas que están haciendo tanto la ultraderecha "nacional", como el antimadurismo más radical, cuando intentan construir todo un gran ataque con mercenarios y los comanditos de terror, "coincidencialmente" desde los países vecinos (Brasil y Colombia) y que sea antes del 10 de enero del 2025, como la fecha constitucional para la toma posesión del Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
Por supuesto, que los gobiernos de Brasil y Colombia, se están prestando como "caballos de troyas" para dar la cara visible de los Estados que no están reconociendo los resultados electorales presidenciales del 28 de julio del 2024, con una actitud injerencista en los asuntos internos de Venezuela, que si hay algún problema o diferencia, solo deben ser resueltos por las y los venezolanos.
Si consideramos que es imposible ocultar que la ultraderecha nacional supuestamente venezolana, quieren fomentar una guerra interna de tal magnitud, que permita crear las llamadas "condiciones objetivas", para que intervenga en el país, una ayuda militar extranjera.
Todo conduce a pensar, que entre los planes bélicos insurreccionales, está el de reactivar "la operación alicate" desde Colombia y Brasil, para triturar al chavismo y a la nación venezolana, para imponer al excandidato presidencial "tapa – afiche".