El abogado y presidente de la Comisión Especial para la Defensa del territorio de la Guayana Esequiba y soberanía territorial, Hermann Escarrá, reiteró este jueves que el conflicto con la República Cooperativa Guyana debe dirimirse con el Acuerdo de Ginebra de 1966 como instrumento marco. Pero además advirtió enfático que la cuestión es esencialmente geopolítica.
Mecanismo válido
Entrevistado en la estatal VTV, Escarrá explicó por qué el Laudo arbitral de París de 1899 está viciado de nulidad y no puede tomarse en cuenta, ya ni siquiera por capricho, sino porque la Constitución nacional establece que tratados írritos no tienen validez alguna, en ningún caso, para la República.
«La de 1999, en su artículo 10, establece que no se pueden aceptar tratados viciados de nulidad, por lo cual legalmente no podemos aceptar el laudo arbitral de París de 1899», dijo. «Este viola el principio del debido proceso, la igualdad de las partes, la reciprocidad procesal, la independencia y autonomía de las pruebas y se incurre en exceso de poder y extralimitación de funciones, porque se da la posibilidad de libre navegación de ríos adyacentes y esto trae como consecuencia la pregunta fundamental ¿Estaba autorizado para eso? ¡No! Entonces vició de nulidad absoluta».
Documentos comprometen la legalidad de ese dictamen y por eso Naciones Unidas admitió la demanda venezolana y ello conllevó a la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966, como transitorio para una solución definitiva entre las partes.
Pero además «Venezuela ha venido señalando de manera reiterada que la solución no es un arreglo judicial (como se pretende ahora que el caso está en la Corte Internacional de Justicia, CIJ), sino que debe darse en el marco del Acuerdo de Ginebra (…) El propio acuerdo lo dice que solo se debe llegar a un acuerdo judicial una vez agotados todos los procedimientos allí previstos: relaciones directas, relaciones diplomáticas, el tercero de buena fe, la conciliación, el arbitraje numerativo».
Escarrá sumó entonces que el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, al otorgarle competencia y jurisdicción a la CIJ, se saltó una serie de procedimientos que debieron ejecutarse primero. Y además la CIJ estaría violando su propio estatuto.
El asunto es geopolítico
Para el exconstituyente Hermánn Escarrá la cuestión con el Esequibo es esencialmente geopolítica. «En el orden de la Gran Bretaña hay un movimiento geopolítico y geoeconómico que nosotros tenemos que advertir», dijo el abogado con mapa oficial actual en manos.
«El Esequibo es el diamante de nosotros, es la fachada Atlántica, por donde sale nuestro crudo pesado comercial. Es un tema de geopolítica petrolera y de seguridad económica para Venezuela (…) Hay que ver lo que significa la fachada atlántica para la geografía nacional», expresó. Agregó que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ha actuado de manera valiente impidiendo que embarcaciones extranjeras (estadounidenses básicamente) permanezcan en este territorio.
«Creo que acá no solo hay elementos jurídicos, económicos, petroleros, gasíferos, de oro, diamante, coltán, lo que llaman ahora minerales extraños. Todo eso es verdad, pero también están las inversiones, los bloques que se asignan a empresas muy importantes como la Exxon, la Shell. Es un tema geopolítico, considerando que estamos muy cerca, ojalá que no, de una conflagración internacional donde el petróleo es fundamental», dijo en alusión al conflicto entre Rusia y Ucrania.
Gran Bretaña sí es parte
El abogado especialista en el tema dijo que es un hecho escandaloso, grosero e insólito que se diga que la Gran Bretaña no es parte. «La pregunta es ¿Quién firmó el Tratado de Washington de 1897? La Gran Bretaña. ¿Quién firma el Laudo de París? La Gran Bretaña. Igualmente el Acuerdo de Ginebra de 1966. De tal manera que es parte, eso es algo obvio; sin embargo eso lo apartaron en la Corte».
«Al excluir a la Gran Bretaña entonces la contención es solo entre Guyana y Venezuela, si seguimos el juicio hasta el fondo, entonces la contención es solo con Guyana».
No obstante, el profesor Escarrá celebra que «la sentencia interlocutoria e incidental de este jueves señala dos cosas muy importantes: la primera es la eventualidad de un fraude sobrevenido en el Laudo arbitral de París porque Venezuela no fue parte (…) Esto es importantísimo».
Venezuela no debe temer, tiene pruebas reales
Hermann Escarrá explicó que después de revisar mapas, documentos y declaraciones de todos los sectores durante dos años, puede afirmar que «Venezuela no debe temer, tiene pruebas. Guyana lo que tiene es una situación de facto, ‘yo heredé algo que no era de Gran Bretaña, pero me lo obsequiaron’. Este territorio viene desde la Capitanía General y está en todas las Constituciones nuestras desde 1819, no en la de 1811 pero sí en todas las demás».
Finalmente, dejó claro que sobre la mesa hay una serie de posibilidades, «los caminos son varios, no solo continuar en la Corte. No obstante, la decisión de si seguiremos en este procedimiento deberá tomarla el presidente de la República, Nicolás Maduro».
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