A propósito del 10/01. Salarios, educación y salud, las claves del éxito de Chávez y la decadencia de CAP

Jueves, 09/01/2025 12:45 PM

Notas:

1.- Este trabajo lo redacté y publiqué el 10/01/2024. Es decir, ahora cumple un año. Mañana 10 es, de acuerdo a lo constitucional, la toma de posesión presidencial y, dado lo que entonces dije, pareciera tener plena vigencia y el mismo destinatario, lo repongo con algunas correcciones y agregados.

2.- Me llama la atención y asombra, como mucha gente pasa desapercibido que, quienes comandan la oposición, reclaman haber ganado las elecciones, hacen muchas cosas en función de eso, pero jamás aluden al asunto salarial.¿Por qué tal actitud? ¿No vale la pena dilucidar tal interrogante?

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La historia reciente de Venezuela es muy particular. Y uno no hallará respuestas pertinentes si se sumerge en el debate de los políticos por mantener o acceder al poder y elude lo sustantivo que, pese serlo, los contendientes ignoran deliberadamente.

El ascenso de Chávez al poder por la vía electoral, está antecedido por un descenso sustancial del precio del petróleo, dada esta circunstancia, por el saboteo a la OPEP de muchos países productores y como tales miembros del cartel, como Arabia Saudita y Venezuela misma, en lo referente a las cuotas de producción, para favorecer a los grandes compradores como los norteamericanos.

La OPEP, que en fin de cuentas es un cartel, que sirve para demostrar que la tal libertad de la economía de mercado no es sino un viejo recuerdo del capitalismo de los siglos XVIII y XIX, puesto que con sus cuotas de producción contiene la oferta al mercado, sube o mantiene estables los precios, como lo hacen los monopolios en cualquier área, empezó a ser saboteada por influencia de EEUU, el gran consumidor y por sus propios miembros, con el fin de mantener bajos los precios del hidrocarburo.

Esto determinó que, cuando Carlos Andrés Pérez (CAP), asume por segunda vez la presidencia, el precio del barril de petróleo rondaba los 7 dólares, el país estaba endeudado hasta el cuello y el pueblo se llenó de expectativas, dada la "bonanza" de su primer gobierno, el de "La gran Venezuela". El Bolívar se había deteriorado, perdido su valor, el costo de la vida alcanzado a niveles agobiantes para los trabajadores y la mayoría votó casi de manera desbordante de nuevo por él, bajo la esperanza que volverían los buenos viejos tiempos, aquellos del "ta´ barato, dame dos".

Mientras tanto, el precio del petróleo seguía por los suelos y Venezuela, como otros miembros de la OPEP, continuaba sirviéndole a EEUU, violando las cuotas del organismo, produciendo por encima de lo acordado e inundando el mercado de petróleo barato.

Al asumir la presidencia por segunda vez, CAP, en su discurso de toma de posesión, habla de sus acuerdos con el FMI, relativos a un crédito y las medidas que habría de tomar su gobierno para cumplir con el pago de este, según las exigencias del prestamista. No reaccionó ante la élite petrolera que servía a EEUU y contribuía a devaluar nuestro recurso energético.

Al inicio de la puesta en prácticas de las medidas impuestas por el FMI, que entre otras cosas condujo al alza del transporte, se desató aquel inesperado acontecimiento que conocemos como el "Caracazo".

La historia es conocida, lo que incluye hasta el "triste" final de CAP, quien entró por segunda vez a Miraflores, casi en hombres de la multitud y por quien los venezolanos esperaban volver a decir "ta´ barato, dame dos" y al dólar de bajo costo con respecto a la moneda nacional y salió echado por sus propios compañeros de partido.

El segundo gobierno de Caldera, que significa o mejor describe cómo los viejos partidos AD, Copei, URD estaban liquidados o por lo menos en vías de extinción, pues aquel candidato, habiendo renunciado a su partido, creo uno nuevo y se atrajo el respaldo de una mayoría ajena a aquellas organizaciones y a la izquierda casi toda, incluso la que hoy dice que no votó por él, confrontó las mismas dificultades de Pérez. Escasez de recursos, el peso de una deuda enorme con el FMI y el precio del petróleo en nivel insignificante, pues la política de saboteo a la OPEP se mantuvo. Como CAP, Caldera tampoco se propuso hacer nada para intentar revertir aquella situación. La meritocracia petrolera continuó haciendo de las suyas, como seguir las órdenes de EEUU.

Recuerdo, como Raúl Matos Azócar, aquel joven exdirigente adeco, cuyo prestigio alcanzó altos niveles, al enfrentarse a la alta dirigencia de su partido y optar por apoyar la candidatura del Dr. Caldera en su segundo oportunidad, siendo de este su ministro de Hacienda, declaró a la prensa dadas las dificultades económicas que confrontaba el gobierno, palabras más o menos, "se necesita un océano de dólares para afrontar esta crisis". Pese poco tiempo atrás, habían recibido "Una inesperada lluvia de petrodólares", proveniente de la "La venta de 18 yacimientos petroleros que aportó al Ejecutivo 2.300 millones de dólares (cuando apenas esperaba 200). https://www1.udel.edu/leipzig/texts2/eli12067.htm

Recordemos como aquello acontecía, mientras los precios del hidrocarburo se mantenían en niveles sumamente bajos, en beneficio de las grandes empresas inmersas en el negocio de la compra y venta del hidrocarburo, sobre todo estadounidense, con la complicidad de países miembros de la OPEP qué, como ya dijimos, saboteaban las reglas del cartel; en Venezuela, los máximos exponentes de la "meritocracia petrolera", actuando como si la empresa fuese de ellos, se encargaban de dar su aporte a aquel contubernio.

Este cuadro crea una situación novedosa, pues las mayorías empiezan a cambiar de expectativas y hasta gustos, como quitar su respaldo a los viejos partidos y se encantan, al principio, por la candidatura de Irene Sáez, una ex reina de belleza que nunca antes había participado en política.

Al mismo tiempo, se asoma como un tanto tímidamente, la candidatura de quién se había alzado el 4 de febrero de 1992 contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, puesto en libertad bajo la presidencia del Dr. Rafael Caldera, pero que asume un discurso discreto y lleno de sueños, ajeno a toda intención personalista y con rostro atractivo, no sólo por sus cualidades físicas, sino su carácter feliz.

Chávez tuvo que vencer y hasta desafiar a factores que le acompañaban que seguían atados a la idea de la violencia, los alzamientos militares, hasta la derrotada y desacreditada lucha guerrillera. Por eso, su candidatura aparece como apagada y sin fuerza inercial.

Pero al mismo tiempo, se produce un fenómeno inédito en la historia moderna de Venezuela, esa que se inició en 1945 aproximadamente y reapareció en 1958, como que los partidos del Puntofijismo, que antes competían entre ellos, se ven obligados a unirse alrededor de la candidatura de Salas Rómer, para enfrentar a Chávez, pues este, en medio de la campaña, había rebasado en la preferencia de los electores a la ex reina de belleza, quien había venido encabezando las preferencias según todas la encuestas.

Cuando Chávez asume el gobierno, las dificultades económicas continúan siendo las mismas, pues el cuadro o política petrolera de la meritocracia es la misma. Por eso, el nuevo presidente opta por gestionar acuerdos dentro de la OPEP para poner fin al saboteo a las políticas de la organización. Eso significó, entre otras cosas, arrebatarle a la "meritocracia petrolera", facultades para decidir políticas de la estatal PDVSA, como decidir los volúmenes de producción. Circunstancia esta que impulsó a ese sector a encabezar las acciones destinadas a destituir ilegalmente al presidente, como aquel paro petrolero sin obreros.

Ese acuerdo, por el cual Chávez hasta viajó por el medio oriente, puso orden dentro de la OPEP; sus miembros optaron por respetar las cuotas establecidas. Chávez asume el control de nuestra empresa, para disgusto de la meritocracia, el nivel de los precios del hidrocarburo alcanzó los límites justos, deseables y Venezuela comenzó a gozar de un ingresos sustancial que permitió, entre tantas cosas, la recuperación de los salarios de manera justa y equilibrada. Y además, en muy corto tiempo, pudimos contar con las reservas necesarias para controlar las amenazas del dólar y poner límite a los precios de toda mercancía en el mercado interno. Al mismo tiempo, la producción de oro, incrementaba las reservas internacionales, tanto que, Chávez se dio el lujo, de hacer uso, de vez en cuando, de ellas para mejorar la vida de los venezolanos y sin que menguasen.

Sin duda, sin algún parámetro es válido para juzgar el prestigio, respaldo alcanzado por Chávez, quien en 1998 ganó las elecciones con el 56.20 % de los votos depositados, dado el desprestigio de los viejos partidos y luego en el 2006 alcanza la cifra porcentual de 63.85, este sería el nivel alcanzado por los salarios y el de las pensiones del IVSS, suficientes para que se pudiesen cubrir necesidades básicas más allá de un individuo. El salario mínimo en Venezuela llegó a triplicar el promedio de América Latina.

Fue exitoso, el discurso, práctica de Chávez de distribuir la renta a través del salario; sus políticas de vivienda, salud, educación, le granjearon ese respaldo que se manifestó en el año anteriormente mencionado. Como ya dijimos, lo relativo al salario de todos los trabajadores y demás beneficios, prodigados a las mayorías, fueron determinantes en el enorme apoyo popular que alcanzó.

Lamentablemente, es asunto a tratar en otra oportunidad, Chávez no pudo poner en marcha los planes económicos que sirvieran para suplantar nuestras debilidades y seguimos dependiendo del ingreso petrolero y más en momento cuando esta ventaja nuestra entra en crisis.

Muerto el comandante, el país y su economía entró en franca decadencia, por diferentes motivos, entre los cuales las sanciones impuestas por Estados Unidos han jugado un rol fundamental, como también las muy malas políticas diseñadas para el sector petrolero dentro de su propia administración, en lo que Rafael Ramírez jugó un rol fundamental, que no pudieron soportar, en primer término, la caída de los precios del petróleo, derivado del período del uso del tratamiento del "fracking" y el cierre de nuestros yacimientos de petróleo liviano y la indudable falta de pericia y audacia de parte de la nueva administración para hacer los ajustes que demandaban las circunstancias. Pero tampoco hay que olvidar la actuación de los factores opositores que jugaron, por el interés de alcanzar el poder de manera ilegal, de modo contrario al interés nacional y por la destrucción de su economía.

Los salarios han llegado a niveles inimaginables, como que el mínimo nuestro, es uno de los más bajos del mundo; el ingreso nacional y las reservas internacionales disminuyeron. Del petróleo se habla, bastante se sabe y pese los discursos, seguimos dependiendo del rentismo petrolero y el levantamiento de sanciones por parte de EEUU sobre todo en esta área, y, lo que, es más, que ese país vuelva a ser mercado importante nuestro, por lo que se desarrollan lentas pero permanentes conversaciones o diálogos.

No obstante, pese se habla del repunte lento pero sostenido de la economía venezolana, los salarios se mantienen en niveles de pobreza sustantiva. Economistas ligados al gobierno, como cosa curiosa, lideran el reclamo del aumento salarial y el rechazo de las tesis monetaristas que hablan, como al revés, por la espera de un aumento de la producción para subir los salarios.

Mientras tanto, desde la muerte de Chávez, desaparecida la magia unitaria que de él emanaba y la minimización del salario, las fuerzas del chavismo comenzaron a dispersarse y hasta fragmentarse y, en consecuencia, a disminuir sustancialmente el respaldo del cual gozaba el gobierno.

Hoy, el gobierno cuenta con el respaldo casi usual de todo gobierno, por el sólo hecho de serlo, manejo de recursos y la atracción del poder mismo, pero está muy lejos de ser aquella fuerza del pasado. Y esto está ligado, entre tantas cosas derivadas de la economía toda, a la precariedad del salario.

El gobierno pudiera ganar las elecciones presidenciales, pero de manera muy precaria y hasta corre el riesgo cierto de perder las parlamentarias del 2025, como en el 2014, lo que plantearía un nuevo cuadro, pues es muy difícil que esta oposición de ahora, actúe de manera tan errónea como aquella.

De donde uno concluye que, quienes ejercen el poder y sobre todo lo hacen en nombre de Chávez, tienen un serio reto por delante, pues ganar la presidencia de manera precaria no es una opción muy ventajosa. Y una de las maneras que pudieran voltear ese cuadro, pese todo lo dicho, poco recreativo y atrayente, es prestándole interés a las calamidades populares, como salud, educación y particularmente el tema salarial que incide sustancialmente sobre los dos primeros. Y el tiempo corre de manera inexorable y la angustia derivada de las calamidades de la pobreza pudiera incidir en cualquier cambio.

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