Los pasivos ambientales se refieren a las obligaciones o costos que una empresa o entidad tiene relacionados con el daño causado al medio ambiente. Esto incluye la contaminación del aire, agua o suelo, así como la degradación de ecosistemas. Estos pasivos pueden surgir de actividades industriales, desechos tóxicos, o incluso prácticas de manejo inadecuado de recursos naturales.
El cultivo del café es tradicionalmente considerado como un cultivo conservacionista; no obstante en la realidad carece de un conjunto de labores y prácticas que pasan a constituir los pasivos ambientales del cultivo.
La presión por alcanzar la productividad a como dé lugar, reducir costos al extremo para sobrevivir ante los precios injustos del mercado y, consecuentemente, la ausencia de una rentabilidad regular, inciden en no considerar muchas labores nobles de repercusiones favorables para con el entorno y la naturaleza, ya que implementandolas agregarian adicionales a la estructura de costos, reduciendo aun más la precaria rentabilidad.
Los actuales precios internos que se cancelan en el mercado venezolano de 150-160 dólares por quintal de cafe frente a precios de mercados de futuros de 305 dólares (https://www.investing.com/commodities/us-coffee-c) son un claro ejemplo de lo comentado en el párrafo anterior.
La ausencia de un mercado solidario o justo, que premie con buenos precios cancelados para cualquier caficultor que adopte las prácticas y las labores dentro de la finca que minimicen el daño o el deterioro ambiental, también inciden a favor de los pasivos ambientales.
La ausencia de liderazgos idóneos, honestos y calificados para asumir el rol de dirigentes cafeteros concientizados a favor de la conservación ambiental en el agrosistema cafetero también agrega condicionantes negativas para reducir los pasivos ambientales.
El Estado venezolano, sus instituciones y representantes pareciera no importarles y tal vez comprenden muy poco del término "pasivos ambientales".
No obstante, un reducidísimo grupo de caficultores, más por ética, moral y compromiso ciudadano adoptan, esforzadamente, estas iniciativas y pasan a ser ejemplo de que "haciendo poquito se hace mucho".
Resumimos aquí una pequeña parte para minimizar tales pasivos:
Diversificación del sombrio del cafetal y agregarlo en los casos en donde no exista; acciones que propendan en la preservación de las aguas o de los recursos hidricos; prácticas de conservación de la materia orgánica y del recurso suelo; alimentación y proteccion de la fauna silvestre; Reducción del uso de bioinsumos de síntesis química, aumento en el número de controles manuales de las malezas en lugar de los controles químicos; implementacion de las coberturas nobles para reducir la erosion; la depuración de las aguas residuales producto del lavado del café; la reutilizacion de los subproductos del café, entre otros.
Una lectura y posterior reflexión crítica de estos planteamientos por parte de los caficultores, de los gremialistas cafeteros de amplia visión, de representantes de entes del Estado conscientes, respetuosos de su título y profesionalismo, en mucho contribuirían para que en el corto y mediano plazo se minimicen los pasivos ambientales en un cultivo que, erróneamente, sigue considerandose como un cultivo conservacionista.
Ing. MSc. Freddy Colmenárez-Betancourt / 11.585.479 / Caficultor desde hace mas de 25 años / Ex Investigador para el cultivo del café del INIA /fantonicbc@gmail.com /
Sanare, Lara, Venezuela, noviembre, 2024.