Asistimos al show de apresamiento de altos funcionarios por corrupción en PDVSA, la cifra denunciada es tan abultada, que se necesita una red gigantesca y con extensión en muchas otras áreas del gobierno para poder extraer tal cantidad de dinero, 3 mil millones de dólares y según las cifras no oficiales son alrededor de 23 mil.
El presidente Maduro habla de golpe a las mafias, cómo si el fuese ajeno a la situación, como si esos funcionarios designados por él, no hubiesen desfilado por distintos ministerios, también nos quiere vender la corrupción en PDVSA como una novedad como si hubiésemos olvidado el caso Rafael Ramirez, Los casos de corrupción en PDVSA han sido denunciados por más de una década por trabajadores, dirigentes sindicales y demas, y estos han sido detenidos como Eudis Girot o desaparecidos cómo Alcedo Mora.
El gobierno no tiene la más mínima intención de resolver el tema de la corrupción, los casos denunciados en ésta y otras áreas son ya innumerables. La burguesía chavista ha crecido y se ha sostenido de la apropiación directa e indirecta que realiza de los ingresos petroleros, para esto han inventado empresas que negocian en desigualdad con la petrolera (no olvidar el caso Jhonatan Marín que salpica al fiscal Tarek William) crean fondos que funcionan bajo secreto administrativo o negocian en criptomonedas sin rendición de cuenta, la ley antibloqueo vino a legalizar el secretismo administrativo que impera en el gobierno.
El chavismo ha sido incapaz de desarrollar industrias o empresas mercantiles sólidas para sostenerse en ellas, en todos estos años no hay ninguna empresa importante que pueda ser nombrada.
Este supuesto interés de luchar contra la corrupción y que encabeza el fiscal Tarek William, no es más que una batalla de facciones en la búsqueda del control de la principal estatal. Los últimos acuerdos con Chevron, los cuales para variar también son secretos, los avances en la privatización de la industria, dibuja un panorama nuevo que requiere un reacomodo del poder más en un estado quebrado como el venezolano dónde el pastel que se reparten los corruptos se ha hecho pequeño para tanta gente.
A nosotros ya no nos engañan con su cruzada anticorrupción, el historial de denuncias sobre malversación de fondos es tan amplio que se puede escribir varios libros. La clase obrera no cree en la honestidad de la burguesía rojita como tampoco en la opositora.
Exigimos junto a los trabajadores y el pueblo, conocer los verdaderos secretos administrativos de la nación, las cuentas de quienes administran los recursos de todos los venezolanos, que den a conocer al país como fue administrado el fondo chino, los acuerdos de privatización de áreas de PDVSA a rusos, chinos e iraníes, el acuerdo hecho con Chevron, los ingresos por venta de petróleo transbordado en petroleros que van a Asia, los ingresos en criptomonedas que no son declarados, los acuerdos de explotación en el arco minero, entre otros.
No podemos esperar justicia venida de los mismos delincuentes, no podemos esperar con ellos en el gobierno un resurgimiento de la industria, o una política de poner los recursos de la nación para el alivio de la situación de los venezolanos. Solo una industria en manos de un gobierno obrero puede planificar la producción en función de los intereses de la mayoría, la eliminacion de los secretos con los cuales se administra el dinero que es de todos los venezolanos puede ponerle un freno a la corrupción.
Hay que crear una coordinación entre los trabajadores y todas sus organizaciones de base, para combatir la corrupción tanto del sector público como el privado, los trabajadores saben cuánto, dónde y como se produce. Un movimiento obrero fuerte y organizado puede dar a conocer las cuentas de las empresas en instituciones del país.
Construyamos una coordinación obrera, clasista, que luche contra la corrupción
Cuentas públicas del uso de todos los fondos de la nación
Por un gobierno obrero y popular