Le decisión del gobierno de incrementar el precio de los pasaportes y de su prórroga, secuestra, literalamente, a los venezolanos en su propio país. En efecto, al día de hoy, según el valor del dólar "oficial", y según publicación del diario Panorama, también del día de hoy (miércoles 11 de diciembre), un pasaporte cuesta 3,35908632 petros, es decir, Bs 8.364.077,95; y su prórroga está en 1,67954316 petros, o lo que es igual, Bs 4.158.396. El mismo diario, afirma que "cualquier venezolano que desee obtener un pasaporte nuevo deberá desembolsar más de 55 sueldos mínimos, dado que el valor del mismo en Venezuela se ubica en Bs. 150 mil".
Resulta obvio, que tales precios inauditos, atentan no sólo contra el derecho a la identificación de los venezolanos, sino también y aunado a ello, contra la posibilidad de salir del país de forma legal para buscar mejores derroteros que, por las circunstancias por todos conocidas, obligan a muchos a dejar el país. Puede pensarse, que el gobienro ha hecho esto como una forma de disminuír la abrumadora migración venezolana, que para el año que viene, según la ACNUR superará los 6.4 millones de venezolanos en el exterior, dejando atrás así, a la migración siria.
El gobierno sabe, seguramente lo sabe, el caudal de consecuecias que esto va a producir; desde el incremento de la migración ilegal, xenofobia y maltrato de nuestros compatriotas en el exterior -donde muchos serán detenidos, golpeados, vejados y finalmente deportados-, hasta muchas muertes por la imposibilidad de tratarse enfermedades que es imposible tratar en el país actualmente.
¿Qué hecho puede ser más odioso que ser obligados a hacer algo? En este caso ser obligados a permanecer en el país a toda costa aún a riesgo de la vida. Esto, qué duda cabe, es una forma de ejercer violencia en contra del pueblo venezolano.
Que el gobienro asuma, por una vez en su historia, la responsabilidades del caso.