Los corruptos de ahora. ¿Atrapamos los huevos o llegamos a la serpiente? ¿La dejarán impune?

Sábado, 08/04/2023 01:52 PM

-"¡Padre, perdóname -dije-, pero mi alma está por encima de la espuma de jabón! Tengo el firme propósito de marcharme del negocio.

Edgar Allan Poe

Allá en mi barrio, mi aldea, solíamos decir, "yo no sé si son vainas mías, pero parece que la cosa no es como la estamos viendo". Allá lejos, detrás de la línea del horizonte pareciera se engendra un vendaval. Hay como algo oculto. Y es que la redondez de la tierra esconde cosas a la mirada más zahorí. Pero también es cierto, pues la vida es demasiado rica y sorprendente que todo, aunque sea a la larga se sabe y salta a la vista, como que la curva se endereza.

La gente cree y uno también que la lista de corruptos es más larga. Sucede que hay unos corruptos "más pendejos que otros". O quizás para decirlo mejor, suele suceder que los magos y mandones de largo tiempo, tejen mecanismos para pasar desapercibidos. Existe la serpiente y esta pone sus huevos. Puede suceder que ella, deliberadamente, para escaparse del acaso, a estos abandone y quienes la buscan no la hallan, sólo aquellos hallan en la escena.

Siempre recuerdo uno de los tantos cuentos de Edgar Allan Poe, pues escribió unos cuantos, en el cual el asesino de una mujer en una casa de vecindad, visitante habitual de aquel espacio, por serlo, pasó desapercibido por largo tiempo, cuando se intentó a averiguar quienes habían visitado o qué extraño llegó ese día a aquel espacio ese día. De tanto verlo llegar allí y ellos verlo, los vecinos no lo pensaron como un visitante y menos un extraño.

Tanto tiempo en los cargos de mando, casi como eternamente, más sin hacer nada trascendente, que suene o se sienta, hace que el funcionario pase desapercibido como el cartero del cuento de Poe. Y, es más fácil, pasar desapercibido o ser considerado inocente o ajeno a lo acontecido, cuando se tiene poder y amigos poderosos. Y más aún, si cree que el corrupto es como una columna de las cuales depende el equilibrio del todo. Y lo es peor aún, si este guarda claves, coordenadas y hasta secretos sutiles que pueden llevar a las cuevas donde se ocultan los secretos y esconden debilidades, los pecados mortales y la Caja de Pandora.

Por algo parecido a lo que ahora sucede, pero en el mundo de la banca, en los tiempos del banquero Orlando Castro, en 1988, escribí el cuento que a continuación repongo. Por supuesto, el personaje que allí teme ser víctima de todo, como suele suceder, pues siempre los más pendejos terminan pagando las culpas, es un muchacho humilde. No obstante, pudiera ser valedero usarlo como referencia pues "nunca están todos los que son". Y, en veces, hay unos más vivos, apoyados y hasta cuidados que otros, para que nunca se llegue al fondo de las cosas. O lo que es lo mismo, siempre se pone un límite para que la vida no se acabe.

Aunque para ser justo, equilibrado y no vender falsa imagen, los pecadores de ahora puestos al descubierto, detenidos, llevados a proceso, tienen tanto peso como quienes todavía eluden la justicia y hasta les ayudan a que logren sus propósitos. Y los primeros mencionados eso quieren, les sirve, pues sería una manera para más tarde salirse con la suya. Es como pagar una buena póliza de seguro.

Revienta por lo más delgado



De cuando banqueros y corruptos actuaban con impunidad.


Cuento, Barcelona 1988.


Eligio damas



Eran las siete de la noche cuando llegó a su casa de Tronconal Quinto. Ya las rejas, muy discretamente, se anunciaban en su cara. Empujó la puerta que estaba entreabierta, como todas las puertas de pobres y llamó lastimosamente a su abuela. No obtuvo respuesta. Continuó avanzando hasta llegar al único cuarto de la vivienda. Sin meditarlo, automáticamente, se dejó caer como en cámara lenta sobre la colchoneta desnuda tirada en el suelo. Se despojó de la camisa empapada de sudor, encogió las piernas lentamente y comenzó a quitarse los zapatos.

En la bodega de la esquina, la vieja Anastasia esperaba que el bodeguero le vendiera el café y la manteca que había pedido para preparar la cena de Carlos José, quien ya estaba por llegar del trabajo. Mientras tanto, depositó su mirada sobre la pantalla del televisor, desde el cual un señor bien vestido hablaba un lenguaje incomprensible para ella. Prestó atención y solicitó al dependiente le explicase lo que informaban, porque le pareció entender que mencionaron un banco. Y en un banco de Puerto La Cruz, trabajaba su nieto.

-"¡Cuénteme señor Baldomero lo que están diciendo!".
-"Bueno vieja, la televisión dice que el gobierno intervino un banco y, pa' más señas, es ese banco donde trabaja su nieto".

-"¿Y qué fue lo que pasó? ¿Y qué quiere decí eso de la intervención?".
- "Gua, quiere decí que el gobierno se va a encargá de él. Porque el banco tiene una pérdida grandísima y una deuda externa de un realero. Debe pa' fuera un montón de real".

-"¿Y qué más Baldomero?".

- "También dice vieja que el gobierno va a averiguá hasta lo último pa' castigá severamente a los culpables de ese desastre".

La vieja entró apresuradamente a la pequeña casa, atravesó más rápido de lo acostumbrado la sala-recibo-comedor, muy inquieta por haber observado que la puerta de la calle estaba demasiado abierta. Mecánicamente, llegó hasta el cuarto y allí, tendido en la colchoneta, con la mirada puesta en el techo, todo empapado de sudor y con un fuerte temblor de la cabeza a los pies, estaba el nieto.

-"¡Me descubrieron abuela!", dijo confesando su miedo, al mismo tiempo que volvía los ojos hacia la anciana.

-"No te preocupes mijo, ellos no saben nada", respondió la vieja con tranquilidad, mientras con lentitud, por respeto a sus huesos, se sentaba a su lado.

-"Hace una hora estuvo aquí María y me aseguró que el viejo Eusebio y sus hermanos no saben que ella abortó de ti".

-"No vieja, no es eso. Me llevarán preso; andan averiguando quién es el culpable de lo que pasó en el banco. Acuérdate vieja, como a mi primo Rafael, el que limpiaba aquel barco que compraron con patuque, lo zamparon a la modelo cuando se denunció todo. Al primo segundo Antonio Calanche, lo mandaron pa' la cárcel del Rodeo por llevarse medio metro de cable de Cadafe y lo descubrieron, mientras averiguaban dónde había puesto el catire Mariani*, presidente de la empresa, los reales del cobro de la luz".

-"Si mijo", dijo la vieja como meditando. "También recuerdo que el negrito Chito, hoy está preso en el Retén de Catia por quitarle un clavo al baúl de Vinicio**, el ministro que huyó llevándose reales del gobierno".
-" Bueno mijo, y qué tiene todo eso que vé con tu miedo de ahora".
-"Mira vieja, esta tarde, cuando terminé de limpiá los baños del banco y me venía pa´ casa, llegó un poco de gente. También la policía, con mucho apuro y aguaje. Fueron a cerrá el banco pa' averiguá una movida. Yo, vieja estoy asustao, porque la semana pasá me cogí una resma de papel que María me pidió pa' practicá en la máquina de escribí".

Sobre el compungido rostro de Carlos José, comenzaron a dibujarse unos barrotes.

*Domingo Mariani, gerente, en el gobierno de Luis Herrera Campins, de la empresa eléctrica Nacional entonces llamada CADAFE.

**Vinicio Carrera Arismendi, ministro de Transporte y Comunicaciones del mismo gobierno.

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