Ética para corruptos (I)

Miércoles, 04/12/2019 02:22 PM

"Nos equivocamos al dejar intacta la estructura de la corrupción en Venezuela"

Elías Jaua

"Las equivocaciones... ¿quién puede discernirlas?"

Rey David (Salmo 19:12)

"casi todos los males de los pueblos dimanan de no haber sabido ser prudentes y enérgicos durante un momento histórico, que no volverá jamás"

Santiago Ramón y Cajal

"El peor error que podemos cometer es no hacer nada, pensar que es muy poco lo que podemos hacer".

Edmund Burke

"En ocasiones, en aras del éxito el ser humano saca lo peor que tiene dentro"

Oscar Diego Bautista

Cuando los valores se ausentan de la vida pública de inmediato aparecen conductas contrarias a la ética acompañadas de antivalores. Los antivalores han cobrado importancia en la vida política y en la gestión pública, se encuentran en expansión dando pie a un pensamiento utilitarista. Actitudes como el individualismo y la competencia, llevadas al extremo, contribuyen a la fragmentación y al desequilibrio del trabajo en equipo, en virtud de que individuos impulsados bajo estos principios se encuentran en disposición de hacer cualquier cosa con tal de conseguir sus propósitos, incluso a costa de la legalidad, el honor o cualquier escrúpulo.

Hoy la sociedad venezolana es víctima de un parásito que recorre todas sus esferas y no la deja ni la dejará avanzar en la perfección de una sociedad creativa, justa, libre y democrática, y el mismo se observa en nuestra realidad cotidiana.

El descuido de la ética en la formación de gobernantes ha generado, por un lado, que aquellos que ocupan cargos públicos y carecen de principios éticos se inclinen por sus intereses personales y partidistas y desvíen, con sus actos, los fines originales de la política y de la administración pública. A su vez, el olvido de la ética en los gobernados ha generado su corrupción moral. Ambas situaciones se reflejan en una sociedad que se deteriora cada vez más en términos de valores. Dado que vivimos inmersos desde hace tiempo en una cultura individualista, basada en principios que buscan el placer, el tener y el poder, se torna cada vez más difícil respetar y practicar principios y valores colectivos como la solidaridad o la cooperación. Por el contrario, resurge "la ley de la selva" donde impera el más fuerte y "el hombre se convierte en un lobo para el hombre" como decía Thomas Hobbes. De igual manera, se reavivan confusiones respecto a sí una situación es correcta o no.

En toda sociedad sin recursos éticos se genera una transformación en la conducta de sus miembros. Con la corrupción de los valores aparecen elementos antiéticos o inmorales que, al extenderse en su práctica diaria, pueden tornarse normales e incluso llegar a ser vistos positivamente. La inmoralidad atrae actos inmorales.

La gravedad de restar importancia a los valores éticos radica en que las personas que durante su infancia y juventud han vivido al margen de estos principios difícilmente los aceptarán en su madurez.

La corrupción es un fenómeno complejo que afecta las bases de nuestro sistema democrático, deslegitima el poder político e impide el adecuado desempeño de los organismos estatales (Instituciones). La corrupción golpea todas las estructuras de la nación y va más allá, afecta a la sociedad misma como estructura histórica. La corrupción es un cáncer espiritual que corroe las entrañas más profundas de la soiedad, con grave impacto en el desarrollo humano y en desmedro del capital social.

La corrupción tiene una incidencia social negativa, pero siempre -en estas prácticas-, encontramos al ser humano singular, a la persona; en este caso, al que se ha corrompido y al que corrompe.

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