-
Solía ser un asiduo lector de todo lo que publicaba don Antonio Muñoz Molina, así como seguidor a ultranza también de las obras de Francisco Umbral, Camilo José Cela, Ramón, J. Sender, Indalecio Prieto, Jaime Campmany, Rosa Montero, Rosa Régas, … sin duda todos con extraordinario talento para la agudeza, para la creación literaria. Pero con los años casi todos terminan volviéndose llorones, quejumbrosos, destilando hiel contra la izquierda y haciéndole loas al maldito monarquismo que los envilece y los degrada como seres pensantes, humanos. Es decir, toda la intelectualidad y la clase política española, es de corte profundamente monárquica. Los que al principio aparecen muy arrojados, haciéndoles carantoñas a la izquierda (como Pablo Iglesias), muy críticos contra el sistema, acaban tornándose ditirámbicos, y a la postre horriblemente llorones. Pablo Iglesias no hace sino llorar en todos los escenarios en los que opina. Además de que lo humillan y lo escarnecen. Da siempre la apariencia de ser un perro apaleado. Y los comprendo, apenas dan una opinión someramente fuera de lo permitido, le caen a palos, y es de esta manera como estos "izquierdistas" se van adaptando a las normas de ese espantoso sistema político, que de democrático no tiene absolutamente nada.
-
Si un cantante hace una canción contra el ex rey pajudo, ladrón y super chulo del Juan Carlos, de inmediato lo enchirolan, lo persiguen, lo escarnecen, insisto. El rey Felipe Séptico es el sostén de la España chula, del perpetuo chulerismo, envidiosa, cobarde y antirrepublicana que por todos lados verdea. En España todo el mundo tiene que estar por debajo del cretinismo de una Susana Griso, porque al que se oponga lo joden, lo apalean, lo hunden. De modo que España es hoy un país muy desgraciado, en el que sigue imperando las fatuidades del corazón, las frivolidades de la tauromaquia y de la brujería. Un torero acapara el interés de todo el reino y aplasta sin conmiseración a cualquier valor espiritual profundo de un Ramón del Valle Inclán, Juan Ramón Jiménez, Ramón Sender.
-
Y hablando de lloronas vemos otra vez correr los mocos de Antonio Muñoz Molina en uno de sus artículos por el diario "El País". Lo maravilloso de su arte es el modo cómo sabe verter lágrimas y mocos por las aberraciones de este mundo enloquecido y haciéndolo con harta pericia porque es un genio de la escritora lacrimosa, críticas en las que nunca se atreve de manera frontal y con cojones lanzar un tirito a la monarquía de su rey imbécil (a quien hemos visto en primera línea asistiendo a los conciertos de Shakira), a eses rey que casi bañan de mierda en su visita a Paiporta, Valencia.
-
En todos los escritos de Antonio Muñoz Molina, como en casi todos los escritores españoles que alguna vez fueron de izquierda se percibe una pertinaz culpa por lo que en sus rebeldías alguna vez llegaron a expresar sobre España. Muestran también una deprimente incapacidad (impotencia) moral por lo que hacen y son realmente. Vean esto salido de sus tristezas más cutres: "¿De qué sirve esforzarse en gestos individuales que van a tener un efecto nimio o nulo en el discurrir de las cosas, arrollados por fuerzas incontrolables, por designios políticos y económicos que lo avasallan todo? Uno lee y escucha la crecida de la grosería ambiente y se esmera en expresarse con precisión y mesura y en guardar las formas. Quien ha vivido en sociedades de costumbres ásperas y separaciones de hielo entre las personas sabe agradecer la cortesía verdadera de un vecino que saluda mirando a los ojos o de un empleado público o un vendedor que se dirige a uno con amabilidad". Mocos líricos, pero definitivamente, mocos.
-
Persiste en sus lamentaciones, y precisen la dimensión de sus depres, alguien que puede decir que lo ha tenido todo en su vida: "Uno se esfuerza en comportarse con decencia en las ocasiones diarias de la vida, y cuando tuvo que educar a sus hijos supo el trabajo que costaba convertir en hábito cosas tan simples como no tirar cosas por la calle, no dar un golpe al cerrar las puertas, no gastar cantidades irresponsables de agua en la ducha. Inculcar altos valores abstractos sin duda es meritorio, pero yo creo que la única manera honrada y tal vez efectiva de predicar es con el ejemplo, y educar en una conciencia aguda de los propios actos, del beneficio o el daño que pueden causar".
-
Pero lo que es verdaderamente insoportable en este escritor son sus vaguedades, sus divagaciones, que nunca van al meollo, a la sustancia, como dice: "Como muchas personas de mi generación, me crie con GRANDES IDEALES DE EMANCIPACIÓN UNIVERSAL Que con mucha frecuencia no tenían reflejo alguno en la vida práctica, en la simple realidad de las cosas. ADMIRABA REGÍMENES QUE EN NOMBRE DE LA JUSTICIA APLASTABAN A LA INMENSA MAYORÍA DE SUS SÚBDITOS, Y EN NOMBRE DE LA IGUALDAD RESERVABAN TODO EL BIENESTAR A LA MINORÍA DIRIGENTE, Y EN NOMBRE DE LA SOBERANÍA COLECTIVA DE LA CLASE TRABAJADORA PRACTICABAN EL MAYOR CULTO A LA PERSONALIDAD DE UN DÉSPOTA QUE HABÍA EXISTIDO NUNCA ANTES EN LA HISTORIA. ¿Y, entonces?
-
No se atreve sino a divagar y dejar todo en el limbo. Ese ha sido su estilo toda su vida, para luego añadir: "La misma discordancia se reproducía en el ámbito de las militancias que entonces se llamaban "de base" y en el de las vidas privadas. En organizaciones presuntamente igualitarias, las mujeres quedaban por debajo de los varones, y en las facultades por las que yo me movía lidercillos de tres al cuarto, poseedores de una retórica palabrera y sofista, actuaban como donjaunes cinegéticos con maneras de sultanes de harén, y envolvían en fulminantes argumentos teóricos impulsos tan antiguos como la soberbia, la vanidad, la pura ambición de poder. A la propensión doctrinaria de origen marxista se sumaban las coartadas que el mayodelsesentayochismo facilitaban a los grandes caraduras. ¿Qué mujer —y en ocasiones varón— iba a ser tan estrecha y reaccionaria que les negara a ellos la satisfacción de sus deseos soberanos? ¿No quedábamos en que estaba prohibido prohibir?" Agrega: "He asistido a manifestaciones contra el cambio climático o por alguna causa igual de noble que dejaban atrás un gran río de basura que iba siendo recogida por las brigadas de limpieza que avanzaban con sus mangueras y sus máquinas detrás de los manifestantes". ¿Y qué has hecho contra tu rey Felipe Séptico, la verdadera raíz de todas esas desgracias en España, donde se condensa el detritus de mil años de abominable historia criminal, indolente? "Paso a media mañana por colegios privados en los que al parecer se imparte una educación exquisita y veo el muladar de bolsas, latas, colillas y restos de comida que los alumnos de élite han dejado después del recreo". ¿Y tú cree que tu rey Felipe Séptico no tiene nada que ver con eso? "Me examino a mí mismo y pienso con remordimiento en las veces que me sentí autorizado por mi condición de escritor para eludir responsabilidades familiares de las que no habría podido escapar si no fuera hombre". Mocos, pues, muchos y más mocos. RIP.
Por qué Antonio Muñoz Molina jamás se atreve con su rey Felipe Séptico? La tragedia intelectual de España…
Por: José Sant Roz
Sábado, 07/12/2024 03:40 PM