Qué desgaste de esfuerzo humano y dilapidación de recursos económicos está produciendo el operativo de control de tránsito el Caracas durante las semanas que ha decretado el Gobierno Nacional de restricción severa. Lo que debería ser calles, avenidas y autopistas con circulación fluida y escasa de automóviles, es en muchas partes un caos de colas, trancas y colisiones producto de las alcabalas improvisadas puestas por la policía y la guardia nacional, por órdenes de quien sabe quién.
"No puede pasar" es la sentencia del funcionario de tránsito. "Pero si yo voy allí mismo al frente" alega el conductor. "Pues no puede pasar; dé la vuelta por las 36 cuadras que están hacia atrás, métase por las 20 calles tales o cuales y así llegará a donde va" "Pero si es ahí mismito que voy Sr. Agente, ese lugar que usted ve allí". "Pues no puede pasar". Ese es el breve diálogo entre conductores y fiscales a diario en el caótico control de estas semanas de terror. ¿Qué sentido tiene cerrar un acceso si por otra vía más larga y tortuosa se llega al mismo destino?
No solo se producen pérdidas de esfuerzo humano y recursos financieros relacionados directamente por el operativo, sino que en medio de la carencia de gasolina, las largas colas y desvíos arbitrarios significan la quema innecesaria de millones de litros que pudiesen haber sido ahorrados al país. Se agrega a ello, el disgusto de una población que sale a la calle por alguna necesidad impostergable, como tratamiento médico o procura de alimentos. Es una molestia plenamente justificada por la evidente inutilidad de las barreras de contención que parecen diseñadas no para control inter urbano por el asunto relacionado con el Coronavirus, sino para dificultarle a la población los accesos que al final se lograrán con mayor recorrido.
Quienes están al frente del diseño e implantación de estas medidas, están actuando de manera consciente o inconsciente como agentes de la oposición extremista y antinacional, con el objeto de opacar los grandes logros alcanzados por el Gobierno Nacional que ha protegido al pueblo venezolano en medio de esta pandemia del universal. Es indispensable que corrijan sus métodos o, de lo contrario, ser sustituidos en esta labor. Escalando escenarios, sería inimaginable suponer que este tipo de estrategas pudiesen estar conduciendo a nuestro pueblo en caso de una eventual agresión extranjera, estaríamos perdidos. Nuestra obligación es impedir cualquier fracaso provocado por nuestras propias ineptitudes; hasta ahora el control vehicular en período de restricciones, es un ejemplo de ello.