Las campañas de los candidatos electorales en EEUU se basan en el miedo, de las cosas que pasaran si él Donald Trump o ella, Kamala Harris no ganan. En esas campañas políticas de Estados Unidos se centran en utilizar estrategias basadas en el miedo para convencer a los votantes de apoyar a un candidato en particular.
La estrategia de movilizar a los votantes no solo para apoyar a un candidato, sino también en contra de un adversario, se ha convertido en un recurso común en contextos donde las divisiones ideológicas son profundas, insalvables o no teniendo los argumentos para proponer una respuesta adecuada o una propuesta superior que genere más beneficios a la población, se cuenta sin embargo con muchas cantidades de dinero disponibles para pagar a los más costosos propagandistas o publicistas que ensombrezcan la campaña contraria y a su candidato para poner en duda sus cualidades y por lo tanto hacer dudar sobre la conveniencia de su elección. No se basan en construir Estados Unidos sino destruir al contrario.
Para mi, este punto de vista es una posible explicación al surgimiento, de la nada, de figuras como Donald Trump en los propios estados Unidos o Bolsonaro en Brasil que emergen súbitamente con un apoyo electoral demasiado grande para un desconocido sin trayectoria, pero que se apoya en los aspectos negativos de sus oponentes y que por lo tanto se presenta como la opción para evitarles el triunfo.
En el caso de Donald Trump este se apuntaló inicialmente en el descontento de ciertos sectores económicos de bajos ingresos y tradicionales, que de alguna manera se sentían discriminados por las políticas que adelantaba con la globalización la burguesía norteamericana. Trump aparece como el reivindicador de ese Estados Unidos postergado, pero al cabo sus mentores se dieron cuenta que darle alas a sectores vinculados a lo popular, podía a la larga traer muchos inconvenientes, aunque permita ganar elecciones.
Al apelar a los miedos, los jefes de campaña, sus equipos de apoyo, y los propios candidatos deben enfocarse en resaltar los peligros o consecuencias negativas que podrían ocurrir si el otro candidato gana y las consecuencias nefastas que eso significa para los Estados Unidos, como si el imperialismo dependiera exclusivamente del candidato ganador y no se afincara en una burocracia extensa, incondicional, extremista, que elabora planes continuamente para garantizar que ese país sea la potencia dominante por mucho años. Por cierto en Venezuela no se ha empezado a entender la necesidad de contar con una burocracia revolucionaria.
Hay otro elemento que acompaña a esta estrategia basada en el miedo que caracteriza a las elecciones norteamericanas y es que con ello también traen a colación o evocan el desencanto que se expresa con los grupos políticos tradicionales cuyas elites han perdido completamente el vínculo con la masa social trabajadora tanto en lo reivindicativo, lo ideológico y lo politico. Por su parte estos grupos sociales explotados o marginados encuentran en la polarización que genera la estrategia del miedo un "corpus" que le hace sentir que pertenece a algo o que alguien al fin los comprendió como ente social. Creen ellos.
Esta estrategia del miedo, ‘yo o el caos’, genera una polarización que se nota en los casos no solo de Trump sino también en los casos de Bolsonaro y Milei en nuestro querido sur, que además de la insuficiencia de sus propuestas, es realmente una "falsa polarización" con la que engañan, pues los opuestos a Trump son al igual que él, otros sectores de la burguesía, los globalistas y los nacionalistas; los opuestos a Bolsonaro es otro sector de la burguesía brasileña que representa Lula y los opuestos a Milei son otra parte de la "casta" que él representa muy bien. En ninguno de estos planteamientos se encuentran sectores populares o sus representantes, lo que si sería una polarización verdadera en alguna de esas sociedades.
Asustada, manipulada y desinformada la sociedad norteamericana se acerca hoy a las urnas electorales en medio de una incertidumbre, sin que ninguno de los candidatos se vea como una esperanza cierta para solucionar los inmenso problemas internos que tienen los Estados Unidos y que aunque no lo sepamos o creamos inciden en nuestras vidas.
Oscar Rodríguez Estrada 5 de noviembre de 2024