Estimado Com. Gral. D. Rico,
Cordialmente me dirijo a Ud. de manera pública en virtud de la inmensa responsabilidad que pesa sobre sus hombros y conciencia, al dirigir un cuerpo policial permanentemente bombardeado por los manipuladores agentes mediáticos cuando suceden hechos ilegales cometidos por personal interno, pero, al ocurrir lo contrario, por ejemplo: una acción efectuada profesionalmente desde el punto de vista criminológico y de investigación, captura de delincuentes altamente peligrosos, relación humana con los usuarios y la comunidad, apenas lo saben aquellos que actuaron personal e institucionalmente y, es reseñado brevemente por los medios oficiales.
Existe una contracultura afincada en el inconsciente colectivo del país, caracterizada por magnificar lo negativo y empequeñecer lo positivo. Las fallas internas de una organización como el CICPC, con el delicado y vital compromiso de brindar seguridad a la sociedad, nunca son proporcionales a los principios y normas que la constituyen. No existe "pureza policial". Toda institución (civil, militar, religiosa, deportiva, cultural, comunal, gremial, entre otras) lleva por dentro los virus de la corrupción, complicidad, nepotismo, ineptitud, en fin, abusos en general, pues, al ser integrada por seres humanos, habitantes de una sociedad envilecida, se entrecruzan y confrontan valores sanos y perjudiciales.
La crisis estructural que hoy nos acorrala, no obstante tener larga antigüedad, crea todo tipo de deformación moral, ética e ideológica. Al estimularse lo material sobre lo espiritual, el objeto sobre el sujeto, la acumulación de cosas por encima del Ser Humano. El Deber Ser es un carcelero del Ser y las leyes parecieran desbaratar la Justicia, en consecuencia, nada extraña encontrarse con funcionarios deshonestos, sinvergüenzas, aliados del hampa no oficial y oficial. De allí la titánica tarea que Ud. y muchos otros funcionarios de la administración pública libran a diario, en varios escenarios, donde los vicios recurrentes y perversos lesionan nuestro destino como nación y pueblo.
Com. Gral. D. Rico esta carta, simplemente recoge el agradecimiento personal y de mi familia por el respeto y humanidad que recibí de los funcionarios adscritos a la Subdelegación del CICPC ubicada en el municipio Boconó, estado Trujillo. Particularmente por el Com. Reyes, jefe de la mencionada subdelegación.
Una denuncia canalla formulada el pasado 27-10-2020, por una funcionaria activa de Agropatria, en complicidad con su pareja, exfuncionario del INTI, maniobrando el sentido trascendente de la Ley de Violencia de Género y en connivencia con la Fiscal Auxiliar adscrita a la Fiscalía Sexta, generó mi detención por 72 horas. Sin pruebas de ningún tipo y develándose, a simple vista, que detrás de esa sórdida denuncia, hay una microbanda de invasores de tierra donde la mencionada denunciante, tiene papel de líder. Actualmente mantienen invadida mi modesta finca, aun estando en posesión jurídica del Banco Bicentenario. Finca donde vivo y tengo la Guarda y Custodio, por decisión del Tribunal Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Táchira, actuando en sede agraria y por Exhorto. Expediente 0073 de fecha 15-04-2010. A pesar de haberse cancelado la hipoteca hace cinco (5) años, esta entidad financiera del estado aún no ha liberado la mencionada acción judicial, por lo tanto, sigue siendo propiedad del estado venezolano
Los tres días que pernocté contra mi voluntad en la sede del CICPC – Subdelegación Boconó, Tru., fui atendido con las garantías establecidas por las leyes para ciudadanos detenidos, temporal o por largo tiempo. Se cumplieron los protocolos de seguridad, forense, visita de mi abogado y familiares más cercanos. Mis DDHH se preservaron a carta cabal.
Más allá de mi condición profesional y edad, el trato humanitario nunca estuvo alejado de la responsabilidad que cada uno de los funcionarios cumplía, en sus horarios diurno y nocturno. Al darse algún tipo de conversación informal, escuché al funcionario joven con cierto rigor pragmático hacia sus deberes, al policía con años de servicios contar historias similares a las que yo estaba viviendo, en definitiva, conocí al hombre y mujer de carne y hueso, al hijo, hermano, nieto, esposo y padre que porta una pistola al cinto y una chapa colgando en el pecho.
Com. Gral Rico quienes vemos el futuro del país por encima de las rudas circunstancias que hoy atravesamos, convencidos de que cada uno de los treinta y dos millones de venezolanos y venezolanas debemos aportar un grano de arena para dejar de ser el país de la miseria política, pobreza moral, enriquecimiento ilícito y dependencia económica, no podemos ni debemos permitir que las nuevas generaciones carguen con esta espada de Damocles que llevamos clavada en la espalda de la patria.
Es tiempo de romper paradigmas para lograr una sociedad armónica, justa y en igualdad de condiciones. Que los hechos hablen por nuestras palabras. Que la sociedad sea proactiva y no reactiva. Seremos un país- pueblo cuando dejemos de ser país-masa.
Sin más a qué hacer referencia.
Reiterando la certidumbre de que hacer lo correcto es cuestión de principios
y fuerza moral para ser comunidad y país.
De Ud.
Atte.
Elmer Niño