Un simulacro cultural: el rock como contracultura
Por: Luis B. Saavedra M.
Miércoles, 21/08/2019 07:41 AM
Baudrillard (2006), un teórico social francés posmoderno, en su ensayo Simulacro y simulación, rastrea el problema de la cultura posmoderna en las sociedades en ser demasiado dependiente de modelos sociales. Esto trae como consecuencia una pérdida de contacto con la realidad. Este distanciamiento es tan significativo, que tales recursos parecen preceder a cualquier otra realidad. Sin embargo, el mundo no se inició con ninguna frontera cultural. Por lo tanto, los limites están hechas por el hombre y los redimensionan continuamente. La realidad posmoderna en sí misma ha comenzado a imitar lo creado por el hombre. Modelos de divisiones y barreras, que ahora preceden y determinan el mundo real. La cultura rock ha sido un intento sostenido por romper fronteras, limitaciones e individualidades.
Las simulaciones superan nuestra vida real, creando una híper realidad que es solo una muestra. El original de tal muestra no se puede rastrear porque la diferencia entre realidad y representación no puede ser juzgada por el hombre común. Por lo tanto, cualquier cultura se convierte en un comercio simbólico de significantes, ninguna imagen representa nada real. Desde ese panorama, Baudrillard (ob. cit.) se plantea ¿Qué pasaría con un mundo donde se niega el acceso a la realidad? Para dar respuesta a este planteamiento el autor describe tres órdenes de simulacros.
El primer orden, que asocia con el período pre moderno, es aquel en el que la imagen representa la realidad, por ejemplo, un mapa representa un territorio como a un país o un continente. El segundo orden, que Baudrillard asocia con la revolución industrial del siglo XIX, es aquel en el que los simulacros difuminan la distinción entre realidad y representación, por ejemplo, los conciertos de rock en Latinoamérica difuminan la música autóctona de cada país de la región. El tercer orden de simulacros, que asocia con la era posmoderna, es aquel en el que la realidad se reemplaza por la simulación, por ejemplo, la fuerza documental y emocional en el rock. La realidad se convierte en híperrealidad, una híperrealidad, más resonante que la realidad. Es decir, la representación precede y determina lo real. Ya no hay distinción entre la realidad y su representación; sólo existe el simulacro.
Esta híperrealidad se transmite simbólicamente cuando se vive, se palpa, se disfruta de cada universo de referencias lingüísticas o discursos que proliferan en libros, artículos periodísticos, en revistas y en la web sobre el rock, su historia y la de sus protagonistas músicos, productores, intérpretes y fans.
El artista argentino, Eduardo Skay Beilinson, parece ilustrar el período pre moderno de Baudrillard (ob. cit.), donde la naturaleza y el artificio pueden separarse cuando la imagen sigue siendo un marcador de lugar de lo real.
Hay que seguir apostando a lo que uno tiene, a lo que busca, a lo que encuentra y al camino que recorre. En ese sentido, yo siento que hoy más que nunca el rock debe perseguir la belleza englobada como en una tierra de hadas. (Beilinson, E, entrevista en Tiempo, diario argentino, septiembre 17, 2010).
El rock en Latinoamérica, en cierta medida, recorre parte de la historia política de la región por su discurso crítico presente en la letra de sus canciones tanto en español como en portugués. Para Baudrillard (ob. cit.) “La historia es nuestro referencial perdido, es decir, nuestro mito". El rock también parece ser una representación mítica. La historia desde el punto de vista de hoy es reaccionaria, conflictiva y traumática. Latinoamérica apunta hacia un mundo conmocionado, con signos de explosiones en tráfico de drogas, trata de blancas, corrupción, inflación y familias destruidas por la inseguridad y enfrentamientos sociales. El rock presenta ciertas divergencias, ambivalencias o divergencias en la letra de sus canciones donde en cierta manera recoge la historia de Latinoamérica, es decir, bellezas y bestias, mariposas y bombas, oro y armas, flores y furia, poesía y dolor, pinturas y dificultades, sueños y fracasos, y sentimientos y miedo, entre otras. En estas divergencias, el objetivo del rock está oculto a la percepción humana por las interacciones con el entorno a través de la interpretación de estas.
Simulacros como estos, de acuerdo con Baudrillard (ob. cit.), ocultan cualquier parecido de realidad verdadera, de modo que las sociedades de hoy no tienen ningún concepto de lo que realmente es su existencia. La realidad percibida es una construcción, de tipo, compuesta de signos e imágenes que rodean al ser humano. Tales interacciones surgen de los medios de comunicación y otros elementos de la cultura que incluyen música, arte, películas, diseños y símbolos en todas las otras formas que puedan manifestarse en la vida.
En lo que él llamó la "…procesión de los simulacros" (p. 191), Beaudrillard (2006) postula que esencialmente todo significado en el mundo es, de hecho, sin sentido como resultado de la cultura saturada con simulacros simbólicos. En otras palabras, a lo largo del tiempo, sin saberlo, se ha construido una simulación de la realidad alrededor del ser humano mismo, en la que la humanidad interactúa con la naturaleza a través del simbolismo y el lenguaje y el significado que le atribuye.
Algo de esto puede imaginarse como una contracultura de vanguardia, después de un mundo postrado y dominado por la producción en masa y la propagación de las mitologías modernas a través del arte y el mercantilismo, el investigador de la música rock debería resolver eso en la base de todo esto, debe existir alguna apariencia de la realidad cultural.
Sin embargo, cuántas interacciones tienen cada día las personas de todo el mundo; esto no se limita a las interacciones personales en el hogar o en el lugar de trabajo, entre otras, sino también a través de las redes sociales y la World Wide Web. ¿Cuántas interacciones que ocurren entre dos individuos diariamente, ocurren en el mismo espacio físico? Parecería que cada día son más reducidas. Por otro lado, la proliferación de la comunicación a través de avatares, apodos y seudónimos en línea o el anonimato absoluto en sitios como YouTube y Reddit, nos aleja aún más de los individuos que se encuentran al otro lado de esas interacciones. Sin embargo, a menudo, las cosas que se dicen y las impresiones que nos dejan a través de tales interacciones no son menos significativas.
Solo por razones de perspectiva, estos son solo algunos ejemplos que ayudan a ilustrar la idea de que la realidad tal como aparece, se ha convertido en algo lejos de lo que realmente puede ser. En la compleja matriz que comprende el entorno, sus símbolos y la colectividad en general, si Beaudrillard (ob. cit.) tenía razón, es posible que ya los lugareños de cada región de Latinoamérica hayan perdido gran parte del sentido de lo que realmente es real.
Referencias
Baudrillard, J. (2006). Simulacra and simulation. Michigan, Estados Unidos: The University Michigan Press. [Libro en línea] Disponible: https://books.google.co.ve/books?id=9Z9biHaoLZIC&printsec=frontcover&dq=editions:OaJwTyGBeMIC&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwiK9oCA8eLdAhUHbq0KHVe1A8QQ6AEIJjAA#v=onepage&q&f=false [Consulta: 2018, agosto 26].
Baudrillard, J. (2006). Cultura y simulacro: la precesión de los simulacros, el efecto Beaubourg, a la sombra de las mayorías silenciosas, el fin de lo social. Barcelona, España: Editorial Kairós. [Libro en línea] Disponible: https://books.google.co.ve/books?id=ZYeYn9AiMqgC&printsec=frontcover&dq=editions:3xuVQgQLKJYC&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjYtb_L8OLdAhVHgK0KHQ7LCB8Q6AEIJjAA#v=onepage&q&f=false [Consulta: 2018, agosto 1].
Beilinson, E. (2010, septiembre, 17). El rock debe perseguir la belleza. [Tiempo: diario argentino] Disponible: https://www.redondossubtitulados.com.ar/el-rock-debe-perseguir-la-belleza/ [Consulta: 2018, mayo 11].