En México, por incumplido, sacaron a arrastras a un alcalde. ¿Resucitó Fuenteovejuna? ¿Qué hacer con los nuestros?

Jueves, 10/10/2019 03:54 PM

Según una nota periodística, en el municipio "Las margaritas", de México, 11 hombres raptaron al alcalde, le ataron a una camioneta y le arrastraron por "varias calles para exigirle que cumpla con las promesas que les hizo cuando estaba en campaña electoral".

https://www.aporrea.org/internacionales/n347621.html

La nota no precisa si reclamaban por ofertas hechas en privado a ellos, los agresores, o si estos reclamaban por todos los votantes. Aunque uno presume esto último, en vista que la nota se refiere a promesas "que les hizo cuando estaba en campaña electoral".

La literatura española, por la pluma – esto puede decirlo uno porque así fue, aquellos escribían con pluma – de Lope de Vega, consagró, digamos que un reclamo popular y por justicia, quizás un tanto parecido a este de ahora en México, en "Fuente ovejuna",

No sé si exactamente lo que ahora habré de decir es pura especulación mía, pero en mi parecer, México, pese la pesada carga cultural del pueblo azteca y la facilidad del proceso de conquista, dicho así al compararlo con el área nuestra, donde la ferocidad del proceso condujo a un fenomenal genocidio, pareciera ser que absorbió bastante la herencia - ¿estará bien dicho así? – o las inherencias del "proceso" impusieron la cultura española más allá de lo que uno pudiera creer. Pero ya dije no saber si fue así u otra cosa. Aunque pudiera ser que ambas llegaron como a un acuerdo y hasta "repartimiento".

William Ospina, en Orsúa, narra, yo diría que brillantemente el feroz combate entre el conquistador y el pueblo originario de esta área del Caribe. Fue, hasta donde ello era posible, como un borrar y cuenta nueva. Claro la vida es rica y siempre queda por allí y por acá algo que retoña. En México creo que lo resaltante, es justamente que quedaron como muy separadas. Lo Azteca quedó como muy vivo y lo español también. Y hablan por separado y en veces uno cree estar en España y otra entre los aztecas. Algo así como el acuerdo entre Hernán Cortez y la Malinche.

Lo indígena, las ciudades o pueblos, accidentes geográficos, océanos tuvieron sus nombres por el nivel cultural que aquí había, pero los conquistadores los ignoraron y hasta nosotros mismos, conformes con el eurocentrismo, también hicimos exactamente igual. En México, como entre los Incas, el proceso fue menos violento y también lo fue el traslado de valores. Tanto que las dos culturas se muestran y uno las ve diferentes en todas partes y en toda manifestación. Hubo como un acuerdo, ustedes allá y nosotros acá. Como hay también amplios y hondos resultados del sincretismo propio de las circunstancias. Pero la española allá en México como que se muestra mucho; se deja ver bastante. En nosotros pareciera que el mestizaje hecho con rabia y en consecuencia con violencia como que si llegó a un sincretismo que quiso ser distinto; la fundición llegó a niveles muy altos de temperatura como para un amalgamamiento tal que casi no queda de una vaina ni otra. Dicho así para dejar distancia de lo diferente. A nuestros indígenas, la violencia si no los exterminó, les recluyó allá lejos en las selvas o los pocos que pudieron se escondieron en las poblaciones y pasaron desapercibidos. Ellos mismos, para subsistir como que se impusieron un proceso mimético, tanto que en veces uno no sabe qué es. Como que al hablar, el criollo, dice de "nuestra gente", refiriéndose al originario, pasando por alto la pesada carga española y africana que también porta y soporta. Ignora o pretende ignorar que es una síntesis de todo aquello.

El exterminio fue tan grande que en las grandes concentraciones las huellas del originario son menos notorias que en México y el resultado criollo, por rencor más que otra cosa, como que procuró y procura ser distante de lo español. Y cuando hablamos de las islas del Caribe, es difícil hallar huellas de los habitantes primigenios. Tanto que por falta de cultura en veces se piensa que estos son quienes ahora están allí. Quizás, eso habría que preguntárselo a los especialistas; mientras tanto, la culpa, como siempre, será del negro. Acá, al Caribe, de él trajeron, con la orden del látigo y el fuego, por montones a sustituir al indígena en el trabajo que los señores españoles no estaban dispuestos a hacer por incompetentes y flojos y porque el trabajo "lo hizo Dios como castigo y eso se dejo yo al buey". Y los españoles llegaron sólo a mandar.

La fiesta del toreo, una de las nefastas herencias españolas es parte importante de la cultura mexicana y no es pues para asombrarse que eso de arrastrar al alcalde de "Las Margaritas" en una camioneta es un volver al ancestro español. Aunque, para ser más castizo y olé, el procedimiento, mejor si hubiesen usado una yegua zaina. Pero México está cerca de EEUU y pese los gobernantes de este país durante toda la vida y ahora más con Trump, con los manitos "nada quieren", para actos simbólicos como ese, que de español tiene bastante por Lope de Vega y Fuenteovejuna, prefirieron una camioneta y no una yegua. ¡Son también vainas del sincretismo!

Pero Fuenteovejuna, alude a la idea de la justicia popular, a eso que aquí llaman "Poder Popular", aunque este sea de teatro y donde "la vanguardia" se afinca para simular una nueva justicia y proceder.

El Alcalde o Comendador de Fuenteovejuna, era en buena medida igual que la mayoría de los alcaldes que a lo largo de la vida han sido. Desidiosos, corruptos, "lo del Estado es mío", convencidos que justicia es privilegiar a los amigos que te arriman el hombro y te justifican ante todo el mundo. Pero al de "Fuenteovejuna" le acusaban hasta de cometer tropelías que ni el rey mismo cometía y tampoco estaba dispuesto a permitir. Y el pueblo entró a su casa, le cayó en cayapa y le hizo tiritas.

-"¿Quién mató al Comendador?" Así preguntaban las autoridades enviadas para investigar el asunto, producto de una sublevación como la que ahora agobia a Lenin Moreno.

-"Fuenteovejuna, señor". Y así respondió todo el mundo, porque aunque no hubiese sido producto de una revuelta colectiva de hecho interpretó la decisión del colectivo. De quienes entraron a la casa del comendador o no. O para mejor decirlo, todos entraron. Y así quedó aquel asunto. Fue una inusual sentencia y ejecución con el apoyo de un pueblo. El ejercicio del "Poder Popular". En aquel municipio nadie protestó la ejecución o la medida y el rey terminó por absolver al pueblo todo.

En "Las Margaritas", sólo fueron once, como quizás fueron pocos los de "Fuenteovejuna" que ejecutaron al Comendador. Pero en México, donde pese su tradición española, sin olvidar la azteca, no estuvo Lope de Vega para que a esos 11 protegiera, si eso fuese pertinente, con su narrativa, sobre todo sabiendo uno como esos alcaldes se comprometen a hacer lo que gente quiere, necesita y anhela y después hacen otra vaina y hasta lo contrario. Y por no estar Lope de Vega por esos lados, a los 11 les agarró la policía y les someterán a juico y no habrá rey, pues los aztecas perecieron y López Obrador, por mucho que quiera castigar a ese Alcalde nada podría hacer, que les absuelva los pecados.

Por razones elementales de humanismo uno condena eso que al Alcalde de "Las Margaritas" hicieron o a cualquier otro que olvide sus promesas y compromisos, como Lenin Moreno. Como condenamos a la cultura española que empalaba y aplicaba castigos brutales a los indígenas "rebeldes", como el de amarrar los miembros inferiores de los "ajusticiados" a bestias y a estas ponerlas a correr en direcciones contrarias o los conocidos procedimientos de tortura de la CIA. ¿Pero cómo hacer con esos alcaldes y gobernadores, de un bando u otro, como acá en Anzoátegui, que no cumplen sus más mínimas funciones?

Vayamos a un ejemplo sencillo. La Avenida Intercomunal de Barcelona, en un espacio que llaman "Las Garzas", la que une a esta ciudad con la de Puerto La Cruz, ya está intransitable. De ese espacio se dice que es de competencia nacional, pero está en área de injerencia de tres Alcaldes; el de Pto. La Cruz, Barcelona, Lecherías y el gobernador. Es decir hay 4 competencias que se disputan la desidia, dejadez e indiferencia. Y uno no espera, por nuestra formación y creencia que "Fuenteovejuna" se tome el asunto para sí, menos que cuatro cinco u once usurpen el derecho de castigar a esos funcionarios por no cumplir con su deber, pero algo habría qué hacer. No pueden esos señores y tampoco los de arriba, seguir haciendo de nuestras vidas lo que a ellos les convenga.

¡Ah! Esta expresión no quiere decir "se me había olvidado", sino para darle más énfasis, ¿qué hacemos con el protector del Estado?

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