Columna de Martorano (319)

La Operación Relámpago del Catatumbo en el estado Zulia y el problema de la narcopolítica en el estado venezolano

Domingo, 16/03/2025 04:21 PM

El pasado día viernes, el Vicepresidente de Política, Seguridad Ciudadana y Paz y Ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Capitán Diosdado Cabello Rondón, informaba al país y al mundo detalles de la Operación "Relámpago del Catatumbo", iniciada el pasado 31 de enero y que en sus primeros resultados cuando lo informaba Cabello, arrojó la detención de dos alcaldes de municipios del estado Zulia.

Los detenidos son Danilo Añez, alcalde del municipio Jesús Enrique Lossada; Fernando Loaiza Chacón, alcalde del municipio Catatumbo; y Orangel José Paz Villalobos, director de Seguridad Ciudadana del municipio Almirante Padilla. Además de las detenciones, las autoridades incautaron siete embarcaciones tipo lancha, que se presume estaban siendo utilizadas para actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico.

Luego el 15 de marzo, el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz confirmó la detención de los alcaldes de los municipios Jesús Enrique Lossada y Catatumbo, del estado Zulia, como parte de la»Operación Relámpago», en la referida entidad, desplegada contra el narcoparamilitarismo, grupos estructurados de delincuencia organizada y bandas criminales que utilicen el territorio nacional para el desarrollo de actividades ilícitas, explica el ente ministerial en el comunicado.

Cabe destacar que de estos burgomaestres detenidos, Dos pertenecen a la oposición y tres estarían vinculados con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Danilo Añez, militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) dirigía el municipio Jesús Enrique Lossada (La Concepción), y el militante de AD, Fernando Loaiza Chacón, dirigía el municipio Catatumbo (Encontrados).

Estos ahora exalcaldes se suman a Jorge Nava (Miranda: Los Puertos de Altagracia) y a Alberto Sobalvarro (Almirante Padilla: El Toro), ambos del Psuv y detenidos el 14Mar, y al opositor Nervins Sarcos (UNT), del municipio Colón (Santa Bárbara del Zulia), capturado en enero de 2024.

Además de ellos, otras nueve personas fueron detenidas durante la referida operación de alto impacto, en la que se incautaron 5,4 toneladas de cocaína de alta pureza; y horas más tarde se unió a ese grupo el director de Seguridad Ciudadana del municipio Almirante Padilla, Orangel José Paz Villalobos.

Las autoridades han explicado que la red de narcotráfico movía la droga desde Colombia (en la región del Tibú) por el río Catatumbo, llegaba a la desembocadura del Lago de Maracaibo, hacían paradas para abastecer combustible hasta terminar hasta el norte del Zulia, en el municipio Miranda, desde donde salía al Caribe, con destino final en EE.UU.

A la fecha, además de los cinco presuntos «narcoalcaldes», otro burgomaestre enfrenta proceso judicial pero por presuntas irregularidades administrativas durante su gestión. Se trata de Rafael Ramírez (del partido opositor Primero Justicia), quien fuera primera autoridad del capital municpio Maracaibo, detenido en octubre de 2024 junto a tres funcionarios de su gabinete, entre ellos el director general de Seguridad Ciudadana.

Ahora bien, el portal web aporrea.org en las primeras de cambio y de manera tendenciosa titulada "Dos alcaldes del PSUV detenidos por narcotráfico". Sin explicar el contexto ni las razones. Parte de esa tarea es la que motiva la escritura del mismo.

Varios analistas desde hace años hemos venido advirtiendo que, ante la enorme desmovilización y despolitización de las huestes opositoras, de que ahora la estrategia del imperialismo sería optar por la infiltración en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), aprovechando el tipo de elecciones abiertas que esta organización ha realizado en sus estructuras de base.

Sobre estos temas hay varias aristas dignas de análisis. La primera que se nos ocurre es intentar responder a la pregunta de si este es, en realidad, un fenómeno nuevo. Y nada más en este punto, la bola pica y se extiende, como se dice en béisbol, porque si juzgamos por algunos acontecimientos ya añejos habría que concluir que la derecha ha tenido infiltrado al PSUV desde antes de nacer, cuando era el partido Movimiento Quinta República (MVR).

A esta altura del juego hay que decir que a unos cuantos de esos muchos se "les veía el bojote a pesar del tongoneo", parafraseando a la abuela Rosa Inés, pero quienes tenían el deber de detectarlos, llamarlos a capítulo o –simplemente- echarlos de la Revolución optaron por mirar para otro lado o por evitar la confrontación interna. En este sentido, el argumento de "no dar armas a la oposición" ha sido la guarida perfecta para los sospechosos de ser infiltrados.

Lo que la acción de los agentes encubiertos luego pillados, ha significado para el estancamiento o el retroceso de la Revolución es muy lamentable. Pero, al menos esos personajes quedaron fuera. En cambio, todo parece indicar que algunos han sido mucho más hábiles en las artes del camuflaje y mimetización y, por tanto, siguen dentro, predicando el socialismo, la revolución agraria y la organización comunal, pero trabajando para la restauración plena del neoliberalismo, el latifundio y para la destrucción del tejido social.

Una segunda arista analizable es la de la infiltración de las conciencias. En numerosos casos no es que se haya coleado en el PSUV un militante o dirigente de derecha, sino que el pensamiento de derecha se ha infiltrado en la mente de gente que antes era de izquierda.

Este fenómeno no es para nada insólito. Ya Marx advertía en el siglo XIX que el ser social determina la conciencia social. Y son muchos los revolucionarios que han visto mutar su ser social en estos años, ya sea porque honradamente lograron pasar del estrato más pobre a la clase media o media-alta; o sea porque aprovecharon indebidamente sus cargos para enriquecerse de manera obscena y llegar -según lenguas de todas las calidades- a la clase alta. Sea como haya sido, al convertirse en pequeño-burgueses o burgueses a secas, por supuesto que han pasado a ser infiltrados de la derecha en un partido proclamadamente de izquierda.

No se trata, por cierto, de una mutación exclusiva de los altos cargos partidistas, esos que llevan un estilo de vida de ricos y famosos y, desde sus burbujas de prosperidad y lujo, piden sacrificios a los más pobres. No, tristemente, la aberración se ha propagado como la verdolaga, permeando hacia las estructuras medias y de base. Y buena parte de quienes dan el salto del barrio popular a la urbanización de caché ya no quieren saber nada de la comuna ni de los campesinos que reclaman tierras ni de los pensionados que claman en el desierto. Esa gente les importuna, les fastidia, les molesta.

La nueva ola de infiltración

Bueno, ya vimos que el problema de infiltración de la derecha no es nuevo y que a veces ocurre no porque llegue gente nueva disfrazada, sino porque las ideas conservadoras y neoliberales se meten en cabezas viejas. Pero eso no quiere decir que la preocupación de las personas que han formulado las denuncias sean infundadas.

Por el contrario, parecen estar muy bien fundamentadas, sobre todo porque algunos de los dirigentes electos habían militado antes en partidos de derecha y ultraderecha y sus vecinos y amigos (estas fueron elecciones muy locales) saben perfectamente de qué pata cojean.

¿Es esa una estrategia global de las oposiciones para implotar al PSUV? Pues, de ser así, sería uno de los planes más brillantes de la contrarrevolución en casi un cuarto de siglo, pues pone a la contrarrevolución en lugares privilegiados para hacer mucho daño estructural en el partido.

Esto lo advertía Indira Urbaneja, Clodovaldo Hernández en artículo titulado "¿Se infiltró (masivamente) la derecha en el PSUV aprovechándose de la democracia interna?" Sergio Rodríguez Gelfenstein, a propósito del caso de Tarek El Aissami, indicó una dolorosa verdad: "No es el primero, ni tampoco será el último". Y el tiempo le está dando la razón.

No falta quien diga que le importa poco si el PSUV sufre o no un perjuicio, pues eso, en todo caso, tiene que preocupar a sus timoneles principales. Es cierto, pero lo verdaderamente peligroso es que destruya las formas de organización popular que han nacido y crecido asociada al PSUV.

Pero además de ello, nuevamente suena la alarma y que ha encendido nuevamente las alertas del tablero y es el referido al de la presencia del crimen organizado en círculos de la política nacional y regional.

Hasta ahora, dos diputadas han renunciado a sus cargos de elección popular, Jeycar Pérez, en febrero y María Yanitza Bogado, esta semana. Ambas llegaron a la AN como parte de la alianza del PSUV con el partido evangélico ORA. Al dimitir, las dos se ahorraron el mal trago de que su inmunidad parlamentaria fuese allanada por la plenaria, como sí ocurrió con Taína González, ficha directa del PSUV. Las tres tienen causas judiciales, acusadas de delitos de drogas.

Hay una cuarta diputada, la de mayor jerarquía sin lugar a dudas, la exministra de Pueblos Indígenas Aloha Núñez, que está suspendida de su cargo en la AN, de la representación venezolana en entes parlamentarios internacionales y de sus funciones dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela. A ella se le considera responsable (en el mejor de los casos por falta de supervisión) de lo ocurrido con la diputada Taína González y con la alcaldesa Keyrineth Fernández, del municipio Jesús María Semprún del estado Zulia, capturadas in fraganti con un alijo de cocaína. «Está en el ostracismo, pero no está presa», dijo una fuente parlamentaria en tono de confidencia, pues el caso específico de Núñez ha sido manejado con extrema discreción.

El hecho de que estas personas estén separadas de sus cargos y tres de ellas procesadas por los tribunales es un buen ejemplo de lo que siempre debería ocurrir. De esa manera se envía el mensaje a los que andan en malos pasos de que van a quedar completamente expuestos en sus actividades irregulares o criminales.

En un hecho también relacionado con el nexo de política y crimen, se ha informado que el diputado Peter Sayago, del partido Tupamaro y el estado Anzoátegui, está presuntamente involucrado en el asesinato del oficial de la Policía Nacional Bolivariana Jesús Bolívar Briceño, ocurrido en Maracay y del que se sindica a maleantes de la banda "el Asdrúbal", componente de la organización delictiva Tren de Aragua.

Sayago, quien también resultó herido en el suceso, está acusado de haber alertado a los delincuentes sobre la inminente llegada de la comisión policial. El vehículo desde el cual se le disparó a la policía llevaba (según una versión extraoficial) armas con destino a la cárcel de Tocorón, una de las "sedes" del Tren.

La alarma que se ha activado en estos casos habla de la penetración del narcotráfico y de otras organizaciones criminales en la política venezolana, un fenómeno que ha hecho estragos en varios países de Nuestra América, incluyendo al vecino inmediato, que se ha encargado de inocular su mal hacia este lado de la frontera, durante varias décadas. Y un fenómeno sobre el cual varias voces nacionales de renombre (Luis Britto García, Miguel Ángel Pérez Pirela, Iraida Vargas, Mario Sanoja Obediente, Sergio Rodríguez Gelfenstein, entre otros) han clamado en el desierto por años.

Más allá de los informes policiales sobre los modus operandi de los funcionarios que forman parte de estas redes, es necesario un trabajo de inteligencia política que oiga a las comunidades y detecte comportamientos muy reveladores de quienes han entrado al círculo de la narcopolítica y de las megabandas.

En este venidero proceso de selección de candidaturas para la Asamblea Nacional, Consejo Legislativos y gobernaciones debe el Alto Mando Político y Militar de la Revolución aguzar los sentidos y el sentido común. Para poder detectar a tiempo conductas sospechosas en algunos aspirantes : derroche de recursos, símbolos exteriores de riqueza, relaciones sospechosas con personajes oscuros. En algunos casos (tal como lo ha demostrado el paso del tiempo) no se hizo caso de esas señales, lo que facilitó el logro de los objetivos de los infiltrados.

Le corresponderá al PSUV, como vanguardia del proceso revolucionario, ir a fondo en este proceso de investigación de todo el entramado de complicidades, partiendo de una hipótesis muy sencilla: los narco diputados y las narcodiputadas, los narco alcaldes y las narco alcaldesas no son piezas aisladas, sino que corresponden a otros funcionarios (civiles, militares y policiales) corrompidos por el dinero de las organizaciones criminales

Si se le mira como jugada estratégica, aparte de ponerle cartuchos de dinamita al partido en sus meros cimientos, a la derecha le interesa erradicar toda estructura que parta de la iniciativa de las bases, todo mecanismo colectivo (hasta la palabra ha sido demonizada) que le quite espacio al capitalismo hegemónico. Así que meterse dentro de dichas entidades es un plan perfecto.

Posibles consecuencias

En un esfuerzo por ver el recipiente medio lleno y no medio vacío, ciertos analistas están diciendo que el PSUV lo que ha hecho es dar una demostración de amplitud y apertura democrática nunca antes vista en organizaciones partidistas de esta magnitud. Otro argumento optimista es que algunos de los infiltrados de la derecha puedan darse cuenta de que el PSUV es el único partido con estructura nacional, mientras la oposición es un archipiélago con tendencia a subdividirse y unos líderes a los que más vale perder que encontrar.

Hay que advertir y tener mucho cuidado con una infiltración masiva dentro de nuestro Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ya que esto en el escenario actual podría tener graves consecuencias. Si los agentes encubiertos, como los llama Clodovaldo Hernández, responden a un plan unificado, pueden dedicarse al sabotaje de las políticas sociales que están imbricados con el partido, una tarea en la que en muchos casos, no tendrán que afanarse mucho, pues ya dichos programas vienen fallando, sin necesidad de sujetos dedicados abiertamente a boicotearlos.

Con el descontento que esas operaciones pueden causar, se vislumbra el segundo gran temor de los realistas-pesimistas, uno que, en realidad, es el primero: el temor a que los infiltrados aprovechen la poderosa maquinaria electoral del PSUV para derrotarlo en las elecciones, como en esas artes marciales en las que se usa la fuerza del oponente para doblegarlo.

No todos los que pueden ser calificados como "infiltrados" en el PSUV son agentes de la derecha política, aunque al final del camino sirvan a los mismos intereses. Se trata de gente aparentemente sin ideología definida, que se involucra en este partido porque sabe que eso le otorgará acceso, aunque sea a una pequeña porción del dinero público.

En este grupo hay corruptos y aspirantes a tales de todas las edades; empresarios o sus representantes; terratenientes o sus emisarios; y una variedad de individuos del campo de la antisociedad, incluyendo la peor de todas las infiltraciones: la de los paramilitares con marca de fábrica colombiana y la de los malandros y pranes que controlan las comunidades mediante la violencia y el miedo.

En una oportunidad Clodovaldo se preguntó y nosotros coincidimos con él: ¿Cuenta el PSUV con mecanismos de autodepuración para hacer frente a todas estas asechanzas?

Pues en mi caso, me sumo a los optimistas que tenemos dentro de la Revolución, y de acuerdo a los hechos observados, que si tenemos los anticuerpos para ello. EL PSUV como partido de la Revolución ha resistido tantos y tan poderosos ataques, será capaz de detectar y desactivar a los que quieran detonarlo desde adentro.

Aunque claro, evidentemente que al toparte con un traidor o traidora, esto duele en el alma profundamente.

Pero hay otros, los que Clodovaldo Hernández denomina los "realistas- pesimistas", que piensan que esos mecanismos no existen y enarbolan como prueba todos los daños causados por los infiltrados de la etapa previa.

Esto es algo extremadamente peligroso y que habrá que manejar con suma prudencia por lo delicado de este tema. Ya algo de eso se refirió Diosdado en su más reciente comparecencia pública.

Ahí se las dejo.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!

 

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