El libre mercado de la administración pública, un camino fácil para no luchar

Jueves, 28/09/2023 07:29 AM

El costo de la vida, de servicios y bienes, es tan alto en este país como  en cualquier lugar del mundo, la diferencia está en la urgencia del gobierno por capturar inversiones, por  reabrir negocios, por eso ha optado por el empobrecimiento de los trabajadores. Un empleado u obrero en otro país ganaría POR HORAS 10 o 15 dólares mínimo, uno empleado en Venezuela, por ley se le puede pagar 0,030 dólares mínimo POR HORAS, y hay muchos EMPLEADORES que contratan a estos SEMI ESCLAVOS por lo mínimo. Sin embargo, cuando mucho, ningún empleador pagaría, ni siquiera, un dólar POR HORA. Este es el gran estímulo de maduro para los inversionistas, es lo que hace atractivo reabrir manufactureras, restoranes, tiendas y comercios, lo que hace ricos, pero muy ricos a los “inversionistas” robando del  trabajo de sus empleados y obreros, POR ESO  HOY “CRECE LA ECONOMÍA”. Y esto mismo  que se ha hecho ley para los trabajadores privados,  ha empobrecido a la administración pública, que se encuentra hoy por el suelo, desmoronándose poco a poco, sin incentivos materiales y mucho menos morales, que son los fundamentales.

Como solución, y frente a las presiones, sanciones, bloqueos etc., está la RESISTENCIA REVOLUCIONARIA, el uso de la imaginación y el desarrollo de tecnología alternativa, COMPROMISO, EDUCACIÓN,  CONCIENCIA DEL DEBER SOCIAL. Sin embargo, el madurismo optó por el camino pragmático y fácil de HACER DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA OTRO MERCADO LIBRE, y así,  en medio de la corrupción general de la sociedad sometida a los designios del capitalismo, ha ido incorporando de forma solapada al trabajador público al libre juego de la oferta y la demanda, EXPLOTAR “EL NICHO DE LAS NECESIDADES SOCIALES”, para mantener satisfechos a su base de fieles electorales, compensando sus sueldos con el “rebusque”.

Siempre ha existido, de forma subterránea, un mercado libre dentro de la administración pública, pero nunca tan próspero y descarado como ahora.  Si un constructor, que  viola la ley, digamos que en los Palos Grande, necesita un permiso chimbo, lo gestiona en la alcaldía de Sucre  con un funcionario habilitado el cual ya tiene una tarifa,  de acuerdo al  tamaño de la infracción.  Hay un mercado para vender favores. En la CANTV todo aquel funcionario o técnico  que tenga una mínima ventaja sobre el ciudadano común, necesitado de sus servicios, tiene en éste menesteroso un cliente, un “mercado cautivo”, el de la gente necesitada del  servicio telefónico y de internet a bajo costo. A esto se le agrega el abuso típico del monopolio de la oferta, la anarquía y la discrecionalidad del funcionario de quitar y poner el  servicio, para poder exprimir sin piedad el bolsillo de los usuarios; de ahí hacia arriba, todos reciben algo. Los militares en el Arco Minero se hacen ricos con la demanda de los “garimpeiros” de espacios y libertad de explotación, nacionales y extranjeros. Estos militares  deciden quién explota y contamina y quién no, a pesar de la lluvia de denuncias caídas de todas partes. En el SAIME se abrió otro frente de  “desarrollo capitalista”, subterráneo y estatal, con el mercado de los pasaportes. Ahora sus funcionarios y gestores te ofrecen  servicios VIP y de “rescate de documentos” al  instante,  con tarifas que van desde 150 dólares hasta  600 dólares. Pero estos servicios,  que mantienen a la burocracia contenta, son iguales en casi todas las oficinas donde se requiera un documento legal: hay una gran demanda de documentos legales para poder hacer casi todo en el país,  y una oferta variada de servicios  con distintas tarifas en dólares.  Los presos  en las cárceles encontraron una buena oportunidad de comprar favores y servicios con la “apertura comercial” de la burocracia estatal  y las policías; los que pagan pueden vivir  encerrados pero con todas las ventajas de un resort, haciendo exactamente lo mismo como si  estuvieran libres y en unas vacaciones, pagando por favores a sus carceleros.

En resumen, el libre mercado es muy amplio y efectivo; que, por lo  visto, como el ácido muriático, está disolviendo casi  todo lo  sólido, en especial, la base moral de nuestra agónica revolución y de la  sociedad.

Cuando un empresario se queja de la corrupción pública lo hace porque algún funcionario vendió sus favores a su competencia, a un mejor postor, obtuvo una mejor oferta de alguno  de sus colegas. Ahí no existen razones  morales, porque en los negocios no  las hay. No  existe, eso que pensaba el difunto Emeterio Gómez, “una ética capitalista”. Todo  lo contrario, el capitalismo es salvaje, anárquico, codicioso e insaciable en su naturaleza. Tampoco  tiene lealtades ineludibles, ni personales ni nacionales; en él “todo lo sólido –tanto material como espiritual – se desvanece en el  aire”.

Maduro no redujo el  Estado – tal y como lo establecen los pensadores neoliberales y lo quieren los empresarios – pero hizo del Estado, de sus instituciones y  sus normas, algo tan inútil  como un Estado de papel, al convertir el gobierno, poco a poco, en una feria de negocios, en un gran mercadolibre servicios y favores, donde se puede conseguir “mucho eficiencia” y “buena disposición” al precio adecuado, y “casi nada o nada” si no hay dinero de por medio. El  Estado se disolvió en el  charco ácido del gobierno, donde no gobierna Maduro sino el juego de la libre oferta y la demanda. Lo que parece una “apertura económica”, ofertando  el país a aquellos que  mejor paguen por él, es solo una fracción del gran mercado, del  Mega Mall de la administración pública. En él se consigue, desde “sacar la cédula en tiempo record”, hasta comprar media Isla de la Tortuga, petróleo con descuento o gratis,  oro, cárceles,  etc…  

Muchos maduristas y chavistas  honestos no creen que la naturaleza del capitalismo sea irrefrenable, piensan en su ingenuidad que se puede domeñar; no se dan cuenta que todo lo que toca lo descompone. La producción irracional y la anarquía de la competencia; la  devastación de los recursos naturales, invasiones y guerras; la acumulación y concentración del  capital, la tiranía de  los monopolios, dirigidos por cuatro gatos, que quieren escapar con sus familias a Marte. Y detrás de ellos una inmensa masa explotada y esclavizada, y otra masa  matándose entre  ellos para alcanzar el éxito fatuo de vivir, un rato,  como ricos y famosos. El capitalismo es la peor pandemia de la historia, la peor que ha padecido la humanidad hasta hoy, por eso hay que acabarlo de raíz, en él no se puede creer “ni tantico  así”

Cada vez más nos convencemos de la necesidad de avanzar sin pausa en  dirección del socialismo, de la necesidad de re-moralizar a la sociedad. Nuestro futuro como especie está en resolver desde la raíz el peligro de seguir alimentando el  señorío del capitalismo sobre el alma y la obra humanas, sobre la  civilización humana. Estamos  muy cerca del colapso total, de la extinción de nuestra especie por la estupidez que genera el capitalismo sobre los humanos…, sin que los seres más conscientes hagan resistencia.

RESISTIR luchando es nuestra obligación, no podemos acostumbrarnos a la decadencia, hacer apología a la decadencia, hacer filosofía de la decadencia, arte de la decadencia, y convertir todo en mercancía porque lo que vale es el dinero, ¡hasta la misma decadencia humana hoy es mercancía! No podemos percibir al capitalismo y su decadencia como una fatalidad, con abatida normalidad,  ver con indiferencia cómo  se idiotizan nuestros jóvenes buscando el  éxito en el dinero o se degradan por él; ver cómo se insensibilizan frente a la desdicha y fracaso de sus hermanos... Nuestra consigna es resistir y luchar; vencer a la resignación, a la ignorancia, a la lógica del capital.

¡NO A LA ANARQUÍA CAPITALISTA! ¡VOLVAMOS AL PLAN DE LA PATRIA DE CHAVEZ!

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