Se largó sumiso de lo más tranquilo de Venezuela: no siendo el presidente electo y, ahora sufre de ilusiones de añoranza en Madrid y, cada vez que le place se incita anorgasmiamente con la misma puntada de soberbia de que él y solo él es el presidente, más ninguno, al que todavía el CNE no reconoce. Pero él insiste como sí de un pueblo sordo y ciego muerto de aventuras se tratara, al querer demostrar que le importa un pito que se diga lo contrario y, como un guerrillero que no ha sido ni será se cubre de bríos simbólicos que, no oculta, pero solo eso. Aunque su vicepresidenta María Corina Machado con su crespón de fascista lo espera en Caracas con el encargo patrimonial de llevarlo al Panteón Nacional de paseo.
Pero, para él el 10 de enero próximo es su encuentro con el poder como presidente de la nueva democracia venezolana, en que unos no lo quieren y a otros lo mismo le da y, posible es que, haya también quienes lloren por no tener el coroto como se lo ofrecieron tener y, hasta flacos de impaciencia una minoría que quería acabar con los chavistas sin Chávez se ha quedado fría, aunque una frialdad de esperanza sopla del Norte cuando Biden y su gobierno reconocen a González como su candidato ganador que, basado en eso, impusieron medidas de desconocimiento con sanciones arbitrarias a personeros del gobierno de Maduro que pagaron por los platos rotos que, a los gringos les encanta disponer a como sea.
Entonces, señores y señoras, desde el 10 de enero de 2025 en lo adelante, por los vientos que soplan llegará a Venezuela la era de Edmundo y María Corina y, hasta cuándo será eso, todavía no se sabe porque muchos venezolanos no los verán ejercer sus funciones por creer que a Edmundo lo encontrará el Año Viejo preparando sus maletas en gira desconocida y con afán de travesura posible es que pierda el juicio y se llegue a Miami, desorientado de caprichos y de resonancias estrictas, por lo que la alarma de sus sueños está en veremos, no así las intenciones de María Corina que seguirá en Venezuela porque ella será siempre Vente Venezuela y, de allí no la saca nadie.
Edmundo González se halla pletórico de emoción y su corazón está en un tictac llanero que lo despierta cuando mira en el Mapamundi a Venezuela -la que quisiera gobernar- y no la puede pisar porque, Tarek William Saab lo espera para pisarle los talones con una orden de aprehensión por conspirador y delictuoso y sospechas no fantasiosas de Maduro al pensar que la oposición lo quiere derrocar y, por las malas nada es bueno.
A todas estas y por venir, la líder María Corina Machado, que, sin tartamudear soltó con un quedo de franqueza fascinante de que en Venezuela: " Se avecinan tiempos tremendamente desafiantes y peligrosos". Menos mal que "guerra avisada no mata soldado". Así que ojo avizor. Aunque en diciembre en el país siempre suena, fuego al cañón, como estribillo de alegría y no de muerte.
Queda una larga espera por la ida de Edmundo González a Venezuela, sin fecha porque no la ha dado, pero el que espera posiblemente desespera, pero a él seguro que quien lo espera con esperanza de poder es María Corina Machado como su vicepresidenta y sí lo espera él tiene la última palabra como si fuera la última cena de Cristo que en nada se parece, porque Edmundo está ansioso por gobernar y Maduro también está en lo mismo como el ganador por el CNE y eso basta, aunque Edmundo afirma que tiene las actas con un 80% para él.
Así que Venezuela espera por Edmundo González y que no se eche después para atrás que su palabra vale más que el oro y oro es oro.