Reflexión acerca de la relación cultura y economía, caso Venezuela

Lunes, 18/11/2019 07:23 AM

Reflexionar acerca de la relación entre las estructuras objetivas que señalaban los neomarxistas o seguidores de la teoría crítica, que atribuyen como propias de los modelos socioeconómicos y su expresión en el mundo de la cultura (estructura subjetiva en la perspectiva ya dicha) es la intención principal que anima la presente comunicación.

Ya que tanto por definición ontológica (ontología de lo actual, que dice Foucault, 1998), como por desarrollo de valores políticos en el llamado "estamento jurídico" (Constitución escrita o consuetudinaria) genera actitudes morales (moral efectiva, si recordamos a Sánchez Vásquez, 1979) o preferencias estéticas, económicas y prácticas sociales que legitiman el statu quo en sociedades modernas y contemporáneas; o bien se construyen mecanismos o artefactos sociológicos asonantes o de resistencia personal o social del tipo que se podría denominar contraculturales undergrown (Silva, 2007), que hoy diríamos altermundistas.

Ejemplo de esto último son los movimientos antiglobalizadores y grupos culturales alternativos con nuevos horizontes de posicionamientos antrópicos, en el marco de lo que Foucault en su última clase en el Colegio de Francia el 24 de marzo de1984 diera en llamar "Otro mundo, otra vida" (Dávila, 2017).

Se puede discutir entonces desde la perspectiva de la filosofía de la cultura (Astorga, dixit) los alcances y límites de la enunciada relación mutuamente influyente, ya que frente al sistema dominante en lo económico-político del tiempo contemporáneo y actual (capitalismo financiero globalizado) emergen epifenómenos con trayectorias zigzagueantes (revolución ciudadana en Ecuador, por ejemplo, Bolivia, las revueltas populares posteriores, la rebelión chilena de estos últimos días en Chile, entre otros); pero que, a su modo, describen la producción material y espiritual de nuevo tipo (la postmodernidad y el pensamiento débil, Lyotard, Vattimo et all) en el tiempo de la "mediana y larga duración", para decirlo así recordando a Braudel (1978).

Así, tanto en Venezuela como en otras naciones de Latinoamérica y el caribe de acuerdo con Blanco (1998) han aparecido propuestas vindicativas que han ganado: "El respaldo político, social, regional y generacional" (p. 70).

Ahora, las formas de actuar social e individualmente que definen "… comportamientos con una dirección determinada, inclusive inconsciente" (es.wikipedia.org/wiki/actitud); en este orden representa un priori, una aproximación a lo real con modelos mentales y representaciones construidas en la imaginación (Kant, 1989).

Ello, en fin, influye ampliamente para que la persona o una colectividad asuma en la cotidianidad una determinada postura política o "práctica de ciertos valores personales democráticos, antidemocráticos o revolucionarios" (www.wordreferece.com).

Tales aspectos valóricos aparecen al modo de una derivación de la dinámica material en lo económico y político, en tanto que estructuras objetivas de la sociedad; con las que guardan relaciones específicas a modo de rupturas o continuidades en el plano de los intercambios simbólicos (arte, religión, filosofía, ciencia…) donde se manejan ciertos esquemas considerados valiosos y necesarios para determinados sectores sociales, más allá de los prejuicios y mitologías para otras posturas valóricas o teorías morales y político-culturales diferentes, oxímoros o polares.

Esas referencias teóricas se aplican a ciertos aspectos particulares de la dinámica societal venezolana dado que, como sostiene Foucault (ob cit) la investigación histórica debe tomar conjuntos de elementos y por aproximación describir las conexiones de valor causal, por ejemplo: modelo agro exportador y/o minero-extractivo petrolero y las expresiones culturales tradicionales (Fiesta de la Tradición, 1948) o de la modernidad tardía impuesta en Venezuela por cierta clase social ilustrada (la telenovela cultural de Venezuela, por José Ignacio Cabrujas, Salvador Garmendia, César Bolívar, entre otros), que a su vez tuvo responsabilidad en la conducción de instituciones públicas o privadas (INCIVA, CONAC, Teatro Teresa Carreño, Museo de Barquisimeto, otros museos nacionales) en los campos de la educación como proceso social e institucional o la creación artística (de Simón Díaz a "Los Cuatro Evangelistas", o sea Yordano, Colina, Franco de Vita, Evio de Marzo, si no recordamos mal, otro tanto también se puede numerar otro tanto sobre las artes plásticas y así en una miríada de asuntos, donde se expresa la relación economía y cultura o viceversa.

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