Edmundo, María Corina, terror comunicacional y la manipulación de la verdad

Miércoles, 08/01/2025 03:27 PM

La guerra comunicacional es un escenario permanente moderno en el que se desenvuelve nuestro quehacer diario y también de los países, generada claro está por el terror mayor que es Estados Unidos, con el fin de mantener poblaciones vulnerables más proclives a aceptar sus mensajes y sus propósitos.

Esta guerra tiene varios instrumentos comunicacionales siendo una de ellas, la cual si se quiere sirve de piso a todos nuestros pensamientos por la cobertura que se le hace por todos los medios de comunicación, es la duda comunicacional, con la que se duda o condiciona respuestas o informaciones, incluso cuando son verdaderas, con la intención de hacernos sentir que nos están engañando y no podamos tener pensamientos acertados. Este sentimiento genera a su vez en la manipulada frustración y violencia indeterminada.

Porque esta es la intención de la duda comunicacional al cuestionar la veracidad de una información, aunque sea cierta, de crear incertidumbre en el receptor y llevar a que la persona dude de las fuentes de información habituales y lógicas y sea más susceptible a buscar mensajes que confirmen sus dudas lo cual no encontrará ya que como ya dijimos la información es cierta.

De esta forma se desacredita la fuente de la información original, lo cual es especialmente efectivo cuando se ataca la credibilidad de expertos, instituciones del gobierno o políticas.

Hay que señalar dos aspectos que van parejos en esta estrategia ampliamente utilizada por la derecha nacional e internacional como es que al manipular la opinión pública y generar confusión, sembrar la duda y desacreditar fuentes, se abre el camino para construir narrativas alternativas que favorezcan a un determinado actor o interés con el agravante que el público manipulado jamás pondrá en duda las narrativas injertadas.

Es así como en este complejo panorama de la comunicación contemporánea, la verdad absoluta se ha vuelto un concepto elusivo y la duda se ha convertido en un arma estratégica que causa tanto daño a quien la recibe como beneficios a quien la usa, y produce más bajas que las balas reales. La proliferación de información y la facilidad para manipularla han dado lugar a esta nueva forma de guerra, guerra comunicacional.

La consecuencia más evidente de la duda sistemática a la que nos tienen sometidos, es la polarización de la sociedad o inclusive dividiendo a los grupos opuestos en sub grupos que se cuestionan, por cualquier razón baladí, entre sí.

Al dividir a la población en grupos con creencias opuestas, se dificulta el diálogo y la búsqueda de soluciones comunes, erosionan la confianza en las instituciones y los expertos, lo que a su vez puede llevar a un aumento de la arbitrariedad y la violencia, como es el caso de María Corina y Edmundo, que desconocen toda la autoridad técnica del CNE en el manejo de las elecciones en nuestro país, abriendo puertas a los delincuentes y la violación de derechos.

En conclusión, la duda es un arma poderosa que puede utilizarse para manipular la opinión pública y socavar la confianza en las instituciones y en el país.

Al comprender las estrategias utilizadas en la guerra comunicacional, podemos desarrollar las herramientas necesarias para protegernos de la manipulación y tomar decisiones informadas, aunque es necesario que el gobierno tome todas las medidas necesarias para prever, impedir y anular este ataque a la conciencia nacional ya que hasta en las iglesias los curas desde el púlpito, llaman a descreer la autoridad del gobierno y este no actúa con la severidad del caso.

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