Sobre la poesía del brasileño Antonio Miranda

Martes, 16/03/2021 07:53 AM

La primera imagen que encuentro del poeta brasileño o brasileiro Antonio Miranda es de cuanto tenía la edad de doce años, montado sobre un caballo blanco, perpetua en su rostro la mirada de todo niño soñador; en la que seguro era su campiña de familia. Risueño y feliz aquel niño vivía el año de 1952, pues ha nacido el 5 de agosto de 1940, en Bacabal, Maranhão, Brasil.

Desde entonces dice conservar un cuaderno—ejemplar único— de poesía primaria, de versos de iniciación, hecho artesanalmente; que no desampara nunca, después de caminar por más de cuarenta países, y vivir en algunos, como Venezuela (1966), Argentina (1962), Puerto Rico (1972), Colombia (1973) e Inglaterra(1975); adentrándose en toda suerte de librerías, ferias, congresos literarios, recitales, salas de exposiciones, parques y lugares sin fin; con una voluntad tan abierta al mundo como su visión polivalente de la vida y el arte, aunque no se considera un Fernando Pessoa, ni un Ricardo Reis, ni un Alberto Caeiro ni un Álvaro de Campos.

Sólo es Antonio Lisboa Carvalho de Miranda. El poeta Antonio Miranda.

Su nombre lo encuentro después en varios afectos que seguramente este conocido autor de Brasil también atesora en los rincones del alma solidaria. Le conocen los poetas amigos Gustavo Pereira y Enrique Hernández D´Jesús, en Venezuela; y más allá, también me da noticias de su amistad el poeta Eduardo Dalter, desde su Buenos Aires querido, en Argentina.

Antonio Miranda ha sido huésped y notable visitante de otros rumbos, de otras esferas del planeta: Cuba, Costa Rica, Canadá, Chile, Gran Bretaña, Estados Unidos, España, Italia, Hong Kong, Japón, Mozambique, México, Nicaragua, Panamá, Portugal, Perú, Puerto Rico, Uruguay… Más de cincuenta títulos conforman su obra editada, y más de 150 los artículos científicos, según su decir.

Vertida al euskera y catalán, esperanto y francés, holandés e italiano, raramuri y ruso, creole y croata, alemán e inglés, griego y guaraní, latín y polaco, sueco y rumano, búlgaro y español, la poesía de Antonio Miranda tiene un potente sonido de selva y hombre crudo, de filosofía y transparencias, de verdades y búsquedas; en una relación entre el ser y no ser que trasciende toda argucia semántica, todo truco de yuxtaposiciones, y se revela como esencia, como pureza, como entrega del Poeta ante la Humanidad.

"Antonio Miranda un artista de múltiplos talentos", firmado por Alice Spindola y traducido al castellano por Renato de Pinheiro Castro Miranda, nos revela los dones del poeta en su accionar, en su modo de trabajar y compartir escenarios de ideas y pensamiento, en cualquier parte y a cualquier hora: "Sensible, rápido, en el actuar y en el pensar, Miranda posee la palabra correcta, no importa el tiempo o el lugar"

De su risa, versatilidad, habilidad comunicativa e intuición frente al público asume Antonio Miranda las bases de su trabajo físico y escritural, de teatro y de poesía, de experimentación y de arte visual, de escultura y de ciencia; porque su dinamismo creador, su impulso vital, su entrega absoluta y su entusiasmo lo convierten en una referencia segura.

Una primera huella venezolana suya está fechada en la Caracas de 1969, en la que la lente de Margarita D´Amico lo sitúa en el Primer Festival de Poesía y Canción de Protesta de Teatro Universitario, organizado por la Universidad Central de Venezuela. Esta misma institución lo cobijó como alumno becario, y le concedió el título de Bibliotecología en 1970, a los treinta años de edad; con maestría en Biblioteconomía en la Loughborough University of Technology, LUT, de Inglaterra en 1975; estudios que posteriormente convirtió en doctorado en Ciencia de la Comunicación, en 1987, en la Universidad de Sao Paulo. Se desempeñó además, como profesor y coordinador del Programa de Postgrado en Ciencia de la Información del Departamento de Ciencia de La Información y Documentación de la Universidad de Brasilia.

Ese niño a caballo, pre adolescente, que antes referí, tuvo que emigrar hasta Río de Janeiro en 1949, con tan sólo nueve años de edad, para vivir en la zona rural de Nova Iguaçu, donde compone sus primeros poemas. En su largo viaje, el mar le convida a escribir, le muestra sus aguas, le agarra de las manos, y Fortaleza y Recife le muestran su encanto natural, mientras algún verso del poema "Cansado del exilio", de Gonçalves Dias, le anteponía su destino de letras. Quizás por eso, sus primeros poemas fueron de protesta, de rebelión, de bravura; y eso no estaba bien visto en un chaval de su tiempo.

Parte de estas primeras experiencias las revela en misiva a su amiga Cecilia Vaquero, de Buenos Aires, en 1962, según aparece referido en su famoso portal de internet:

"Mis primeros versos los escribí en 1948, en São Luis do Maranhão. No me quedé con casi ninguno de esos primeros pequeños poemas que riman. Recuerdo bien algunos que escribí en el barco que me traía de mi tierra natal [a Río de Janeiro], a principios del 49, dedicado a una flor. En 1952 estudié en el grupo escolar y desde ese momento conservé algunos versos. Los "publiqué" a mano en cuadernos en formato de pequeño tabloide, bajo el título Dois Amigos pero que, en verdad, eran tres porque ayudaron a mis compañeros Eden Diniz y Luis Carlos no sé con qué versos. En estos versos, intuitivamente, detrás del afecto idealizado de una madre, criticaba sus reproches. Mi profesor de pintura se estaba divirtiendo con ellos. Lógicamente, esa poesía, si podemos catalogarla así, no era más que un reflejo del mundo primario en el que vivía: la madre, la casa, el perro, los pájaros, los árboles, la flor, etc."

Por la sinceridad de estas revelaciones, por su innegable sentido de la honestidad, la expresión de la intimidad familiar, de su niñez, el poeta Antonio Miranda se nos presenta con una madurez a toda prueba, desde temprana edad. Ya el niño hacía poesía consciente, plenamente, de su entorno y de su tiempo, de su lugar y de su destino.

Uno de esos primeros poemas que refiere en esa lejana misiva nos conmueve, nos sacude hondamente, y nos revela el por qué del alto nombre de su país, su Brasil de infinitudes vegetales, aguas y cielos: "Madre, nombre puro como el cielo,/Madre, nombre simple./Lo juro por todo lo más sagrado/Que siempre seré sincero.// ¡Oh, madre mía!/Qué tan bueno sos,/Desde la mañana hasta la noche/Tu voz en mis oídos, suena":

MÃE

Mãe, nome puro como o céu

Mãe, nome singelo.

Juro por tudo mais sagrado

Que serei sempre sincero.

Oh minha mãe!

Quanto és boa,

Desde manhã até a noite

Sua voz em meus ouvidos, soa.

Y ha sido un hecho fortuito y doloroso reciente, ocurrido el 21 de febrero de 2021 (el atropellamiento y muerte de la mascotica de mi nieto y de mis hijos, un pequeño perrito llamado Canelo), que conmovió nuestras almas tan aporreadas por otros golpes de la vida, lo que permite sacar de esa infancia rural del poeta Antonio Trujillo el siguiente poema que tanto estremeció su corazón como el nuestro:

O CÃO

Ah que belo animal!

Ah que lindo bichinho!

Foi papai quem me deu

Este sábio cãozinho.

Ele anda de dois pés

Persegue quem passa no caminho.

Quanto é sábio

Este animalzinho.

Certo dia

Atrás do carro, corre

O mesmo dá marcha á ré

E o Lulu morre.

Hecha la traducción literal, sin precisión alguna porque nos apoyamos en el traductor de Google, lo que no deja de ser antipoético, la historia en nuestro castellano, sería más a menos así: "EL PERRO": "¡Ah, qué hermoso animal!/!Ah, qué linda mascota!/Fue papá quien me lo dio/Este sabio perrito.//Camina sobre dos pies/Persigue a quien pasa por el camino./Qué sabio es/Este pequeño animal.// Cierto día/Detrás del auto, corre/Retrocede/Y Lulú muere."

Me sumerjo entonces en su reconocido portal www.antoniomiranda.com.br para desglosar ensayos, entrevistas, poemas, enlaces diversos de internet, fotografías, anécdotas, traducciones y cuanta suerte de empresa teje su arduo trabajo desde la poesía y para la poesía; desde el teatro y para el teatro, desde la imagen y el grafismo hasta las nuevas propuestas de arte moderno; y desde la palabra y el decir, para conformar una muestra respetable, de creación lírica, de investigación, de docencia, de literatura en toda su dimensión filosófica, teórica, creativa.

Este portal, www.antoniomiranda.com.br alberga, además, a poco más de siete mil poetas iberoamericanos, la mayoría traducidos por Antonio Miranda, conformando así un valioso recurso de consulta virtual, de lectura, de interrelación creativa en todas sus potencialidades, estilos, tendencias y orientaciones; en sintonía con el trabajo de su creador e impulsador. Por otro lado, esta ambiciosa página web da cabida a dos conocidos heterónimos del poeta Antonio Miranda, puestos de manifiestos por él mismo: Da Nirham Eros (desde la década del sesenta), y Barão de Pindaré (con el que asume poesía sarcástica y humorística).

Su nombre y su obra se sumergen en diversos campos del arte, de la ciencia, de la literatura, de la poesía en su máxima expresión, como signo de su inquietud y de su andar.

Desde su juventud atravesó fronteras, entendemos que para alejarse del flagelo de la dictadura, y después para estudiar, aprender y crear. Caracas, Buenos Aires, Lima y Bogotá son apenas cuatro ciudades donde ha mostrado su obra más conocida Tu país está feliz; pieza teatral concebida a finales de los sesenta y puesta en escena por primera vez en Caracas por el grupo Rajatabla, del cual es cofundador; publicada también a comienzos de la década de los setenta y representada posteriormente en más de veinte naciones.

Todavía en 2006, el 18 de septiembre de ese año, el Grupo Rajatabla mostró una vez más al público esta pieza poético-musical, treinta y cinco años después de su estreno mundial de la mano el director argentino Carlos Giménez y música del hispanoa-venezolano Xulio Formoso; retumbando en el viejo Ateneo de Caracas, aquellos versos de otrora: "Lo peor es que no estamos seguros de nada/Tu país está feliz,/ tú estás feliz,/ todos estamos felices,/ completamente felices".

Ya han pasado 40 años desde que Tu país está feliz conmovió y conmocionó a aquella juventud venezolana de las universidades y de las calles, cuyos sueños estaban más allá del aparato capitalista-burgués que dominaban los partidos adeco-copeyanos en Venezuela, en lo que se conoció luego como el bipartidismo o Puntojismo. Por eso la obra marcó una visión netamente reaccionaria, con sus desplantes, "con motivos ríspidos puestos en escena", a decir del poeta Eduardo Dalter; dentro de un marco de contención sin dudas vanguardista y osado por parte de todo aquel equipo de trabajo; que además produjo un disco con los poemas del libro, grabado en los estudios de Radio Continente en 1971; en las voces de Antonio Miranda y Xulio Formoso (1949-2018), la guitarra folk de Formoso y Raúl García, la batería de Juan Gómez, y coros de José Tejera y el resto de la agrupación; con fotografías de Luis Brito.

Concebido como teatro purista y escenografía minimalista, con usos de collage, recortes de periódicos y otros recursos de mano, para crear efectos cercanos al humor negro, la ironía, el absurdo, el cuestionamiento social, político y cultural; en tono de rebeldía y acusación, ante una sociedad inmutable ante la pérdida de sus libertades fundamentales (amor, paz, justicia, bienestar, libre albedrío, superación personal, felicidad, sana convivencia), así como de sus valores de solidaridad y ternura; logra mostrar al ser en su desnudez, en su pureza y en su infinita dimensión humana.

Todos esos principios se corresponden con los fundamentos planteados en Tu país está feliz. La obra aparece compuesta por catorce poemas, todos de gran poder de sugestión e interpretación, siendo éstos, además del que da título a la obra, los siguientes: "La poesía", "Por un amor integral", "Versos itinerantes I", "Versos itinerantes II", "Viajó tu cuerpo", "El cuerpo del poema", "El mundo está hecho de palabras", "Cuando me vaya a la luna", "Vivimos en un mundo de absurdos dualismos", "Los hongos", "Voy a cerrar por inventario" y "Condicionados Vivir será un incesante fluir".

La poesía erosiona, así, rancios prejuicios y se enarbola como bandera de liberación. Por eso fue premiada en festivales de teatro de Manizales (Colombia) y Puerto Rico durante los primeros años de presentación. Valiente y osado este trabajo que supo superponer collages, hipertextos y performances a rutinarias imitaciones. Contrapuso arte visual dinámico a dogmatismo; poiesis-música-teatro a simple representación monódica y convencional, sin dudas.

En alguna parte del texto son voces clamorosas, personalizadas, Nicaragua, El Salvador y Honduras, "nombres perdidos en el mapa". A continuación el poeta clava una estaca en medio de la tierra con versos de puntual provocación a las costumbres citadinas: "Tu país está feliz, /tienes en la cama la mujer que querías,/en el banco la plata que podías/ y al día tus deberes cristianos".

Después de su éxito inicial, volvió a presentarse en Caracas, donde tuvo su origen, en 1984. Desde entonces este "país feliz"—icónico, rebelde, cuestionador— de Antonio Miranda, abarcó infinitos escenarios e innumerables caminos, como si nos dejara oír tras bastidores aquellos versos de entonces:

"Soy un poco el Orlando de la Virginia Wolf,

el patito feo disfrazado de Dorian Gray,

fui héroe de dibujos animados,

enamoré estrellas de Hollywood…"

El poema VIVIMOS EN UN MUNDO DE ABSURDOS DUALISMOS, fiel a esa línea rebelde y realista, ácida e irónica, abunda en increpaciones y señalamientos de hábitos, costumbres y repeticiones ciegas de realidades alternas condicionadas por la rutina, el gregarismo y la sinrazón del tedio. Este señala todo tipo de absurdidades: siéntese, levántese, no fume, no piense, ponga atención… hasta que el sujeto se deshace en un cúmulo de acciones grotescas y atropelladas que conllevan a la pérdida absoluta de la identidad propia, de la paz y de la libertad individual, robotizado por acciones contrapuestas al propio sentido de la vida y su trascendencia:

"Vivimos en un mundo de absurdos dualismos

Castrados

y fanáticos.

Soportamos una vida automatizada

Condicionada

y prefabricada.

Vivimos en un mundo de absurdos dualismos

con un sentimiento de culpa

que es extraño a nosotros (..)"

Otro de los poemas de Tu país está feliz, titulado VOY A CERRAR POR INVENTARIO, contiene una parodia al mejor estilo del teatro del absurdo, tan en boga desde los años cuarenta hasta los sesenta; teatro éste expresivo de cierto existencialismo cuestionador de la sociedad y del hombre, ante su soledad y sus vacíos, ante su utopía y fracaso, de menudo con el uso de la ironía, el humor caucásico, el disparate, lo grotesco (que ya venía del Ubú rey de Alfred Jarry), a cierto cantinflerismo—si vale el término alegórico al personaje mexicano, Cantinflas—, entre otros recursos estéticos y escénicos de notable vanguardia; revelando altos nombres de las letras de entonces como Antonin Artaud, Samuel Beckett, Eugéne Ionesco, Arthur Adamov, Jean Genet, Günter Grass, Harold Pinter, Virgilio Piñera, Fernando Arrabal, entre otros tantos de Europa y resto del mundo, donde el teatro del absurdo tuvo repercusiones.

En Tu país está feliz, muchos de estos recursos aparecen manifiestos, sólo que con un dramatismo humorístico propio del Caribe latinoamericano, que no deja de causar hilaridad por esa especie de auto reconocimiento del sujeto ante su espejo más palpable, como por el ejemplo los amigos "malas pagas"; es decir, aquellos para quienes el valor de la mercancía, sea cual fuere, queda supeditado al valor de la amistad, sólo por pura viveza o picardía, sin importar si los negocios fracasan o se hunden. He aquí los primeros versos de ese gracioso poema:

"Voy a cerrar por inventario.

Retiro del mostrador la mercancía quedada.

A nadie le gustó.

Nadie leyó

nadie sintió.

Perdí todos los amigos,

eran malos pagadores

huyeron todos de mi.

Perdí tiempo. Perdí todo.

Pero donde perdí me salvé.

Mario prefiere los versos de amor,

Manuel los poemas de dolor.

María lee

como quien se retoca en el espejo.

Me dicen panfletario, sentimentaloide

circunstancial, y hasta personalista.

No soy como,

no llego a,

soy prolijo, sintético, seco

reaccionario, comunista, alienado.

Ateo, plebeyo, indecente."

Un tercer poema, titulado A QUIEN PUEDA INTERESAR es alegórico a una formalidad insuperable y al parecer imperecedera, como esa de las referencias personales; tan requeridas para los trámites burocráticos y para menudas empresas del quehacer ordinario de la vida citadina; particularmente, para la solitud de empleo. En esta parodia, y suerte de pastiche, del mencionado requisito, el poeta se auto expone, se identifica, se modela y forma parte del texto, para potenciar—mediante la sorna—, una suerte de juego viviente con el espectador-lector, quien termina por aceptar que aquello es una verdad irrefutable y un espejo en ciernes, por cuanto se pone de manifiesto un valor absurdo de la sociedad, convertido en antivalor del sujeto, del hombre y del ser.

¿A quién le puede interesar usted? A quien le pueda interesar.

Y así lo expone el poeta:

Antonio Miranda, estudiante universitario

viviendo en Los Chaguaramos

Edificio Edén, tercer piso, apartamento 15

lanza un grito de socorro.

Necesita de compañía

de protección

de cariño.

Ha dejado su casa, su madre, su tierra

su biblioteca

sus amigos

y no quiere volver.

La soledad le hace daño

lo obsesiona, lo fastidia.

Es egoísta, pobre

tiene todos los defectos.

Puede ser expansivo hoy

y cerrado mañana

liberado ahora

y deprimido después.

Su inestabilidad es contagiosa.

Es maniático,

alérgico, poco atractivo,

su inseguridad es contagiante.

Antonio Miranda, estudiante

viviendo en Los Chaguaramos

necesita de protección

de cariño (…)

En entrevista concedida a Ana Paula Arent, para la revista Itapuan, en Brasilia, en 2017, el poeta se confiesa entusiasmado por aquellos levantamientos de la juventud en todo el mundo en 1968 —y de la lectura que hizo de Herbert Marcuse sobre esa rebelión—, para escribir su obra Tu país está feliz, en 1969. Aunque la edición prima aparecida en Caracas fue mimeografiada, el éxito de la misma, dado su carácter abiertamente provocador, despertó aplausos, y se repitió su lectura en la Mérida de Venezuela, donde campeaban aires de juventud izquierdista en al Universidad de Los Andes. Aunque en Venezuela la obra alcanzó seis ediciones consecutivas, tardó más de una década en aparecer impresa en Brasil.

Tu país está feliz es descrita por Luciano Milhomem, en su artículo "Um famoso brasileiro desconhecido no Brasil" (Correio Brasiliense – Caderno 2, Brasília, 19 de octubre de 1991) como una obra "con un estilo lúdico, que retrata aspectos de la vida venezolana a fines de la década de 1960, cuando aún proliferaban los discursos revolucionarios de izquierda, las canciones posteriores a Woodstock, los Beatles de la fase Let it Be, Joan Baez y Fidel Castro". Refiere este autor que este llamado "poema musical" logró trascender las fronteras latinas en 1984 y se presentó en el Teatro La Mama, Latin Brodway, en Manhattan, Nueva York; y posteriormente, en 1991, en la Feria del Libro de Miami.

Luciano Milhomem refiere que los grupos maoístas (seguidores del pensamiento doctrinario de Mao Tse Tung) de la época, de la izquierda radical de los años sesenta-setenta, y hasta los grupos ortodoxos de la derecha venezolana, criticaron duramente a Tu país está feliz. También desde el punto de vista religioso se le acusó de "atentar contra la moral", dado que aparecían actores desnudos y acudía a toda suerte de documentos, fotos y recortes de prensa relativos al contenido innovador y revolucionario de la obra en esos difíciles momentos de la historia latinoamericana y mundial.

Época además de la llamada Guerra Fría y no pocos movimientos emancipadores. De ruptura y escándalos. De luchas estudiantiles y grandes demandas sociales. También en el plano cultural surgían nuevos aires. La toma de conciencia política se calificaba como anarquía, y las osadías se aplacaban mediante la represión.

No olvidemos que toda América Latina fue diezmada durante estas dos décadas por las dictaduras existentes desde los años cincuenta, como pasó en Venezuela con el general Marcos Pérez Jiménez durante el período 1948-1958; igual en Brasil durante dos décadas con Humberto de Alencar Castelo Blanco (1964), Emilio Garrastazu Médici (1969-1974), Ernesto Geisel (1974-1979), y João Baptista de Oliveira Figueiredo (1979-1985). Así mismo, hay que recordar las dictaduras apoyadas en el Cono Sur por el Plan Cóndor, impulsado desde EE.UU por Henry Kissinger para implantar la crueldad, la represión y las políticas anticomunistas y antiizquierdistas, así como asegurar los controles militares y de los recursos naturales y materias primas estratégicas en la región suramericana. Fueran estos regímenes militaristas, los de Chile desde, 1973 hasta 1990, con el general Augusto Pinochet, después del derrocamiento del líder socialista Salvador Allende; el de Argentina, entre 1976 y 1983, tras derrocar a la presidenta María Estela Martínez; en Paraguay, la ya larga dictadura de Alfredo Stroessner, quien abarcó el período que va desde 1954 hasta 1989; el de Uruguay, entre 1973 y 1985; y el de Bolivia, con la dictadura de Hugo Banzer Suárez entre 1971 y 1978.

Sin embargo, los tentáculos e injerencias del Plan Cóndor estuvieron más allá de estas naciones y sus secuelas de crímenes, desapariciones forzadas y violaciones a los derechos humanos fundamentales; tocando puertas, igualmente, entre los gobiernos y ejércitos de Venezuela, Colombia, Perú y Ecuador, entre otros países.

Este amplio encuadre histórico puede servir de contexto a la obra Tu país está feliz, si se plantea la misma como una radiografía del pensamiento del joven brasileño Antonio Miranda, quien para 1971 ronda la edad de los treinta años. Como todo joven consciente de esta realidad política —cruel y salvaje como la que más—, ve en el arte, no un medio de escape, pero si un modo de rebelarse, de mostrarse sin caretas; y de algún modo, de ganarse su propia libertad.

El siguiente poema se nos revela como una flecha larga y sostenida en el aire, señalando esa manera tan propia de Antonio Miranda de decir sus versos, durante aquellas décadas de difícil transitar vital:

EL MUNDO ESTÁ HECHO DE PALABRAS

El mundo está lleno de palabras. Yo acostumbro

decir que no soy un hombre de palabra, sino

que soy hombre de palabras.

Este es el mundo en que vivimos. A cada uno

de nosotros nos cabe una porción de

responsabilidad...

Elector

Impuestos

Reservista

Hijo

Res-pon-sa-bi-li-da-des.

Todas las responsabilidades

me dan

soy ciudadano, soy elector, soy reservista,

soy hijo, hermano, amigo

pago impuestos

directa

e indirectamente

y me elogian cuando hago cuanto mandan.

!Ante todo los deberes!

De tal suerte así es

que perdono en los otros

lo que a mí no me perdono.

No cesan aquí, sin embargo,

mis responsabilidades,

ellas crecen

por todos los lados

dentro y fuera de mí,

y yo me someto,

para sobrevivir.

La única responsabilidad que no tengo

es la de haber nacido

que todas las otras

me pertenecen.

Muerto seguiré debiendo.

Posteriores a Tu país está feliz, el poeta Antonio Miranda estrena dos obras más de similares, aunque no idénticos, argumentos rebeldes: Jesucristo Astronauta - Auto Sacramental sobre el Profano y lo Divino, en 1972; obra ésta que según Luciano Milhomem fue prohibida de montar en México, dado su contenido "antireligioso", al contraponer a la imagen y representación de Jesucristo, la figura de un líder revolucionario cuestionador; y Calzoncillos con nubes, o si prefieren S.O.S Colombia (Cuecas com Nuvens, o, si lo prefieres, S.O.S Colombia), puesta en las tablas en el Teatro Popular de Bogotá, en 1973, por el Grupo Renovación.

Más allá de sus obras concebidas para el teatro y la escena, para el público y la representación, para la polémica y el cuestionamiento, para la rebeldía y la provocación, la obra de Antonio Miranda es también una obra para ser leída, para ser discutida y disfrutada en silencio; en la reflexión en la hondura de su voz interior.

Comprueban la amplia obra creativa del poeta brasileño Antonio Miranda una breve lista de títulos publicados en diversos escenarios de América, a saber: Versos itinerantes (1969), Cuerpo que los días (1969), Creencias y vivencias (1969), Brasil, Brasis (1999), Canto Brasilia (2002), Perversos (2003), São Fernando Beira-Mar (2004), Cantigas de Escárnio (2004), Maldizer (2004), 25 poemas (Antología, 2004), Despertar de las aguas (2006), Eu, Konsstantino Kaváfis de Alejandría (2007), Poesía en el marco (Antología, 2007), entre otras.

Volviendo a Calzoncillos con nubes… el poeta dice criticar el "radicalismo ciego" de los movimientos guerrilleros colombianos y de las fuerzas políticas gubernamentales del país, que tanto daño causaron —y causan aún—, a esta nación, desde la muerte del líder Jorge Eliécer Gaitán. A la misma pertenece el siguiente poema, escrito originalmente en castellano, donde el humor, la ironía y el sarcasmo resultan evidentes:


 

CREDO

Canto, luego existo,

Creo en el Ángel de la Guarda.

Creo en Dios Padre,

creo en Dios Hijo

creo en la Virgen María que era de Virgo

creo en la Divina Paloma

creo en la estadísticas de la ONU

creo en los discursos de la OEA

creo en los noticieros de la televisión

creo en todo lo que esté escrito

y sellado y bendito y firmado

Pero carajo quién cree en mí.

Este modo de expresarse de un modo literal, manera directa, ordinaria, consuetudinaria, cruda y limpia; aparece igualmente en su obra bilingüe Del azul distante –Do azul mais distante, editado en Madrid, España, en 2008, con traducción y prólogo de Aurora Cuevas.

OS NERVOS DA MEMÓRIA

É quando a memória me impõe suas condições,

me contradiz, refaz situações

que relegam ao esquecimento.

Desencontros, desconsolos, descalabros.

Recupero detalhes que nem percebera antes!

Aparta de mim estas evidências!

Revejo o que nem havia visto! Basta!

Quero escapulir pela tangente,

pelas mãos do amor que já esqueci

e que era único, definitivo, insubstituível.

Às calendas!

Que não venham as amargas lembranças

que eu releguei ao esquecimento,

mas que afloram como cogumelos.

Que ressuscitem as paixões que me incendiaram

até se desvanecerem em situações

tão adversas. Não aguento mais!

Quero recuperar o que mais queria

e me vem o que mais desprezei.

A memória é infensa aos meus apelos

(tem nervuras sensíveis:

contradizem minha vontade)

e me devolve o que já ruminei

e vomitei tantas vezes.

LOS NERVIOS DE LA MEMORIA

Es cuando la memoria me impone sus condiciones,

me contradice, rehace situaciones

que relegará al olvido.

Desencuentros, desconsuelos, descalabros.

¡Recupero detalles que ni percibía antes!

¡Aparta de mí estas evidencias!

¡Reveo lo que ni había visto! ¡Basta!

Quiero salirme por la tangente,

por las manos del amor que ya olvidé

y que era único, definitivo, insustituible.

¡Las calendas!

Que no vengan los amargos recuerdos

que relegué al olvido,

pero que afloran como hongos.

Que resuciten las pasiones que me incendiaron

hasta desvanecerse en situaciones

tan adversas. ¡No aguanto más!

Quiero recuperar lo que más quería

y me venga lo que más desprecié.

La memoria está indefensa ante mi apelación
(nervaduras sensibles:

contradicen mi voluntad)

y me devuelve lo que ya rumié

y vomité tantas veces.

Otro poema, traducido por el poeta, peruano-español, Alfredo Pérez Alencart, con el título de LOS DUEÑOS DEL PODER, increpa las formas en que se alienan las sociedades dominadas por el capital y la burocracia, en detrimento "de lo social"; propiciando así servilismo y servidumbre de los pueblos y su gente.

Manifiesto éste, contra el extrañamiento, la enajenación, la supresión de identidades, la conversión de mundos libres por sociedades dominadas, mediante el consumismo y los cercos mediáticos, las ardides del poder, de las economías dominantes, del daño medioambiental insensible y provocado por la industrialización y toda suerte de dominio colonizador, mediante "mecanismos judiciales y militares", entre otros; aunque los versos no lo expresen de un modo literal. Sin embargo, hay una lucha antepuesta al motivo, y esto se corresponde desde el título mismo del poema: os dueños del poder.

Éstos son dueños de todo, y de nada. Los pueblos deben ser sueños de sí mismos, no los poderosos controladores de los pueblos. Lucha ancestral y lucha histórica, lucha utópica y lucha moral, he ahí el dilema.

LOS DUEÑOS DEL PODER

¿Qué país es este? – se pregunta

¿a qué estamos sometidos, condenados?

Qué atavismos, qué arcaísmos

Que caminos sesgados

- de un capitalismo de Estado

privatizado por los dueños del poder.

"Estado patrimonial y estamento burocrático"

en un suceder efectivamente errático

persistentemente aristocrático.

Maniatando la sociedad

a la ausencia de una economía

racional

desvirtuando el capitalismo (???)

creando la servidumbres y el favoritismo

en detrimento de lo social

Modernidad ornamental.

¡¿De quién es en realidad este país

si de la gente no lo es?!

La dominación

tradicional se volvió patriarcal

(weberianamente) entendida

y apropiada por el sector administrativo

con los mecanismos judiciales y militares

de sustento.

Estructura eterna de tutela y sujeción

que separa el estado y la Nación

y prescinde de la iniciativa

y tulle la libertad de acción.

Esta misma queja ante lo social, ante lo humano, ante lo sustancial del ser: la vida, aparece en otro poema titulado GENTE DE LA CALLE, en el que el hombre gregario, caído y vencido, aparece como sombra; traducido por Aurora Cuevas, fechado en Chácara Irecê, el 7 de mayo de 2005, en las cercanías de Brasilia.

El poema concibe a su gran país Brasil como una sola calle, en la que su gente sufre y padece desalojos e injusticias, excluidos y diezmados por la pobreza y el abandono; humillados y desempleados, lanzados a las sentinas y abandonados, sin techos y desheredados, ante una religión que más que subsanar los males físicos y espirituales, condena; más que salvar al hombre, domeña el alma humana. Hay, por tanto, una visión dolorosa de la propia identidad del mestizaje, del sentido de la pertenencia con un país que duele y que sufre; que se lleva en la piel y la mirada; en el verso y el canto; en la samba y la música; en sus escenas cotidianas.

GENTE DE LA CALLE

"... mi percepción de la calle: hilo de unión

entre materia y espíritu".

CRISTINA DOS SANTOS PEREIRA

La calle es la patria de los excluidos

de la gente de la calle, desalojados

durmiendo semidesnudos en las aceras

procreando y formando

familias errantes y pobres.

Brasil es una sola calle

que comienza en Salvador

continua en Maceió y Fortaleza

llega hasta Río de Janeiro

pasa por Curitiba y Belo Horizonte

estrechándose en Belém do Pará

y terminando en Porto Velho

y Cuiabá, mas allá de Brasilia.

Una sola calle sin techo

en la que transitan hordas

humanas, desechos, pueblos desheredados

de la suerte, desafortunados

expulsados, una cohorte

de humillados, desempleados

buscadores de cartón, travestis

prostitutas y proxenetas

en las alcantarillas, bajo las marquesinas.

Una calle que nació en Lisboa

con sus despreciados, limosneros

niños sin padres, abandonados

a las puertas de las iglesias, expulsados.

Una calle que empezó en las bodegas

de las galeras con los esclavos de África

en las raleas de inmigrantes y exiliados

en la ruta de los que huyen de la sequía

del latifundio y de la ignorancia.

Hambrientos pero llenos de fe

locos pero con esperanza

en andrajos pero con orgullo

exigiendo respeto y dignidad

en el lumpen pero en libertad.

Trapicheantes, vendedores ambulantes

malandros, lisiados, bohemios irremediables

niñas violadas, transeúntes

feriantes trasnochadores, vagabundos nocturnos

víctimas de asaltos y masacres

- y los fanáticos, pregoneros biblia en mano

anunciando el fin de los tiempos.

El poeta e investigador José Fernandes, en el libro Poesía e Ciberpoesía: leitura de poemas de Antonio Miranda, editado en 2011 en la ciudad de Goiânia, ubicada a dos horas y media de Brasilia, en el estado de Goiás, donde el poeta Antonio Miranda suele acampar en una pequeña casa con jardín y mucha tranquilidad, escapado de su arduo trabajo citadino, refiere detalles muy valiosos sobre la poética de Miranda.

Una obra de creación que aborda la experimentalidad, lo lúdico, lo dinámico, lo nuevo y lo innovador, entendido todo esto como una búsqueda de vanguardia y novedad, de arte en acción y sincretismo.

Así lo deja entrever María Adélia Menegazzo al comentar esta obra de José Fernades: "enfatiza el poema en su conjunto en su pluralidad semántica, pertenencia e identidad formal. Producto de una intención artística, un mundo aparte, independiente de las leyes progresivas de nuestra vida diaria".

La llamada "poesía visual" o sencillamente "ciberpoesía", según Fernandes extrapola el sentido del poema hacia el metatexto y demanda del lector-observador otros planos perceptivos vivos, agudos, activos, que sin duda cambian el sentido del texto, entendiendo por texto el mismo poema conceptual. Se aplica aquí un término que puede resultar novedoso o desconocido para mucha gente: verbivocovisuales, para determinar otras cualidades del poema en su dinámica semántica-perceptiva.

Por esta vía se exploran aspectos plásticos del poema, y como en aquella corriente que impulsara Stéphane Mallarmé (sin olvidarse de Gautier, Banville, Baudelaire, Paul Valéry o Rimbaud), los juegos con la espacialidad, la forma del poema, su grafismo, su imagen exterior ante el ojo, y su dinamismo interior, adquieren nuevos aspectos de revelación y sentido. Se logra así el fin de hacer del libro "un objeto de placer estético".

Correspondió a muchos poetas del Sur americano, principalmente poetas brasileños, uruguayos, argentinos, paraguayos y chilenos, la experimentación en la poesía durante los años setenta. No poca poesía de vanguardia, con una fuerte carga política, antiimperialista y cuestionadora del establishment, se produjo entonces.

Cabe mencionar, entre estos poetas experimentalistas, contemporáneos de Antonio Miranda (1940), al uruguayo Clemente Padín (Lascano, Rocha, Uruguay, 8 de octubre de 1939), reconocido no sólo por enfrentarse valientemente a la dictadura de su país en el período 1973-1984, sino por sus numerosas exposiciones de arte conceptual, performances, poesía concreta y el llamado arte correo, con más de veinte libros publicados entre Francia, Alemania, España, Venezuela, Holanda, su país Uruguay, Estados Unidos e Italia. Son algunos de sus títulos, los siguientes: Los horizontes abiertos (Uruguay, 1969), Visual Poems (EE.UU, 1969), Angulos (Italia, 1972), De la representación a l´action (Francia, 1975), Peace=Bread (USA, 1986), Action-Works (1992), La poesía experimental latinoamericana 1950-2000 (España, 1999), La poesía es la poesía (Uruguay, 2003), Poesías completas (México, 2015), Rotación poética de una a (Brasil, 2018) y Vanguardia poética latinoamericana y otros ensayos (Argentina, 2018); así como las revistas Los huevos del Plata (1969) y OVUM 10 (1969-1972), entre otras.

En Venezuela, el profesor e investigador de la Universidad de Los Andes, Juan Pintó dedicó un estudio a estas corrientes a finales de los años ochenta, en su libro Poesía experimental (1989). Muchos autores, que por ahora no abarcamos, se inscriben en una corriente que lleva al poema y a la poesía hacia planos más abiertos y desafiantes, hacia búsquedas de formas y sentidos más dinámicos, por medio de obras poéticas cuyo valor no hay que olvidar sino retomar, descubrir y analizar; como posibilidad abierta para su definitiva inserción dentro de la historia de la moderna literatura hispanoamericana.

Finalmente, nos queda un Brasil grande para leer y para buscar los nombres de su creadores, en tan distintas huellas, y en tan distintas dimensiones y gustos. Son nombres sin dudas todos valiosos, sin ánimos de comparar ni entretener, sino de mostrar. De sólo leer, disfrutar y valorar más allá de las circunstancias vitales que tuvieron a bien convertir en obra poética, en obra de creación, en estética para la vida más allá de su tiempo. Un Brasil que nos legó a notables maestros, quienes formaron a grupos enteros y a poetas enteros, como Carlos Drummond de Andrade (1902-1987), Manuel Bandeira (1886-1968), José Ribamar Ferreira Gullar (1930-2016),

El Brasil que más allá de las cicatrices de los dictadores criminales que intentaron acallar a sus creadores, persiguiendo, censurando, propiciando el éxodo, las injusticias y la diáspora de entonces, logró sobreponerse al horror, al crimen, a las carnicerías del generalato; y propiciando un literatura rica en referencias de todo orden. Me refiero a valiosas voces de la poesía brasileña como como Hélio Oiticica (1937-1980) con sus poemas-objetos, con sus vanguardias creativas o osadas creaciones; como Murilo Monteiro Mendes (1901-1975); como Cecília Meireles (1901-1964), como João Cabral de Melo Neto​ (1920-1999) e Hilda Hilst (Hilda Hilst, 1930-2004). Y de manera más centrada en la Brasilia donde se ubica Antonio Miranda, cabe mencionar otros autores de valiosos trabajos poéticos como Anderson Braga Horta (1934), como Fernando Mendes Vianna (1933-2006), como Joanyr Ferreira de Oliveira (1933-2009) y José Santiago Naud (1930-2020). Todos de gran valía para la literatura brasileña, todos de gran valía para la literatura iberoamericana. Sin dudas.

Pariaguán, 6 de marzo de 2021

 

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