A dos días de la posesión de Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela para el periodo 2025-2031 el escenario se nos ofrece bastante turbulento y agitado.
Obvio que no podría ser de otra manera dado el acontecimiento histórico que expresa la revolución bolivariana en su nueva etapa de radicalización antiimperialista y popular.
En momentos de un desenfrenado auge de la ultraderecha y la derecha en el plano global como consecuencia del quiebre del modelo neoliberal de la globalización y el agravamiento de la crisis capitalista, de los conflictos bélicos (Gaza, Siria, África, Colombia y Ucrania) y de las crisis políticas de varios gobiernos que caen como castillos de arena (Alemania, Francia, Canadá y Corea del sur), las mafias reaccionarias internacionales han priorizado a Venezuela, a la revolución bolivariana y al presidente Nicolás Maduro como el objetivo prioritario de sus estrategias políticas golpistas y contrarrevolucionarias.
Produce asco el grotesco nivel de esta guerra anti socialista agenciada por las roscas internacionales oscurantistas para destruir el proceso bolivariano que lidera el presidente Maduro.
La campaña en Tiktok y en las redes sociales contra Maduro es de un grado de bajeza que trasciende todos los límites y expresión de un odio de clases como el que se dio en anteriores procesos revolucionarios en Francia (1789), en la Comuna de Paris (1873), en la revolución soviética (1917), en la revolución China (1949), en la revolución cubana, contra la Unidad Popular de Salvador Allende, contra la revolución sandinistas y contra el presidente Hugo Chávez en su momento (golpe del 2002).
Lo de Tiktok es todo un dispositivo de guerra que da soporte a la estrategia golpista de la Machado, de EG y de su plataforma criminal subordinada al Pentágono. Es el dispositivo virtual y comunicacional privilegiado para sembrar miedo, confusión y división entre las masas populares.
Lo cierto es que la oligarquía global está haciendo de la posesión de Maduro un laboratorio para escarmentar cualquier intento de cambio y de revolución popular. Es la fase inicial de lo que será la política del señor Trump y su gabinete de pistoleros (desde el próximo 20 de enero) en su patio trasero en América latina, que debe prepararse para más golpes (duros y blandos) en Cuba, Honduras, Colombia, México, Uruguay, Brasil y contra la resistencia del movimiento popular argentino enfrentado a la delirante fantasía de Milei.
Los próximos 7 años del gobierno Bolivariano estarán enfocados en la construcción de la democracia popular comunal, en la reorganización socialista del Estado, en la proyección de un nuevo modelo económico post neoliberal, en la lucha contra el fascismo, en la paz para Colombia y en la solidaridad con la revolución cubana sometida al asedio y el bloqueo de Washington.
Curiosa la actual posición de ciertos "izquierdistas" en esta coyuntura, marchando al ritmo del Tiktok contrarrevolucionario y del guion de Pastrana (el colombiano de Epstein) y su banda de expresidente neoliberales (Costa Rica, Panamá, Republica dominicana, Bolivia, México, España y Colombia). Eso siempre ha sido así en los procesos revolucionarios mencionados arriba. Siempre aparecen "izquierdistas" haciéndole el juego a la ultraderecha, que sabe bien cuál es el papel de estos esquiroles. Ocurre igualmente en las huelgas obreras, en las rebeliones populares y en las movilizaciones sociales, están ahí infiltrados por los cuerpos policiales y los aparatos de inteligencia enchufados a la Cia, a Europol y al M16.
Desde Colombia acompañamos con todas nuestras fuerzas al presidente Maduro y a su gobierno. Adelante que tenemos el ejemplo de la resistencia y la lucha heroica de la gloriosos revolución cubana.
Construir la democracia comunal y consolidar el poder popular bolivariano es el gran reto de los años por venir.