Socialismo arrequintao

Lunes, 09/12/2024 01:25 PM

Cuando la política se encarata, abundan los encorvados. Al presidente de Colombia, le salió ese incordio embozado que, los venezolanos, les generamos a esos presidentes. Seguramente tal cosa es consecuencia del santanderismo que todos cargan a cuesta. A este señor, ahora, se le ocurrió -en vez de preocuparse por sacar al ejército norteamericano de su patria- agudizar ese incordio histórico diciendo que el pueblo venezolano ya no quiere al chavismo en el poder. Vea usted. Y dijo que Chávez fue un equivocado. Hay que estar bien enculillado por la derecha para decir cosas como estas y, de paso, anular a Francia Márquez.

      También leí a uno de nuestros republicanos -Ochoa Antich se llama- reclamar por el regreso a la democracia liberal: Si los Poderes Públicos se constitucionalizaran designándolos como Dios manda, Si la alternancia republicana se hiciese posible y fuese natural, como en Uruguay, como en Brasil, como en Chile... ¿Qué tal? Dios es liberal. Hace unas semanas atrás escribísobre el notable número de líderes socialistas que, en búsqueda de la presidencia, o ya en ella, optaron por castrarse, tratando de ser aceptado por la burguesía y ser sobado por Washington. Para ellos el socialismo fue un acaecimiento de juventud que terminó en la flacidez de la vejez. Nunca estuvo entre sus intereses profundizar en la democracia. Sus horizontes políticos se circunscriben a la alternancia. "Con un ratico los tuyos y un ratico los míos, nos conformamos". Esa es la democracia, la de los partidos. La llaman representativa.

      Esos socialistas de salón nunca entendieron a Marx. La confrontación de verdad es entre la libre empresa, la que logra con el plusvalor, desarrollar el capital; y la producción comunal cuyo objetivo es convertir el valor de cambio de los bienes, en valor de uso. La primera de estas dos es real y hegemónica. Ha construido una hipótesis que, con el respaldo del tutelaje militar, religioso e ideológico logra enmascarar la explotación y exclusión de las mayorías. La segunda es un sueño, busca alcanzar el horizonte de la libertad y la igualdad. Es una utopía pues, es un modelo a confirmar. Galeano lo explicaba mejor:¿Para qué sirve la utopía? Para caminar...

      Ese caminar requiere dos pares de piernas: las del Estado planificando cómo convencer al mercado capitalista que, sin acudir a la especulación -cosa que sería debidamente perseguida- debe apoyarse en sus propios esfuerzos. El Estado podría así trasladar toda su fuerza motriz a empujar la producción comunal más allá de lo artesanal y local; para eso tiene bajo su control la energía, los servicios y la industria pesada. Y el otro par de piernas, el de las comunales, poniéndose en marcha para desarrollar empresas industriales nacionales, como una vez lo logró, sin ningún apoyo estatal, la comuna "Palito Blanco" en el municipio Jesús Enrique Lossada. Ese es el socialismo arrequinta‘o.

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