Simón es su nombre,
Bolívar su apellido.
Entre Caracas y la hacienda
se crió este jovencito.
Saltando de piedra en piedra
y corriendo entre los riachuelos.
Los hermanos Bolívar,
como solían llamarles los de su entorno
eran cuatro, saludables y educados:
Dos bellas niñas
y dos varones gallardos
Simón era el menor.
Siempre soñando, fantaseando
Sus maestros, decían de él
que, imaginación no le faltaba:
Contaba historias
reales o imaginarias;
disfrutaba y hacia disfrutar
a los que lo escuchaban.
Su maestro, llamado como él: Simón
Le inculcó el amor a la lectura,
además de ideas liberales
que asimiló el joven Simón.
Cuando Bolívar hizo su juramento
en el Monte Sacro,
su maestro lo acompañaba.
Bolívar se destacó
en su niñez y adolescencia
por ser un estudiante ejemplar
En la edad adulta un filósofo,
escribía como nadie
y mantenía largas conversaciones
sin cansarse ni aburrirse.
En las asiduas tertulias
acostumbradas en los concurridos
salones de la Caracas de antaño
deleitaba a la audiencia
con su oratoria y saber.
El joven Bolívar brillaría
en su Caracas natal
por su elegancia e hidalguía
Todo en él era natural
A las damas las enamoraría.
Decía en cierta ocasión
que la mujer es como una flor
con su esencia,
que quien se le acercase
de ella prendado quedaría
Así le pasó a él…
al conocer a su mujer.
Quedaron ambos maravillados
de ese encuentro: dos almas gemelas.
No se les pasaban las horas
Ya era más de media noche
pues a lo lejos se escuchó un reloj
dando las doce acampanadas.
Era una iglesia madrileña.
Se despidieron amistosamente
Había surgido entre ellos
una “complicidad”
una bella amistad
en esa oportunidad.
El tiempo, el encargado sería…
de enlazar o desatar esos lazos
que un día por cosa: del destino
en un salón de Madrid,
fuese presentada a Bolívar
por su padre, el Marque del Toro.
Ella, una hermosa madrileña,
que hasta de él pariente era
Dulce, bella, angelical,
dama elegante y culta
Ruborizada quedó
ante tan galante caballero
que un piropo le lanzó.
Y descubrieron,
flechados por Cupido,
que tenían mucho en común,
que les gustaba
la literatura
la historia
la música
la poesía…
No es de extrañar que Bolívar
no volviera a casarse
A pesar de tener otros amores,
María Teresa fue su primera ilusión
Fue su querida esposa
Fue su amor.
El amor reflejado en una mariposa:
María Teresa del Toro,
quien muy pronto fue llamada a volar
hacia otra dimensión.
Su amado esposo
También siempre la amó
y la llevó en su corazón.
(Poema escrito con retazos históricos de distintos autores)