En un país no tan lejano llamado Mi Venezuela, en el cual tradicionalmente habían sido separado los trabajadores de la riqueza que se generaba con sus recursos naturales y los ricos dueños de medios de producción que se apoderaban de esa riqueza, sobrevino una brecha entre esos propietarios de medios de producción y sus empleados y obreros.
Esta brecha había alcanzado un punto crítico. Los empleados, cansados de sufrir injusticias laborales, salarios bajos y condiciones precarias, se unieron en un movimiento revolucionario inicialmente espontaneo, para tomar el control del país y establecer un sistema más equitativo que tomara en cuenta las necesidades de todos los habitantes y no solo de un grupo de privilegiados.
Sin embargo, casi sin proponérselo surgió un líder, un trabajador del área del transporte el cual gracias a su experiencia en los sindicatos, logro trabajar organizando a algunos, calmando a los más radicales, explicando las situación a los más palúdicos que tomaban partido mecánico irreflexivo por los ricos propietarios, en fin buscando la unidad, que pudo aglutinarlos en una sola voluntad dando esperanzas que se podía construir un país mejor, más próspero, para todos.
Bajo su dirección valiente como trabajador, los empleados con una habilidad política y táctica que muchos no podían creer, lograron acorralar al gobierno de los propietarios y tomar el poder. Nadie lo pudo calcular y por primera vez los empleados y trabajadores eran el poder. Ellos implementaron políticas que beneficiaban a la clase trabajadora y a toda la población, se aumentaron los ingresos con algo que llamaban el salario integral, se cambió la ley del trabajo con lo cual se mejoraron las condiciones laborales y se garantizó la igualdad de oportunidades para todos.
Sin embargo, la noticia de la revolución en Mi Venezuela no tardó en llegar a los oídos de los propietarios de otros países, que se lanzaron de las mil formas posibles al apoyo de sus adláteres y compinches, desplazados con justicia del poder en Mi Venezue, además de codiciosos por recuperar el control de los recursos naturales abundantes en el mismo y aprovechar la mano de obra barata y siempre sometida de aquel próspero lugar para ellos.
Es así como pronto, forman una gran coalición de ricos propietarios de medios de producción de todo el mundo, la cual preparo la invasión a Mi Venezuela con la errada esperanza de restaurar el antiguo orden y recuperar sus privilegios. La pequeña nación se vio por momentos superada en recursos militares, pero los empleados y obreros explotados, ósea todos aquellos que viven de su sueldo o salario, ahora convertidos en soldados de la libertad, lucharon con valentía para defender lo que habían logrado.
Larga y dura fue la brega, llena de intensos combates y sacrificios, los empleados y obreros impulsados por la esperanza y el deseo de ser libres como ciudadanos con todos sus derechos y dignidades; los ricos ex propietarios de los medios de producción, full de rencores y odio clasista hacia lo que ellos llamaban los "tierrúos", se encontraron frente a frente, siendo finalmente rechazados los invasores acaudalados y Mi Venezuela se mantuvo en manos de los trabajadores, empleados y obreros. La solidaridad, la valentía y la determinación de la clase trabajadora habían prevalecido sobre la codicia y la opresión de los propietarios.
Y así, en Mi Venezuela, se escribió una nueva historia en la que los empleados y obreros demostraron que juntos, podían construir un futuro más justo y equitativo para todos, resistiendo las fuerzas que buscaban mantener un sistema de desigualdad y expoliación, y convirtiéndose en un ejemplo para tantos países cuya mayoría de la población vive en la pobreza y explotación, aceptando pasivamente la promesa de los propietarios de los medios de producción de mantenerles permanentemente en ella.