Y es obvio que no puede serlo viviendo en guerra, aunque sea en una guerra no reconocida ni regulada oficialmente como tal, con limitaciones muy importantes para adoptar medidas defensivas "internacionalmente aceptables". En una guerra que no encaja en la definición ortodoxa vigente para esa organización carcomida por la polilla, mal llamada Naciones Unidas.
No es nada fácil vivir en una Guerra/noGuerra que en el decir del enemigo y de quienes nos adversan "nosotros mismos nos la buscamos" por "comunistas", por cuestionar al cuasi perfecto sistema capitalista y al hegemón estadounidense supuesto paladín universal de la democracia y los Derechos Humanos.
Mejor estar en esta Guerra/noGuerra que tratar de sobrevivir en medio de cruentos ataques bélicos ¡SI! Fácil ¡NO!.
Pasando de lo macro a lo micro me voy a permitir ilustrar una mínima porción de ese ser nada fácil a partir de las dificultades cotidianas que enfrentamos en la calle las abuelas media clase, residentes en una urbanización cualquiera del este de Caracas, afectadas no solo por la Guerra/noGuerra sino también, e innecesariamente, por la ineficiencia y las agresiones de empleados y malvivientes, militantes de una sobrevivencia a costa de los demás.
Servicios: Falta de agua o luz sin previo aviso: a organizarse y tratar de averiguar la causa. Lo primero, fácil, tenemos bastante práctica. Lo segundo, misión imposible. La línea CANTV no sirve desde hace un año y el ABA desde hace un mes. Se cayó la señal de la cablera y se nos olvidó recargar el celular. Ya nos enteraremos...
Transporte: No hay camioneta, las que pasan no se paran porque van repletas y si lo hacen, nos cobran lo que les da la gana. El Metro, ahí está, nos sale gratis y con un poco de imaginación lo podemos disfrutar como un documental urbano, donde unos empujan, maltratan, insultan al gobierno, venden chucherías o leen pasajes de la biblia; y otros, cantan, conversan, comparten y nos hacen reír. Taxis, por las nubes. Los pies, fieles nos llevan hasta donde pueden, cansados de tanto andar…
Diligencias: ¿Con quién va a hablar? ¿Tiene una cita? Aunque sea la tercera vez que viene, tiene que coger un número. Mejor vuelva mañana, están almorzando, no hay línea, ¿trajo papel?, eso no me corresponde…
Compras: ¿Los cajeros? vacíos. ¿Por taquilla? solo un billete de 20 o de 50 (a quienes tienen) que nadie quiere recibir porque no "hay vuelto". Los mercaderes de bienes y servicios inevitablemente te tratan de engañar, de robar, y en la mayoría de los casos, lo logran. Los peores: las compañías de seguros, las panaderías y los plomeros.
Nadie se muere de eso, es verdad. Hay problemas peores, también es verdad. Pero en un proceso cuya continuidad depende de los votos, resulta vital prestar atención a las personas de tercera edad que permanecemos orgullosas en nuestra Patria en pie de lucha contra el imperialismo y el cipayismo de nuestros coterráneos.