Chávez al rey Juan Carlos: ¿Por qué estáis tan callado viejo avaro?

Viernes, 10/07/2020 04:36 PM

En aquella reunión de la llamada Cumbre Iberoamericana, el ahora "rey emérito", por la "gracia del representante de Dios en España", Francisco Franco y Bahamonde, emergiendo detrás de las brumas en las que estaba envuelto por la farra de la noche anterior, incomodado no por lo que el "zambo de sabaneta" decía, pues por su pésimo estado de ánimo, no sabía de qué cosa hablaba, sino por la contundencia y el ruido de su palabra, cual llanero negro en la sabana arengando a sus tropas antes de entrar en batalla, que tronaba en aquella sala cerrada, que le hería y atosigaba las sienes, le interrogó en tono mandón, cual rey a su súbdito, para asombro de todos quienes allí estaban y seguían el evento por la televisión:

-¿Por qué no te callas?

En la constitución española, creo saberlo, pero ahora no perderé mi tiempo comprobándolo, pues no hace falta, las relaciones internacionales están sujetas a la autoridad del monarca. Por eso, Juan Carlos, en reuniones como esas debía estar, en lugar de África matando elefantes en compañía de la dama de turno y bien apertrechado de la buena bebida española y escocesa.

Debía estar allí pues por obligación o responsabilidad de Estado, aunque fuese en contra de su voluntad. Claro, para mitigar el fastidio que eso le provocaba, se hacía acompañar en los hoteles de lo mismo que se llevaría si fuese a África, menos las armas de fuego, dado que esas reuniones generalmente tienen como fin precisamente evitar el uso de ellas, salvo que una aplastante mayoría se ponga de acuerdo para decidir caerle a plomo y en cayapa a uno de los miembros que se haya salido del corral, tal como ahora quisiera hacer la OEA.

Juan Carlos, en un momento de precaria lucidez que apenas le permitió oír a aquel mulato hablar alto y desafiante en lo que él, rey de España creyó su corte, habló como acostumbra hacerlo por el derecho de ser rey de España.

Aquel mulato atrevido atosigaba sus sienes y hasta oídos, por demás sensibilizados por lo de la noche anterior.

Por las noticias que corren, derivadas de denuncias de sus íntimos, como aquella dama que le acompañaba a matar elefantes, Juan Carlos, como antes o al mismo tiempo que su yerno Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina, está envuelto en corrupción hasta más allá arriba donde se lleva la corona. Y es así que, justamente por eso, se vio obligado a renunciar a ella o mejor a abdicar a favor de su hijo Felipe. Es hasta posible que el pobre Iñaki apenas hubiese sido un agente suyo o por lo menos un aventajado alumno.

Se habla ahora en relación al rey emérito, aparte de los negocios oscuros de los cuales antes se habló, aquellos en los que participó su dama de compañía, de una descomunal cifra recibida del rey saudita en relación con una vía férrea que una empresa española construye o construyó en el país árabe. En Suiza, por ese mismo asunto y otros, como lavado de dinero, también se investiga a Juan Carlos. El asunto es tan escandaloso que la propia prensa española habla de una cuenta de 65 millones de euros depositadas por él en una cuenta a nombre de su hijo Felipe, el actual monarca.

El rey en funciones, el hijo de Juan Carlos, se ha visto obligado a renunciar a toda herencia que le deje su padre, particularmente esos 65 millones de euros para salvar su responsabilidad y compromiso con las andanzas del mismo. Es más, según voceros oficiales, Felipe nada sabía acerca de ese asunto. Nada se dice al respecto sobre si la infanta y su esposo, Iñaki, están al tanto y hasta favorecidos en la cuestión. Pero sí se sabe que éste, como más pendejo al fin, por sus delitos, fue condenado. El 17 de febrero de 2017, la Audiencia Provincial de Palma sentenció a 6 años y 3 meses de cárcel, y ratificada su condena, quedó fijada en 5 años y 10 meses de prisión; el 18 de junio de 2018 ingresó en la prisión de Brieva.

Parece ser que en España la figura del monarca se ha venido erosionando y la casa real convertida en guarida de gente que hace negocios sucios. Desde hace muchos años y hasta por los efectos del nacimiento de aquella república de la década del treinta del siglo XX, los españoles comenzaron a pensar de manera distinta. Ya lo antimonárquico no está concentrado en aquellos republicanos, anarquistas y hasta comunistas de vieja data que ante cualquier inconveniente "se cagaban en la hostia y en el rey", sino que pareciera extenderse, en un país donde se escribió el Quijote, hubo una dura guerra republicana, ha habido densos pensadores, poetas, escritores republicanos y hoy hasta está amenazada su integridad por diversos movimientos separatistas que son antimonárquicos. Para más señas, el sentimiento antifranquista sigue creciendo y esto es fundamental, tomando en cuenta que fue Franco quien acabó con aquel sueño republicano y antes de morir restituyó la monarquía con un rey escogido por él.

Lo cierto de todo es que la figura del monarca ahora emérito, viene desde hace tiempo, antes que se hiciese fotografiar orgulloso, puesto su noble pie sobre la pata de un elefante caído, asesinado por él mismo, "cuesta abajo y en rodada", como cantase el viejo tango porteño. Pero no es la de él solamente, sino de la monarquía toda. Tanto que como nunca antes, se comienzan a escuchar voces contra ella de manera pública y por boca de quienes juegan roles importantes en la vida española. Tanto que el separatismo es igualmente antimonárquico.

Este rey emérito, el mismo del "por qué no te callas", venía recibiendo una cifra de 165 mil euros al año para sus gastos personales o lo que es lo mismo de unos quince mil mensuales, que llega aproximadamente a 169 mil dólares anuales y unos 18 mil mensuales, asignación que le ha sido retirada. La cifra es de tan gran magnitud, que si la llevamos a bolívares sería de 3.600.000.000 (tres mil seiscientos millones) de la moneda venezolana de ingreso mensual. Algo para los gastos menores, esos de para mantener el cuerpo.

Y la cifra es mayor si tomamos en cuenta que el rey emérito no tiene gastos de manutención, digamos por lo menos de comida y bebida, pues vive amparado por la Casa real a la que se le asigna más de 8 millones de euros anuales.

Y el rey está triste. ¿Qué tendrá su majestad? ¿Acaso los zapatitos le aprietan? ¿Las medias le dan calor?

Y ese personaje, de historia triste, sin contar que es como la resaca hereditaria de la España colonial y franquista, quien en organismo que tampoco tiene razón ni sentido de existencia porque huele muy mal, a colonización, conquista y genocidio, como la llamada Conferencia Iberoamericana, quien se atrevió, más estando en estado deplorable por los efectos de la noche anterior, mandar a callar a Chávez. A callar a las voces de la libertad, del dolor de la esclavitud y de los exterminados.

Y ahora ¿por qué calláis tú, triste personaje, amamantado por Franco, puesto a reinar en España por la fuerza de las armas y el fascismo?

Polvo eres y en polvo te convertirás. Nada fuiste. ¿Por qué no habláis? ¿Por qué no confiesas tus pecados? Ya no podéis mandar a callar a nadie. Te llegó tu cuarto de hora. Quizás te tapen. Enjuiciar a un rey de España, aunque sea emérito constituye algo difícil de concebir. Es un acto si se quiere sacrílego, pues los monarcas, aunque les ponga Franco, lo son por la gracia de Dios. Es más, son hijos de Dios y enjuiciar a uno, ya es enjuiciar, condenar y negar la monarquía. ¿Ha llegado ese momento en la España de hoy? Todo es posible en este mundo donde el coronavirus, algo microscópico, tiene al mundo al garete y al revés.

Quizás te tapen. Pero lo ya acontecido te hiere y declara la muerte a mediano o corto plazo de la monarquía española que revivió contigo y por ti habrá de perecer. Lo que sería de todos modos un taparte y tapiarte.

¿Por qué calláis viejo avaro?

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